Nuestros pies son flexibles y adaptativos. Nos permiten alcanzar el
equilibro y propulsar el cuerpo hacia adelante. Sin embargo, una mala pisada
puede acarrear problemas en la cadera o en la columna, generar desgaste anormal
de la rótula y provocar malestares musculares.
«Esto se debe a que un mal paso transmite los impactos de manera
desequilibrada y obliga a la columna a adoptar posturas para forzar la marcha,
recargando las diferentes articulaciones vertebrales», explicó el quiropráctico
Marcelo Barroso Griffiths.
Atención
corredores
El running es uno de los deportes de moda y cada vez son más las
personas que salen a correr. El problema, sin embargo, es que muchos lo hacen
por su propia cuenta, sin supervisión de un profesional.
«Si antes de comenzar a hacer deporte es fundamental hacerse un chequeo
médico y una prueba de esfuerzo, si se va a practicar running es importante
realizar previamente un estudio biomecánico de la pisada. Este no solo sirve
para saber cómo pisamos, qué tipo de zapatillas debemos comprar o si
necesitamos plantillas, sino que nos puede ayudar a prevenir posibles lesiones
y a correr de una manera más eficiente», aseguró el quiropráctico Barroso
Griffiths.
¿Para
qué sirve un estudio biomecánico de la pisada?
En un estudio biomecánico de la marcha se estudian conceptos como
desplazamientos del centro de presiones, estabilometría (estudio del
equilibrio), asimetrías, evolución del centro de presiones durante la dinámica
del paso, estudio cinemático de la carrera (tiempos de vuelo, tiempos de apoyo,
posibles dismetrías, desplazamientos angulares, velocidades, etc.).
«En el caso de los corredores -apuntó Barroso Griffiths- este estudio
aporta información muy importante acerca de cuáles son las fuerzas y los
movimientos que experimenta el pie al correr. La pisada es muy diferente de
unos corredores a otros y determina las diferencias existentes en la
biomecánica y la propensión a determinadas lesiones de unos y otros».
Consecuencias
de una mala pisada
Una mala pisada puede afectar la columna vertebral y recargar las
diferentes articulaciones vertebrales. Cuando esto ocurre, el corredor comienza
a padecer dolores de espalda y, a medida que la carga horaria de entrenamiento
es mayor, aumenta paulatinamente el dolor. Por lo tanto, disminuye su capacidad
funcional y su performance.
«Un estudio de la pisada -advirtió el quiropráctico- actúa como
prevención, siendo capaz de detectar descompensaciones posturales,
desequilibrios posturales y anomalías o lesiones en pies, rodillas y caderas».
Tipos
de pisada
El tipo de pisada que cada persona tiene es vital para su entrenamiento.
De acuerdo con Barroso Griffiths, existen tres tipos de corredores, de acuerdo
a los tres tipos de pisada: Pronador, Supinador y Neutro o Normal.
Pisada de
pronador
·
Es la pisada
más habitual: entre un 50-60% de los corredores padece sobrepronación.
·
Tienden a
correr con las piernas más juntas y pisando con la parte interna del pie, que
es la que recibe todo el peso.
·
Al correr, la
persona mete el tobillo hacia adentro, lo que significa que el empuje es hacia
el interior del pie al momento de apoyarse. Esto puede ocasionar torceduras en
pie y rodilla.
·
El pie es
plano y la huella refleja toda la planta del pie.
·
El desgaste
en la suela se presenta en el borde interno.
·
Los pronadores
severos suelen tener pies ‘flexibles’ lo que les produce inestabilidad de las
estructuras de soporte durante la carrera.
Pisada de
supinador
·
Es muy poco
frecuente, ya que solo el 10% del total de los corredores son supinadores.
·
Es el caso
opuesto al pronador: suele correr con las piernas separadas y apoyando la zona
exterior del pie. Esta parte es la que recibe el mayor impacto sobre el suelo.
·
El pie es
cavo, se observa el apoyo del talón y de la parte delantera del pie, mientras
que en el centro sólo se verá una línea más fina.
·
El apoyo del
pie produce un gran impacto en la columna porque la superficie que apoya es muy
poca.
·
Al apoyarse
con mayor fuerza en la parte exterior del pie, puede afectar a las rodillas.
·
Desgastan la
zapatilla no solo en la zona del talón sino también a lo largo de los bordes
externos.
·
Los pies con
supinación severa tienden a ser más rígidos y no pueden absorber el impacto, al
igual que los pronadores.
·
El pie rígido
de los supinadores está predispuesto a tener esguinces de repetición, fracturas
de estrés, lesiones de los peroneos y dolor en la rodilla tanto en su cara
interna como externa.
·
Los
corredores con supinación severa deben buscar un calzado que tenga una buena
amortiguación y flexibilidad.
Pisada
neutral o normal
·
Un alto
porcentaje de corredores (alrededor de un 40%) tienen una pisada neutra.
·
En plena
acción, los corredores neutros mantienen sus piernas en paralelo.
·
El apoyo del
pie se distribuye de manera uniforme, tanto en la parte externa como interna
del pie.
·
Presentan una
pisada plana.
·
Su huella es
la más común, con apoyo delante, en el talón y en el medio. La pisada es recta
y así distribuye mejor el peso.
·
Este tipo de
corredores presentan una pisada totalmente plana, por lo que no suelen
sobrecargar ni la parte interna ni externa del pie.
Test
para hacer en casa
Para saber cuál es el tipo pisada hay que recurrir a test
especializados, pero se puede tener una aproximación con un método sencillo:
1. Con los pies descalzos y bien apoyados en el suelo, pararse con las
piernas un poco separadas.
2. Flexionar las piernas tres veces, dejando libertad de movimientos. A
la tercera flexión, parar y tratar de mantener esa postura.
3. Si en la última flexión, las rodillas están pegadas, la pisada es de
pronador. Si éstas no se pegan pero están muy próximas, es neutro. Y si las
rodillas se encuentran muy separadas, es supinador. BP
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