Ofrecemos estos
breves puntos con la intención de que puedan servir para la meditación
individual o comunitaria. Son tomados de las lecturas y de las oraciones de la
misa del domingo 26 de octubre de 2025.
Se dividen en tres
partes: lo que Dios nos dice (con un comentario que nos puede ayudar a
comprender el Evangelio); lo que nosotros podemos decirle a Él como respuesta;
y de qué modo podemos llevarlo a la vida cotidiana. Dios quiera que ayuden a
muchos a dedicarle, cada domingo, un tiempo especial a Dios, nuestro Señor.
Dios nos habla
•
“Refiriéndose a algunos que se tenían por justos y
despreciaban a los demás, dijo también esta parábola: Dos hombres subieron al
Templo para orar; uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, de pie,
oraba así: «Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que
son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos
veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas». En cambio el
publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los
ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: «¡Dios mío, ten piedad
de mí, que soy un pecador!» Les aseguro que este último volvió a su casa
justificado, pero no el primero. Porque todo el que se eleva será humillado y
el que se humilla será elevado»” (Lc
18,9-14).
•
“El que rinde el culto que agrada al Señor, es aceptado, y su
plegaria llega hasta las nubes. La súplica del humilde atraviesa las nubes y
mientras no llega a su destino, él no se consuela: no desiste hasta que el
Altísimo interviene, para juzgar a los justos y hacerles justicia” (Eclo 35,16-18).
•
“El Señor está cerca del que sufre y salva a los que están
abatidos. El Señor rescata a sus servidores, y los que se refugian en Él no
serán castigados” (Salmo 33).
Reflexión
“Sé humilde y te
habrás librado de los lazos del pecado. También aquí la Escritura nos ofrece
una demostración en la parábola del fariseo y el publicano. Subieron —dice— al
templo a orar un fariseo y un publicano. El fariseo se puso a hacer el
inventario de sus virtudes: Yo —dice— no soy pecador como todo el mundo, ni
como ese publicano. ¡Miserable y desdichada alma!, has condenado a todo el
mundo, ¿por qué te metes también con tu prójimo? ¿No te bastaba con condenar a
todo el mundo, que tienes que condenar también al publicano?
¿Y qué hacía el
publicano? Adoró con la cabeza profundamente inclinada, y dijo: ¡Oh Dios!,
ten compasión de este pecador. Y al mostrarse humilde, quedó justificado” (San Juan Crisóstomo, Homilía 2 sobre la penitencia).
Nosotros le hablamos
•
“Bendeciré al Señor en todo tiempo, su alabanza estará
siempre en mis labios. Mi alma se gloría en el señor” (Salmo 33).
•
“Dios todopoderoso y eterno, aumenta nuestra fe, esperanza y
caridad, y para conseguir lo que nos prometes, ayúdanos a amar lo que nos
mandas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos” (Oración Colecta).
Nuestra vida cambia
•
¿Rezo a Dios con humildad?
•
¿Le ofrezco un culto agradable, la alabanza sincera y
agradecida?
AMÉN ASÍ SEA AMÉN 🙏 AMÉN
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