lunes, 29 de septiembre de 2025

¿Hablas contigo mismo? Lo que dice la ciencia sobre tu personalidad...

¿Alguna vez te has sorprendido murmurando solo en la cocina, rehaciendo una conversación imaginaria en la ducha o animándote en voz alta cuando te enfrentas a un desafío? Tenga la seguridad de que está lejos de estar solo, ¡y eso es una gran noticia! La ciencia ha metido las narices en este monólogo interior (o exterior) y los resultados son bastante halagüeños. He aquí por qué hablar contigo mismo podría ser uno de tus mejores hábitos.
Una herramienta para la concentración y la resolución de problemas
Las investigaciones han demostrado que verbalizar nuestros pensamientos puede mejorar nuestra capacidad para resolver problemas. Un estudio realizado por el Dr. Gary Lupyan, profesor de psicología en la Universidad de Wisconsin-Madison (EEUU), encontró que los participantes que articularon en voz alta lo que estaban buscando en una serie de fotos pudieron localizar los objetos deseados más rápidamente.
¿Para qué? Porque pronunciar palabras activa varias áreas del cerebro simultáneamente, lo que fortalece las conexiones neuronales. En otras palabras, hablar entre nosotros ayuda a estructurar mejor el pensamiento y pronunciar el nombre del objeto activa una representación visual en nuestra mente, lo que facilita la orientación y la concentración. Hablar con uno mismo puede actuar como un verdadero hilo de Ariadna para orientarnos.
Un aliado para la memoria y la organización
Leer notas o listas de tareas en voz alta también es una excelente manera de fortalecer la memoria. Al transformar la información visual en estimulación auditiva, el cerebro consolida la información de manera más eficiente y hace que sea más fácil de recordar. Además, verbalizar tus pensamientos te permite organizar tus ideas de una manera más estructurada. Al clarificar nuestros objetivos y establecer los pasos necesarios para alcanzarlos, podemos priorizar mejor nuestras acciones y tomar decisiones más informadas.
Un impulso para la motivación y la gestión del estrés
Más allá del aspecto cognitivo, hablar con uno mismo juega un papel importante en la regulación emocional. El Dr. Ethan Kross, profesor de psicología en la Universidad de Michigan (EEUU), ha demostrado que el uso de la segunda y tercera persona en nuestro estímulo personal (¡Puedes hacerlo!, ¡Puedes hacerlo!) podría reducir la ansiedad y mejorar nuestro rendimiento frente a los desafíos.
Esta forma de diálogo interno nos permite dar un paso atrás de nuestras emociones y posicionarnos como observadores de nuestros propios pensamientos, ofreciendo así una distancia bienvenida de las situaciones estresantes. Este mecanismo permite adoptar una actitud más racional y menos agobiada por el estrés, favoreciendo así el bienestar emocional.
Una estrategia para canalizar los pensamientos negativos
Nuestras mentes a veces pueden sentirse como un caos alegre. Para las personas que se sienten abrumadas por un flujo interminable de pensamientos negativos, hablar consigo mismas en voz alta también puede servir como una estrategia regulatoria. La Dra. Gabrielle Morse, terapeuta en la ciudad de Nueva York (EEUU), señala que esta práctica ayuda a calmar y monitorear el flujo continuo de pensamientos. Al articular las propias ideas, se hace más fácil examinarlas desde un ángulo más objetivo, lo que puede ayudar a frenar los ciclos de rumiación que a menudo se asocian con los trastornos de ansiedad.
Así, lejos de ser una conducta marginal o indicativa de trastornos psicológicos, hablar con uno mismo parece ser una práctica natural y beneficiosa. La próxima vez que alguien te sorprenda hablando solo, no te sonrojes. Solo estás maximizando tus habilidades cognitivas, genial, ¿verdad? Y si alguna vez observas miradas de perplejidad, sonríe y di: “La ciencia lo aprueba”. BP

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