—El marxismo decía que la religión era el opio del
pueblo, y que las prácticas religiosas, y en especial el cristianismo, eran
algo alienante. ¿Qué dirías sobre eso?
El balance
histórico de las sociedades inspiradas por el marxismo -y más aún después de la
caída del bloque soviético-, ha demostrado dónde estaba la verdadera
alienación. “En cambio -ha escrito Ángeles Caso- hay algo sorprendente en la
doctrina cristiana: su capacidad para sobrevivir durante siglos, para afectar,
emocionar e imponerse en una forma de vida y de cultura social en medio mundo.
La ideología marxista aplicada a la realidad apenas ha durado medio siglo y ha
sido un desastre. La doctrina cristiana, en cambio, lleva ya veinte de
existencia, y no parece ir a menos. No es un dato que convenga desdeñar”.
Es cierto que
puede a veces haber religiones y prácticas religiosas que alienan al hombre. Un
ejemplo son las prácticas supersticiosas de algunas religiones animistas en
África, que suponen un serio impedimento para la estructuración de la sociedad,
al difundir un miedo irracional a los espíritus. Y ha habido, a lo largo de la
historia, muchas religiones inhumanas con ritos plagados de sacrificios
humanos. Basta recordar el culto de los incas o los aztecas, por ejemplo.
También algunas divinidades griegas eran completamente negativas, como sucede
aún ahora, por ejemplo, con algunos dioses del cosmos religioso indio. Y algo
parecido puede decirse de la actividad de muchas sectas en nuestros días.
—No puede decirse entonces que toda religión ayude
al hombre a ser bueno.
Algunos modos
de entender la religión pueden hacérselo bastante difícil, como acabamos de
decir. Es indudable que hay formas religiosas degeneradas y enfermas, que no
elevan al hombre, sino que lo alienan. Y también las religiones a las que hay
que reconocer una grandeza moral y están en el camino hacia la verdad, pueden
enfermar en algún trecho del camino.
—¿También el cristianismo?
También puede
suceder, cuando se deforma o se hacen reducciones sectarias. Aunque en ese caso
ya no sería propiamente cristianismo, sino otra cosa. En la religión cristiana
se han dado a veces desviaciones patológicas, y la historia recoge abundantes
ejemplos de errores teológicos más o menos extendidos entre los cristianos, que
la autoridad de la Iglesia ha tenido que corregir. Ha habido ocasiones en las
que la verdadera fe cristiana se ha mezclado con prácticas supersticiosas, o
con el uso de la violencia, o con la dialéctica marxista de la lucha de clases.
O se ha visto afectada por relajaciones morales de muy diverso tipo. No todos
los cristianos han vivido siempre bien el cristianismo. Pero la fe cristiana
ofrece las pautas y medios precisos para la necesaria purificación de esos
errores.
—¿Y en qué se distingue un buen católico de los
demás hombres?
Los católicos
somos como los demás hombres: unos mejores y otros peores, como sucede en
cualquier religión, donde puede haber personas de gran calidad humana y otras
de las que no puede decirse lo mismo. Pienso que no se trata de hacer
estadísticas para ver qué proporciones hay de unos u otros. La fe católica
afirma que quien viva fielmente esa fe, se purificará de sus errores y
flaquezas, mejorará como hombre y alcanzará la vida eterna. AA
No hay comentarios.:
Publicar un comentario