¿Recuerdas cuando eras niño y
tus padres se emocionaban cuando sonaban las canciones favoritas de su
juventud? Puede que entonces te pareciera gracioso, pero seguro que hoy te
sientes identificado con ese sentimiento cuando tienes tu propia familia. Descubrir
nueva música es ahora más fácil y accesible que nunca, con aplicaciones como
Spotify y Apple Music. Tenemos literalmente todo el mundo musical al alcance de
la mano. Y, sin embargo, al desplazarnos por las opciones tratando de decidir
qué escuchar, la mayoría de nosotros optamos por los favoritos de siempre.
Puede que pienses, “bueno, ¿por qué arriesgarme a gastar tiempo en algo que no
disfruto?” y tendrías razón, pero hay algo más que eso. Al parecer, existe una
razón psicológica para nuestro deseo de buscar consuelo en lo familiar.
Por qué nuestro cerebro
rechaza las nuevas melodías
Cuando el cerebro recibe
información nueva, en este caso, una canción, la almacena en la memoria a largo
plazo. La próxima vez que escuche la misma melodía, tu cerebro será capaz de
relacionar el patrón de sonido con lo que ya conoce. Reconocer patrones nos
permite predecir y esperar lo que viene. En otras palabras, cuando nuestro
cerebro reconoce nuevos patrones se adapta en consecuencia, que es lo que hace
de los humanos los seres inteligentes que son. Cuando se trata de escuchar
música, una red de nervios en la corteza auditiva llamada red corticofugal
ayuda a catalogar los diferentes patrones de la música. Cuando un sonido
específico se corresponde con un patrón, nuestro cerebro libera una cantidad
correspondiente de dopamina, la principal fuente química de algunas de nuestras
emociones más intensas. Esta es la razón esencial por la que la música
desencadena reacciones emocionales tan potentes.
En su libro ‘Proust era un
neurocientífico’, el trabajador de un laboratorio de neurociencia y escritor
Jonah Lehrer explica cómo funciona la alegría esencial de la música. A medida
que avanzan los acordes, nuestro cerebro se da cuenta de que se trata de un
patrón conocido y libera poco a poco la cantidad justa de dopamina, de modo que
se dispara cada vez más sin salirse de los límites. Pero cuando escuchamos algo
que aún no ha sido mapeado en el cerebro, la red corticofugal se confunde, por
así decirlo, y se libera demasiada dopamina como respuesta. Cuando no hay un
mapa o un patrón claro al que anclarse, la música puede registrarse como algo
desagradable. “Si las neuronas de la dopamina no pueden correlacionar sus disparos
con los eventos externos”, escribe Lehrer, “el cerebro es incapaz de hacer
asociaciones convincentes”.
El debut más infame de la
música innovadora
Una anécdota que demuestra
esta teoría es la historia de uno de los debuts musicales más controvertidos de
la historia: La Consagración de la Primavera de Igor Stravinsky. El ballet
orquestal se estrenó en el Théâtre des Champs-Élysées de París en 1913. Nada
más comenzar el espectáculo, el público sintió que aquello no era lo que
esperaba. El acto comenzó con un solo de fagot tan alto en su registro, que el
sonido acabó sonando ajeno y extraño. La actuación continuó de la misma manera,
las armonías y los ritmos eran demasiado difíciles de seguir. Pronto, el
público empezó a reírse, luego a abuchear y a gritar, y se dice que algunos
incluso arrojaron verduras. 40 personas simplemente abandonaron el teatro a la
mitad, y no hace falta decir que las críticas destrozaron a The Rite. Pero
después de aquella caótica velada, el ballet siguió representándose en el
teatro durante muchos meses. Las siguientes representaciones estaban llenas y
en cada una de ellas la oposición disminuía. Finalmente, estas funciones terminaron
con ‘vigorosos aplausos’ y Stravinsky llegó a ser adorado por su creación.
Nuestro cerebro está programado para rechazar lo desconocido. Por eso experimentamos
placer al conducir por nuestra ciudad natal, por ejemplo, y por eso estamos tan
apegados a las melodías de nuestra juventud. Aunque el acto de escuchar música
nueva es duro, es necesario de vez en cuando, para estimular y desafiar
literalmente nuestro cerebro. SF
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