Compartir, ayudar y motivar son las prioridades de este blog, tratando de iluminar el camino de nuestros semejantes con nuestra pequeña luz interior, basados en tres pilares fundamentales: "Respeto, Humildad y Honestidad"
martes, 30 de septiembre de 2025
Día litúrgico: Miércoles XXVI (C) del tiempo ordinario
Universo literario - Sueño...
Boleros Románticos - Sabes muy bien - Abrázame más fuerte...
Tú sí que eres poesía - Canción romántica acústica...
Cuando el Síndrome de Ménière te lleva a la Depresión…
Cristo en la ciudad - Banqueta de Flores…
Un niño los vio y gritó: —¡Mamá, el Papa camina con Jesús!
Pero la mamá no miró. Solo apretó el paso, sin saber que el Reino se le
había cruzado en la vereda. Cuando llegaron a la parroquia, el hombre de
sandalias le puso una mano en el hombro.
—Ahora es tu turno de descansar... déjame a mí
seguir con ellos.
Y el anciano, con los ojos mojados, susurró: —Que la ternura no se nos muera nunca.
Luego desapareció con la luz del cirio. Y en la
calle quedó solo el eco de dos pares de pasos... y uno más por venir. RM
30 de Septiembre - Día Internacional de la Traducción... 01
30 de Septiembre - Día del Guardabosque Nacional... 01
30 de Septiembre...
Buenos días... 2025-253
lunes, 29 de septiembre de 2025
Día litúrgico: Martes XXVI (C) del tiempo ordinario
Andrea Bocelli - Solamente Una Vez…
Boleros de Amor - Música Instrumental Romántica para el Alma...
Patricia Sosa, Mijares - Si La Ves (Audio)...
¿Hablas contigo mismo? Lo que dice la ciencia sobre tu personalidad...
Todos necesitamos dar frutos de conversión…
Jesús
no puede ser parcial en sus juicios, porque sabe que todos necesitamos
convertirnos. De allí la doble invitación para hacerlo: “y si ustedes no se
convierten, perecerán de manera semejante”, en la primera parte del texto de la
parábola de la higuera. Si el dueño de la higuera plantada en su huerto es un
judío, debía permitir que ésta estuviera plantada, al menos, durante unos cinco
años: tres años mientras crece, uno para que el dueño buscara sus frutos y, uno
más para que los demás se alimentaran con ellos (Levítico 19,23). Pero el
dueño, Dios Creador, no encuentra ni para él y para su gloria, en un encuentro
vertical ni para los demás, en un encuentro horizontal, el fruto que se le
debe.
Todo
seguidor, serio, de Jesús, ha de vivir en actitud constante de producir buenos
frutos; esa es la enseñanza de la parábola de la higuera y el viñador. Dios
está en todo su derecho de pedirle cuentas a su criatura, porque lo ha
capacitado para hacer el bien, luchando por la justicia, y cultivando
relaciones sanas con los demás.
¡Sí,
Dios puede pedirnos cuentas! Empezamos, a partir de este domingo, a vivir una
tercera oportunidad, para prepararnos a celebrar los misterios centrales de
nuestra fe, la pascua del Señor, y no debiéramos echar en saco roto lo que
Jesús nos enseña. Claro que lo tenemos a él, a Jesús, que intercede por
nosotros y pide paciencia al dueño del huerto, dándonos un año más de espera;
como dice san Pablo: “todos han pecado y están privados de la presencia de
Dios, pero son perdonados sin merecerlo, generosamente, porque Cristo Jesús los
ha rescatado” (Rm 3,23-26), pero a sabiendas de que no podemos abusar de su
paciencia, pues este año puede ser el último, para muchos de nosotros.
Preparémonos para que cuando el dueño de la viña nos visite pueda recibir una
buena cosecha. JDM
29 de Septiembre - Día Mundial del Corazón... 02
29 de Septiembre - Arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel... 02
29 de Septiembre...
Buenos días... 2025-252
domingo, 28 de septiembre de 2025
Día litúrgico: 29 de septiembre: Los santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael
La Oración Dominical - 28 de Septiembre…
Melodías del alma - Clásicos de bolero para revivir recuerdos...
Daniel Jordán - Un canto a Galicia...
Diez claves para entender la migraña…
Acercarnos…
Junto a nosotros hay cada vez
más inmigrantes. No son «personajes» de una parábola. Son hombres y mujeres de
carne y hueso. Están aquí con sus angustias, necesidades y esperanzas. Sirven
en nuestras casas, caminan por nuestras calles. ¿Estamos aprendiendo a
acogerlos o seguimos viviendo nuestro pequeño bienestar indiferentes al
sufrimiento de quienes nos resultan extraños? Esta indiferencia solo se
disuelve dando pasos que nos acerquen a ellos.
