martes, 30 de septiembre de 2025

Cristo en la ciudad - Banqueta de Flores…

Nadie lo notó al principio. Era solo un anciano de sotana blanca caminando junto a un hombre de sandalias y mirada profunda. Iban charlando bajito, como quien repasa recuerdos entre adoquines. Pasaron frente a una verdulería, una cancha, una esquina con grafiti que decía ‘la fe también tiene hambre’. El de la sotana sonrió. El otro asintió.

Un niño los vio y gritó: —¡Mamá, el Papa camina con Jesús!

Pero la mamá no miró. Solo apretó el paso, sin saber que el Reino se le había cruzado en la vereda. Cuando llegaron a la parroquia, el hombre de sandalias le puso una mano en el hombro.

—Ahora es tu turno de descansar... déjame a mí seguir con ellos.

Y el anciano, con los ojos mojados, susurró: —Que la ternura no se nos muera nunca.

Luego desapareció con la luz del cirio. Y en la calle quedó solo el eco de dos pares de pasos... y uno más por venir. RM

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