¿Qué ofrecen?
Asistir emocional y espiritualmente a personas que sufren de estrés, ansiedad y depresión. Las técnicas recomendadas van orientadas a la terapia psico-espiritual e integral en la sanación de la persona humana. Afirman que se han dado cuenta que para sanar la depresión indudablemente es importante una la atención al dinamismo biológico, psicológico, social y espiritual, pero en esta última está la sanación ya que sólo ‘el ser supremo’ puede llegar hasta lo más profundo del alma.
Algunos de sus argumentos:
En el mundo actual ya no se descubre la presencia de Dios, esto provoca una gran falta de estabilidad existencial, sentido a la vida. Una gran Crisis del ser en donde el hombre es rebajado a su dimensión corporal y mental, limitando el espacio de libertad. Un mundo donde sólo importa el tener y no el ser, no hay tiempo de escuchar y de ser escuchado. Las personas desean mucho pero no saben dónde dirigir sus energías vitales y así hay enfermedad causada por el abuso del tiempo, del ecosistema del mundo. Una gran intolerancia reina en donde el hombre no es libre...
Consecuencias desastrosas:
Desempleo, divorcio, inseguridad, falta de auténtica educación, falta de transmisión del saber, de la cultura, de la moral, de la vida religiosa y la negligencia de las normas objetivas.
Su propuesta: Dios no, espiritualidad si...
Proponen una espiritualidad capaz de recuperar la unidad de
personas y familias afectadas por el stress, una toma de conciencia para que el
espíritu sea el motor de la vida
¿Realmente el mundo es tan malo o el hombre tan
hueco, como para convertirse en un ser depresivo? Y una espiritualidad sin Dios
¿podrá hacer la tierra buena y llenar al hombre vacío? Evidentemente un mundo sin Dios entristece, pero más dejar
que otros depresivos nos curen sin él. No será que detrás de todo esto, está
presente la gran sombra de espiritualidades baratas en donde abunda la idea
errada de que todas las religiones pueden ser por igual caminos válidos para la
felicidad, de una moral relativista en la que lo bueno es aquello que te hace
sentir bien, en paz, en armonía... y de esta forma un hombre sin dios, pero con
mucha ‘espiritualidad’, se convierte en una verdadera veleta que gira hacia
donde el viento le lleve...
Respuestas
La verdadera depresión:
En la depresión como estado patológico se pierde la satisfacción de vivir, la capacidad de actuar y la esperanza de recuperar el bienestar. Se acompaña de manifestaciones clínicas en la esfera del estado de ánimo (tristeza, pérdida de interés, apatía, falta de sentido de esperanza), del pensamiento (capacidad de concentración disminuida, indecisión, pesimismo, deseo de muerte, etc.), de la actividad psicomotriz (inhibición, lentitud, falta de comunicación o inquietud, impaciencia e hiperactividad) y de las manifestaciones somáticas (insomnio, alteraciones del apetito y peso corporal, disminución del deseo sexual, pérdida de energía, cansancio, etc.)
Este conjunto de síntomas ponen de manifiesto que nos hallamos ante un estado patológico específico, netamente distinto de la tristeza normal y que adquiere formas e intensidades bien definidas. Y en este sentido se han establecido diversas formas clínicas de depresión internacionalmente aceptadas, que de menor a mayor intensidad son: reacción depresiva; trastorno depresivo mayor; distimia; trastorno bipolar; trastorno depresivo orgánico; depresión melancólica; y depresión psicótica. Cada una de ellas con rasgos diferenciales clínicos bien establecidos.
Por lo tanto, sentirse triste o deprimido no es suficiente para afirmar que se padece una depresión. Este término puede indicar un signo, un síntoma, un síndrome, un estado emocional, una reacción o una entidad clínica bien definida. Por ello es importante diferenciar entre la depresión como enfermedad y los sentimientos de infelicidad, abatimiento o desánimo, que son reacciones habituales ante acontecimientos o situaciones personales difíciles. Y evidentemente aunque el hombre es un ser biológico, social, intelectual y espiritual, no podemos olvidar que todo su ser integral se ordena a un fin último, a su creador; Pero si se intenta ‘curar’ por partes, hay que dar a cada parte la medicina que le corresponde...
Las técnicas orientales:
Puestas de modo por la Nueva Era, buscan que las personas experimenten estados emocionales placenteros que identifican con paz del alma. Lo que realmente crean es una atmósfera de debilidad y vulnerabilidad psíquica, en dónde ya no se actúa por principios que mueven la voluntad, sino por momentos de falsa armonía, que en el fondo sólo llevan a pintar un mundo color de rosa, en donde la responsabilidad es poco conocida.
El hombre, desde el enfoque cristiano, ha sido creado a imagen y semejanza de Dios:
Somos creados a imagen y semejanza de Dios (genesis1, 27). Esta dignidad de la persona humana fue revelada en Jesucristo quien siendo Dios se hizo hombre para redimir al propio hombre. Este gesto hace que la relación con Dios sea auténtica, personal y de imitación. Esto está muy lejos de la caricatura del antropocentrismo atribuido al Cristianismo y rechazado por muchos autores y seguidores de la Nueva Era.
La verdadera espiritualidad es aquella que lleva a la Amistad con Dios:
Alcanzar la amistad con Dios significa lograr la santidad. Todos estamos llamados a la santidad desde el momento del bautismo. La santidad es cumplir con alegría la voluntad de Dios en la propia vida (Juan Pablo II). Santo es aquél que se esfuerza y lucha por superar los obstáculos que le impiden acercarse más a Dios y lograr parecerse cada vez más a Cristo. El hombre santo es el que más se parece a Dios, porque Dios es santo y su amistad lo ayuda a ser semejante a Él, santo. Le permite ser reflejo suyo, hijo de Dios, como su Hijo Jesucristo. La santidad nos lleva a alcanzar la vida eterna. Pero, ser santos supone un gran esfuerzo. Este esfuerzo lo llamamos vida espiritual, es decir, todas aquellas acciones y actividades que realizamos para alcanzar la amistad con Dios. Por tanto, nuestra vida espiritual dará frutos de eternidad, en la medida en que hagamos caso de los llamados y exhortaciones de Dios.
Siendo hombres de un ser espiritual, debemos llenarnos de espiritualidades verdaderas, conocer la propia fe y hacer una experiencia real de Cristo para no necesitar técnicas que sólo ofrecen espiritualidades baratas y que sólo confunden donde nada es bueno ni malo, todo depende de las circunstancias.
Nuestra fe Católica es capaz de llenar el alma y hacer hombres fuertes, maduros, equilibrados y sobre todo en esa constante lucha por alcanzar la felicidad eterna: el definitivo encuentro con Dios en el cielo. MN
No hay comentarios.:
Publicar un comentario