Créteil, en latín «Vicus Cristolium», es un pueblo en los alrededores de París, cuyo nombre parece provenir de unas raíces galas que significan «la blancura del pico» en alusión al monte Mesly, que se ve desde allí. Este nombre es muy antiguo, anterior a la cristianización de la Galia, pero el parecido fonético entre Christolium y Christus, hizo que se desarrollara la leyenda de una muy antigua cristianización del lugar, muy anterior a todo su entorno, y donde la leyenda de los santos de hoy jugó un papel primordial, por lo que se supusieron del siglo III hacia atrás, incluso llegando a colocarse en tiempos apostólicos.
Su auténtica gesta martirial ocurre en realidad hacia los siglos V-VI, verdadera cristianización de la región, y es de esa época de la que hay vestigios de un primer templo. La noticia de Usuardo nos aclara que los santos, en número indefinido pero elevado («innumeris»), eran de ambos sexos. Quizás un linchamiento popular en el contexto de la despaganización.
Las reliquias de estos santos se conservaron y veneraron a través de todo el medioevo, e incluso salieron indemnes de las quemas masivas de reliquias por los hugonotes, en el siglo XVI, gracias a que fueron ocultadas en una pared de la iglesia de San Cristóbal. Los Bolandistas, a inicios del siglo XVIII aun hablan de ellas como existentes, y según se dice, aun se conservan en la cripta de la misma iglesia.
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