La
cirugía de reemplazo de cadera es un procedimiento que se realiza en personas
que sufren de daño grave en la cadera. Durante la cirugía, se eliminan el
cartílago y el hueso dañados de la articulación de la cadera y se reemplazan
con componentes artificiales. La causa más común de daño en la cadera es la
osteoartritis, una enfermedad degenerativa de las articulaciones que produce
dolor, hinchazón y movilidad reducida, lo que interfiere con las actividades
diarias. Cuando los tratamientos como la fisioterapia, los analgésicos o el
ejercicio no brindan alivio, la cirugía de reemplazo de cadera puede ser una
opción. El procedimiento puede aliviar el dolor, restaurar la función de la
cadera y mejorar la movilidad y la calidad de vida.
Prevalencia
de la cirugía de reemplazo de cadera
En
2015, aproximadamente 7 millones de estadounidenses viven con un reemplazo de
cadera o rodilla. La mayoría de los pacientes siguen siendo móviles, incluso si
continúan experimentando algunos efectos de la artritis avanzada. Estas cifras
resaltan el importante impacto en la salud pública de las cirugías de reemplazo
de cadera, con más de 450.000 procedimientos realizados anualmente en los
Estados Unidos. Desde su inicio en la década de 1960, los avances en las
técnicas y tecnologías quirúrgicas han mejorado significativamente los
resultados.
¿Cuándo
es necesario el reemplazo de cadera?
Varias
afecciones pueden causar daño en la cadera que puede requerir un reemplazo:
·
Artrosis: esta enfermedad degenerativa de las articulaciones erosiona el
cartílago que cubre los extremos de los huesos, lo que produce dolor y rigidez
en las articulaciones.
·
Artritis
reumatoide: un trastorno autoinmune que puede destruir el
cartílago y el hueso, lo que provoca deformidades en las articulaciones.
·
Osteonecrosis
(necrosis avascular): un suministro
insuficiente de sangre a la cabeza femoral puede provocar el colapso del hueso.
·
Traumatismos o
fracturas: las lesiones u otras afecciones que afectan la
articulación de la cadera pueden hacer que las actividades rutinarias como
caminar, sentarse o estar de pie sean dolorosas y difíciles.
Si los
tratamientos no quirúrgicos, como la fisioterapia, la medicación, los cambios
en el estilo de vida o los dispositivos de movilidad no logran aliviar los
síntomas, se puede recomendar una cirugía de reemplazo de cadera. La cirugía es
una forma relativamente segura y eficaz de reducir el dolor y mejorar la
movilidad, lo que permite a los pacientes reanudar sus actividades diarias
normales.
Preparación
para la cirugía de reemplazo de cadera
Evaluación
prequirúrgica
Una
evaluación preoperatoria exhaustiva con un especialista en ortopedia incluye
una revisión de la historia clínica, un examen físico de la cadera y estudios
de diagnóstico por imágenes, como radiografías. Esto ayuda a determinar la
extensión del daño y el mejor plan de tratamiento. Se informa a los pacientes
sobre los posibles riesgos y complicaciones de la cirugía, y se deben abordar
todas las preguntas o inquietudes para garantizar una toma de decisiones informada.
Instrucciones
prequirúrgicas
·
Medicamentos: aclarar qué medicamentos se deben suspender o continuar antes
de la cirugía.
·
Fumar: suspender el consumo de tabaco al menos un mes antes y dos
meses después de la cirugía para promover la curación.
·
Procedimientos
dentales: evitar los tratamientos dentales,
incluidas las limpiezas, para minimizar el riesgo de infección.
·
Preparación del
hogar: modificar el entorno del hogar para
facilitar la recuperación, como eliminar los peligros de tropiezo, asegurar los
cables eléctricos y preparar asientos que brinden apoyo.
Pruebas
médicas
Es
posible que se requieran pruebas preoperatorias, incluidos análisis de sangre,
análisis de orina, radiografías de tórax y electrocardiogramas (ECG), para
garantizar la aptitud para la cirugía.
Durante
la cirugía
La
cirugía de reemplazo de cadera suele durar entre 1 y 2 horas e implica varios
pasos críticos para restaurar la función de la cadera y aliviar el dolor. El
procedimiento comienza con anestesia, donde se administra anestesia general o
anestesia regional (como un bloqueo epidural o raquídeo) para garantizar que el
paciente permanezca cómodo durante la cirugía. La elección de la anestesia
depende de la condición médica del paciente y la recomendación del
anestesiólogo.
A continuación,
la técnica quirúrgica implica realizar una incisión en el área de la cadera,
cuya ubicación varía según el abordaje quirúrgico elegido: anterior, posterior
o lateral. El cirujano quita el cartílago y el hueso dañados, preparando
cuidadosamente el área para los componentes artificiales. Estos implantes, que
generalmente consisten en una bola (cabeza femoral) y una cavidad, están
diseñados para imitar la estructura y función naturales de la articulación de
la cadera. Los materiales utilizados (metal, cerámica o plástico) se
seleccionan en función de factores como la durabilidad, la compatibilidad con
el cuerpo del paciente y consideraciones de estilo de vida.
Por
último, el proceso de fijación garantiza que los implantes permanezcan
firmemente en su lugar. Esto puede implicar el uso de cemento quirúrgico para
unir los componentes al hueso o emplear implantes con una superficie porosa que
permita que el hueso natural del paciente crezca dentro del material con el
tiempo, lo que proporciona estabilidad a largo plazo. Cada paso se realiza
meticulosamente para optimizar la función de la cadera artificial y favorecer
un proceso de recuperación sin problemas.
