Bartolomé María dal Monte, Beato
Sacerdote, 24 de Diciembre
Beato Bartolomé
María Dal Monte nació en Bolonia 3 de noviembre de 1726 hijo de Horacio Dal
Monte y Anna María Bassani. A la edad de seis años y medio recibió la Confirmación
de manos del Cardenal Próspero Lambertini, Arzobispo de Bolonia, quien luego
fue el Papa Benedicto XIV. Aun cuando la fecha de su Primera Comunión es
desconocida, las intenciones religiosas del muchacho han sido conservadas, ya
que dio una dimensión de Eucarística a su vida entera.
Fue un muchacho de
inteligencia viva y temperamento alegre, recibió una educación completa en
humanidades en el Colegio Jesuita Santa Lucia. Pero su vocación sacerdotal
encontró la oposición amarga de su padre que deseaba que su hijo fuera banquero.
Su inclinación misionera fue animada por una reunión con San Leonardo de Puerto
Mauricio quien confirmó la opción sacerdotal del joven. Recibió la
Ordenación Sacerdotal el 20 de Diciembre de 1749.
El nuevo sacerdote
fue obligado a posponer sus compromisos pastorales durante dos años, ya que el
Vicario General le había pedido que completara sus estudios. Él los terminó
brillantemente ganando un doctorado en teología. Después de pasarse sus
primeros años aprendiendo el arte de predicar en la escuela de los más famosos
predicadores de aquel tiempo, Fray Bartolomé María empezó un extraordinario
ministerio de misiones populares.
Su actividad no se
limitó a las parroquias de Bolonia: a pesar de salud delicada, él celosamente
invirtió todos los 26 años de su vida generosa sacerdotal predicando en por lo
menos 62 Diócesis, en centenares de misiones populares, retiros Cuaresmales y
ejercicios espirituales para el clero, religiosas y el pueblo laico, realizando
milagrosas conversiones y provocando muchas reconciliaciones grupos
antagónicos. Cuando las consecuencias dañinas de ciertas ideas influenciadas
por el Jansenismo se estaban extendiendo, las “misiones” se volvieron talleres
intensivos de instrucción religiosa con evangelización sistemática para todos
los creyentes.
Llegó a ser conocido
como “el misionero de la discreción”. Su vida se modeló en el ministerio del
propio Cristo: intransigente en la proclamación de la verdad pero dando la
bienvenida y misericordia a los pecadores. Como un sacerdote entregado
totalmente a Dios se dedicó a la salvación de almas, él era una imagen viviente
de Aquel que es “rico en misericordia” (Ef. 4:2), y era muy devoto a María,
Madre de Misericordia.
Agotado por sus
incesantes labores apostólicas, durante su última misión, dos meses antes de su
muerte, exclamó proféticamente: “Voy a morir en Bolonia en Nochebuena”. El 24
de Diciembre de 1778 serenamente entregó su espíritu dejando esta vida para
celebrar la Navidad en el cielo. Toda Bolonia lo lamentó profundamente. Desde
1808 sus restos mortales han descansado en la capilla de Nuestra Señora de Paz
en la Basílica de San Petronio en Bolonia.
Fue beatificado en
Bolonia por Su Santidad Juan Pablo II el 27 de Septiembre de 1997.
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