Esto, además de conflictos, traía contacto, y ocasionalmente ocurría que efectivamente se producían conversiones de obispos o del clero de uno a otro lado, ya sea defecciones de la fe católica, ya sea la vuelta del hereje a la fe nicena.
Este es el caso del santo obispo que nos ocupa: no se ha conservado en qué circunstancias, pero luego de ser obispo arriano, volvió a la fe católica, y se distinguió -indican los documentos de la época- por la honestidad de sus costumbres y la integridad de su vida. Como a su vuelta a la fe le sucedió la muerte del obispo católico, fue elegido Anastasio para sucederle.
El caso está testimoniado por la Historia de los Longobardos de Pablo Diácono, de apenas un siglo más tarde, y por el Breviario de la Vida de los Obispos de Pavía, una obra anónima que aporta preciosos datos a la historia local. La firma del santo aparece en el sínodo de Roma del 679, tras lo cual consta su muerte, el 30 de mayo del año siguiente.
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