Recuperación
posquirúrgica
Recuperación
inmediata
El
manejo del dolor es esencial en los primeros días posteriores a la cirugía de
reemplazo de cadera, y los analgésicos ayudan a aliviar las molestias durante
la recuperación. El cuidado adecuado de la herida es igualmente importante, y
es necesario que los pacientes eviten mojar la incisión hasta que esté
completamente sellada y seca para prevenir una infección. Además, a menudo se
recomiendan medidas para reducir el riesgo de coágulos sanguíneos, como el uso
de vendas elásticas o medicamentos anticoagulantes, para favorecer un proceso de
recuperación seguro y eficaz.
Se
espera que haya una leve molestia durante el movimiento durante algunas semanas
después de la cirugía de reemplazo de cadera, pero las actividades ligeras como
caminar, sentarse y subir escaleras generalmente se pueden reanudar en un plazo
de 3 a 6 semanas. La fisioterapia desempeña un papel fundamental en la
restauración de la movilidad y el fortalecimiento de la articulación de la
cadera durante este período. Para garantizar la longevidad de la articulación
artificial, se recomienda a los pacientes que eviten actividades de alto
impacto como correr o saltar, que pueden acelerar el desgaste. En su lugar, se
recomiendan actividades de bajo impacto como caminar, nadar, hacer senderismo y
andar en bicicleta para mantener la salud de las articulaciones y el estado
físico general.
El
cuidado a largo plazo incluye visitas de seguimiento de rutina y radiografías
para controlar la curación y la funcionalidad del implante. Si bien la mayoría
de los pacientes experimentan un alivio significativo del dolor y una mejor
movilidad, la recuperación completa puede demorar hasta 12 meses, los
ajustes adecuados en el estilo de vida y el cumplimiento de las pautas médicas
contribuyen al éxito a largo plazo.
Posibles
riesgos y complicaciones
Al
igual que cualquier cirugía, el reemplazo de cadera conlleva riesgos, entre
ellos:
·
Sangrado
·
Infección
·
Coágulos de sangre
·
Daños a los nervios
·
Rigidez de las articulaciones
·
Aflojamiento o desgaste del implante
En
raras ocasiones, pueden producirse complicaciones como una embolia grasa, que
puede derivar en un ataque cardíaco o un derrame cerebral. Busca atención
médica de inmediato si presentas síntomas como fiebre, enrojecimiento o
hinchazón en el lugar de la incisión, empeoramiento del dolor o hinchazón de
las piernas.
Resultados
y resumen
La
cirugía de reemplazo de cadera se considera ampliamente como uno de los
procedimientos más eficaces para aliviar el dolor y mejorar la movilidad en
pacientes con daño grave en la cadera. La cirugía suele dar como resultado una
reducción drástica del malestar crónico y una mejora significativa en la
capacidad para realizar actividades diarias, como caminar, subir escaleras e
incluso actividades recreativas. Sin embargo, aunque muchos pacientes logran
mejoras funcionales sustanciales, es esencial establecer expectativas
realistas: recuperar la gama completa de capacidades físicas que tenía antes de
la aparición del daño en la cadera puede no ser siempre factible.
Para
maximizar los beneficios de la cirugía de reemplazo de cadera y garantizar que
la articulación artificial siga funcionando durante el mayor tiempo posible, es
fundamental adoptar un estilo de vida saludable. Mantener un peso adecuado
ayuda a minimizar la tensión indebida en la articulación, lo que reduce el
riesgo de desgaste. Además, la incorporación de ejercicios de bajo impacto,
como nadar, andar en bicicleta y caminar, puede fortalecer los músculos
circundantes, mejorar la estabilidad de la articulación y favorecer la salud
física general. Estas actividades también mejoran la aptitud cardiovascular y
el bienestar mental, lo que contribuye a una mejor calidad de vida.
El
seguimiento de rutina es otro componente fundamental del éxito a largo plazo.
Las visitas regulares al cirujano ortopédico y los estudios de diagnóstico por
imágenes periódicos, como las radiografías, ayudan a controlar el estado de la
articulación artificial y a detectar posibles problemas de forma temprana. Al
abordar de inmediato problemas como el aflojamiento del implante, el desgaste o
los cambios en la salud ósea, los pacientes pueden prevenir complicaciones que
podrían requerir intervenciones adicionales.
Igualmente
importante es que el paciente se adhiera a las precauciones
posoperatorias, como evitar actividades de alto impacto como correr o saltar,
que podrían acelerar el desgaste de la articulación artificial. También se
recomienda a los pacientes que minimicen los riesgos de caídas o lesiones, ya
que las fracturas o dislocaciones alrededor de la articulación artificial
pueden requerir procedimientos quirúrgicos adicionales.
Con el
equilibrio adecuado entre una vida saludable, el cumplimiento de los consejos
médicos y un seguimiento constante, la mayoría de los pacientes experimentan no
solo un alivio significativo del dolor y una mejor movilidad, sino también una
mejor calidad de vida en general. La durabilidad de los implantes modernos,
combinada con ajustes cuidadosos en el estilo de vida, permite que muchas
personas disfruten de los beneficios de la cirugía de reemplazo de cadera durante
décadas, lo que les permite permanecer activos e independientes. JQR
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