martes, 1 de mayo de 2018

Peligros de la religión

—El marxismo decía que la religión era el opio del pueblo, y que las prácticas religiosas, y en especial el cristianismo, eran algo alienante. ¿Qué dirías sobre eso?
El balance histórico de las sociedades inspiradas por el marxismo -y más aún después de la caída del bloque soviético-, ha demostrado dónde estaba la verdadera alienación. “En cambio -ha escrito Ángeles Caso- hay algo sorprendente en la doctrina cristiana: su capacidad para sobrevivir durante siglos, para afectar, emocionar e imponerse en una forma de vida y de cultura social en medio mundo. La ideología marxista aplicada a la realidad apenas ha durado medio siglo y ha sido un desastre. La doctrina cristiana, en cambio, lleva ya veinte de existencia, y no parece ir a menos. No es un dato que convenga desdeñar”.
Es cierto que puede a veces haber religiones y prácticas religiosas que alienan al hombre. Un ejemplo son las prácticas supersticiosas de algunas religiones animistas en África, que suponen un serio impedimento para la estructuración de la sociedad, al difundir un miedo irracional a los espíritus. Y ha habido, a lo largo de la historia, muchas religiones inhumanas con ritos plagados de sacrificios humanos. Basta recordar el culto de los incas o los aztecas, por ejemplo. También algunas divinidades griegas eran completamente negativas, como sucede aún ahora, por ejemplo, con algunos dioses del cosmos religioso indio. Y algo parecido puede decirse de la actividad de muchas sectas en nuestros días.

—No puede decirse entonces que toda religión ayude al hombre a ser bueno.
Algunos modos de entender la religión pueden hacérselo bastante difícil, como acabamos de decir. Es indudable que hay formas religiosas degeneradas y enfermas, que no elevan al hombre, sino que lo alienan. Y también las religiones a las que hay que reconocer una grandeza moral y están en el camino hacia la verdad, pueden enfermar en algún trecho del camino.

—¿También el cristianismo?
También puede suceder, cuando se deforma o se hacen reducciones sectarias. Aunque en ese caso ya no sería propiamente cristianismo, sino otra cosa. En la religión cristiana se han dado a veces desviaciones patológicas, y la historia recoge abundantes ejemplos de errores teológicos más o menos extendidos entre los cristianos, que la autoridad de la Iglesia ha tenido que corregir. Ha habido ocasiones en las que la verdadera fe cristiana se ha mezclado con prácticas supersticiosas, o con el uso de la violencia, o con la dialéctica marxista de la lucha de clases. O se ha visto afectada por relajaciones morales de muy diverso tipo. No todos los cristianos han vivido siempre bien el cristianismo. Pero la fe cristiana ofrece las pautas y medios precisos para la necesaria purificación de esos errores.

—¿Y en qué se distingue un buen católico de los demás hombres?
Los católicos somos como los demás hombres: unos mejores y otros peores, como sucede en cualquier religión, donde puede haber personas de gran calidad humana y otras de las que no puede decirse lo mismo. Pienso que no se trata de hacer estadísticas para ver qué proporciones hay de unos u otros. La fe católica afirma que quien viva fielmente esa fe, se purificará de sus errores y flaquezas, mejorará como hombre y alcanzará la vida eterna. AA

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