Alberto Adamo Chmielowski, Santo
Fundador, 25 de Diciembre
Martirologio
Romano: En Cracovia, en Polonia, san Alberto (Adán)
Chmielowski, religioso, célebre pintor, el cual se entregó a los pobres
procurando ser bueno con todos, y fundó las Congregaciones de Hermanos y
Hermanas de la Tercera Orden de San Francisco, siervos de los pobres (1916).
Alberto Chmielowski
nació en Igolomia, cerca de Cracovia (Polonia), el 20 de agosto de 1845, de
padres nobles. Creció en un clima de ideales patrióticos, de una profunda fe en
Dios y de amor cristiano hacia los pobres. Quedó huérfano muy pronto y sus
familiares se hicieron cargo de él y de los demás hermanos. A los 18 años se
matriculó en el Instituto Politécnico de Pulawy. Tomó parte en la insurrección
de Polonia en 1863. Cayó prisionero y se le amputó una pierna a causa de una
herida. Al fracasar la insurrección, se trasladó al extranjero, huyendo de la
represalia zarista.
En Gante (Bélgica)
inició estudios de ingeniería. Dotado de buenas cualidades artísticas, decidió
estudiar pintura en París y en Múnich. En 1874, maduro ya como artista, regresó
a Polonia, decidido a dedicar “el arte, el talento y sus aspiraciones a la
gloria de Dios”. Uno de los mejores cuadros, el “Ecce Homo”, fue el resultado
de una experiencia profunda del amor misericordioso de Cristo hacia el hombre,
experiencia que llevó a Chmielowski a su transformación espiritual.
En 1880 entró en la
Compañía de Jesús como hermano lego. Después de seis meses tuvo que dejar el
noviciado por su mala salud. Acercándose a la miseria material y moral de
quienes carecen de techo y a los desheredados en los dormitorios públicos de
Cracovia, descubrió en la dignidad menospreciada de aquellos pobrecillos el
rostro humillado de Cristo, y decidió por amor del Señor renunciar al arte y
vivir al lado de los marginados una vida pobre, dedicándoles toda su persona.
El 25 de agosto de 1887
vistió el sayal gris y tomó el nombre de hermano Alberto. Pasado un año,
pronunció los votos religiosos, iniciando la congregación de los Hermanos de la
Orden Tercera de San Francisco, denominados Siervos de los Pobres o Albertinos.
En 1891 fundó la rama femenina de la misma congregación (Albertinas) con la
finalidad de socorrer a las mujeres necesitadas y a los niños. El hermano
Alberto organizó asilos para pobres, casas para mutilados e incurables, envió a
las hermanas a trabajar en hospitales militares y lazaretos, fundó comedores
públicos para pobres, orfanatorios para niños y jóvenes sin techo. Todos
contaban con su ayuda, sin distinción de religión o nacionalidad.
Para su acción
caritativa tomaba fuerza del misterio de la Eucaristía y de la Cruz. A pesar de
su invalidez, viajaba mucho para fundar nuevos asilos en otras ciudades de
Polonia y para visitar las casas religiosas. Gracias a su espíritu emprendedor,
cuando murió dejó fundadas 21 casas religiosas en las cuales prestaban su
trabajo 40 hermanos y 120 religiosos. Murió pobre entre los pobres, de cáncer
de estómago, el día de Navidad de 1916 en Cracovia, en el asilo que él mismo
fundó. Antes de su muerte dijo a los hermanos y hermanas, señalando a la Virgen
de Czestochowa: “Esta Virgen es vuestra fundadora, recordadlo”. Y “Ante todo,
observad la pobreza”. Enseñó a todos con el ejemplo de su vida que “es
necesario ser buenos como el pan, que está en la mesa, y que cada cual puede
tomar para satisfacer el hambre”. Es considerado entre sus
hermanos el San Francisco polaco del siglo XX.
El hermano Alberto fue
beatificado en Cracovia el 22 de junio de 1983 por el Papa Juan Pablo II, quien
también lo canonizó el 12 de noviembre de 1989 en Roma.
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