No se trata solo de ayudar. Se trata de ver como Cristo ve.
Cristo no evade la miseria. La
transforma con su mirada. Porque su forma de mirar no etiqueta ni
clasifica. Reconoce. Acaricia.
Levanta.
Mira más allá del cartón, la ropa rota o la expresión dura. Ve la historia,
el dolor, el rostro de un hijo.
Y si tú sigues a Cristo, no puedes
ver sin ver. Y no puedes mirar sin detenerte. RM
No hay comentarios.:
Publicar un comentario