Podemos comenzar por aprovechar
cualquier ocasión para tratar con alguno de ellos de manera amistosa y
distendida, y conocer de cerca su mundo de problemas y aspiraciones. Qué fácil
es descubrir que todos somos hijos e hijas de la misma Tierra y del mismo Dios.
Es elemental no reírnos de sus
costumbres ni burlarnos de sus creencias. Pertenecen a lo más hondo de su ser.
Muchos de ellos tienen un sentido de la vida, de la solidaridad, la fiesta o la
acogida que nos sorprendería.
Hemos de evitar todo lenguaje
discriminatorio para no despreciar ningún color, raza, creencia o cultura. Nos
hace más humanos experimentar vitalmente la riqueza de la diversidad. Ha llegado
el momento de aprender a vivir en el mundo como la «aldea global» o la «casa
común» de todos.
Tienen defectos, pues son como
nosotros. Hemos de exigir que respeten nuestra cultura, pero hemos de reconocer
sus derechos a la legalidad, al trabajo, a la vivienda o la reagrupación
familiar. Y antes aún luchar por romper ese «abismo» que separa hoy a los
pueblos ricos de los pobres. Cada vez van a vivir más extranjeros con nosotros.
Es una ocasión para aprender a ser más tolerantes, más justos y, en definitiva,
más humanos. JAP
Recuerda... 22
28 de Septiembre - Día Mundial de la Rabia... 01
28 de Septiembre...
Buenos días... 2025-251
sábado, 27 de septiembre de 2025
Día litúrgico: Domingo XXVI (C) del tiempo ordinario
Vendedor de helado en Turquía...
Boleros Románticos Inolvidables - Instrumentales para bailar, sentir y recordar...
Eco de las Montañas - Majestuosa música instrumental de las montañas: sublime y grandiosa...
Tratamientos vanguardistas contra el Cáncer, previstos para el 2025...
Los mansos de corazón son los herederos de la tierra…
La
bienaventuranza transmite el anhelo de ser como él, para comprender mejor lo
que significa una vida feliz, en paz, con los pies bien puestos en la tierra y
el corazón siempre levantado al cielo. Dios nos ha hecho ‘administradores’ universales
de la tierra, que debemos cuidar y amar (cf III CELAM, Documento de Puebla,
México 1989, 322). La mansedumbre es una garantía de que la tierra no será
destruida por el mismo ser humano, porque ¡es obra de Dios confiada en manos de
cada uno de nosotros! (cf Papa FRANCISCO, Encíclica Laudato si’, 13).
De
acuerdo a esta segunda bienaventuranza, hay una promesa que Dios hace de algo
material, ya confiado desde la creación del mundo: “Sometan la tierra…” (Gn
1,28), que Cristo –el nuevo Adán– con su mansedumbre, vino a rescatar para
nosotros. Como también la promesa hecha a Abraham y su descendencia: Vete a la
tierra que te mostraré. De ti haré una nación grande y te bendeciré (Gn
12,1-6). La mansedumbre recupera en cada ser humano la capacidad de producir
los frutos de la tierra y compartirlos. ¡Dichosos! La tierra entera es obra de
Dios, es su Creación, y desde el principio, Dios bendijo la tierra para ser
trabajada; esta bendición no se perdió después del pecado de Adán ni el de
Caín, sino tuvo lugar la fatiga y algunos momentos de aridez. Sin embargo, la
tierra es de Dios y la ha confiado al ser humano. Así es la dicha que Dios
concede con la mansedumbre.
Obedecer
humildemente, es la clave de la fidelidad en el amor, es la disponibilidad del
que acepta cumplir en todo, hasta en los más pequeños detalles, la voluntad de
Dios. La obediencia, como toda virtud auténtica, no es ciega, sino una visión
más clara y amplia de nuestros deberes, cumplidos con espíritu de
responsabilidad, de colaboración, de esfuerzo y de esperanza. La “obediencia
hasta la muerte en cruz” (Flp 2,8), de la que Cristo nos dio ejemplo hace
alusión a la actitud humilde y confiada, y anuncia las múltiples dificultades y
el precio de la obediencia. Cristo nos enseñó a decir, como en la oración del
Huerto de los Olivos: “Padre, no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Mt
26,36-46), lo cual es una expresión muy significativa de la apertura a los
mandatos del Señor. En efecto, obedecer cuesta, pero da paz y fortaleza.
La
mansedumbre va acompañada siempre de una actitud paciente y comprensiva para
con todos. Algunos acostumbran decir que ya no soportan a tal o cual persona,
porque les hace falta vivir más de cerca la mansedumbre de corazón. El Papa
Francisco nos ha recordado vivamente que entre las siete obras espirituales de
la misericordia está enunciada, en sexto lugar, la virtud de la mansedumbre:
“Soportar con paciencia a las personas que nos resultan molestas” (Carta
apostólica Misericordiae vultus, 12 abril 2015). JRPC















