martes, 28 de junio de 2022

El asma alérgica y las alergias pueden considerarse factores de riesgo cardiovascular…

Cuando la mayoría de la gente piensa en las enfermedades cardiovasculares (ECV), probablemente le vienen a la mente factores de riesgo como la hipertensión arterial, el colesterol alto, la obesidad y la diabetes. Pero cada vez hay más pruebas, tanto de la investigación básica como de los estudios clínicos, que apuntan a otra afección común que puede estar asociada al riesgo de ECV: el asma alérgica. 
En un artículo de revisión publicado en Nature Cardiovascular Research por expertos en cardiología, neumología e investigación básica del Brigham and Women's Hospital, los investigadores exponen las pruebas que demuestran cómo el asma alérgica y otras alergias asociadas pueden ser factores de riesgo de ECV y cómo los medicamentos administrados para tratar el asma pueden influir también en el riesgo de ECV. 
«Mucha gente piensa que el asma es una enfermedad de los pulmones, pero existe una importante relación entre el asma y las enfermedades cardiovasculares, como las enfermedades coronarias, la hipertensión y otras», aseguró uno de los autores Guo-Ping Shi, investigador principal de la División de Medicina Cardiovascular del Brigham. «He estudiado esta área durante más de 20 años, y la evidencia que vemos en los ensayos clínicos, así como en la investigación básica, apunta al asma alérgica como un importante factor de riesgo que los médicos y los pacientes deben tener en cuenta al considerar el riesgo personal». 
Shi y sus coautores, entre los que se encuentran Peter Libby, reconocido especialista en medicina cardiovascular, y Bruce Levy, jefe de la División de Medicina Pulmonar y de Cuidados Críticos del Brigham, describen estudios clínicos que demuestran la conexión entre el asma y enfermedades como las coronarias, las aórticas, las arteriales periféricas, los ACV, la insuficiencia cardíaca y otras complicaciones cardíacas. 
También destacan los estudios clínicos que han examinado las ECV y las enfermedades alérgicas relacionadas, como la rinitis alérgica (alergias desencadenadas por el polen y otros factores ambientales), la dermatitis atópica (eczema alérgico) y las alergias graves a los alimentos y los medicamentos. «Las observaciones de estos estudios sugieren que las reacciones alérgicas, además del asma, son también factores de riesgo importantes para la ECV», confirmó Shi. 
Shi y sus colegas examinaron los resultados de modelos preclínicos y estudios de laboratorio, que apuntan a tipos específicos de células inflamatorias que pueden acumularse en los pulmones, el corazón y la vasculatura, ayudando a orquestar el asma y la ECV. 
Tanto los estudios clínicos como los preclínicos apuntan a mecanismos compartidos por la ECV y el asma. Los autores analizaron cómo los medicamentos para el asma que actúan sobre algunos de estos mecanismos podrían influir en el riesgo de ECV. Descubrieron que: el albuterol inhalado (utilizado habitualmente como ‘inhalador de rescate’ para tratar las crisis agudas de asma) parecía reducir el riesgo de ECV; los corticosteroides orales e intravenosos (como la prednisona) parecían aumentar el riesgo de ECV, pero los corticosteroides inhalados (como el propionato de fluticasona y la budesonida) parecían disminuir el riesgo de ECV; los modificadores de los leucotrienos (como montelukast) tuvieron efectos beneficiosos, reduciendo la inflamación, los niveles de lípidos en sangre y los eventos cardiovasculares; los anticuerpos antiasmáticos (como el omalizumab) obtuvieron resultados contradictorios, ya que un estudio reveló un aumento del riesgo y otros mostraron una reducción del riesgo o ningún efecto sobre la ECV. 
Los mastocitos se encuentran entre los glóbulos blancos comunes que se activan por la IgE circulante en pacientes con asma o alergias. Shi y su equipo de investigación informaron sobre una serie de estudios realizados a lo largo de décadas que apoyan la idea de que los mastocitos y la IgE son dos componentes importantes tanto del asma alérgica como de la ECV con mecanismos similares. 
Shi y sus colegas también señalan que algunos tipos de células pueden desempeñar papeles diferentes en el asma y la ECV. Por ejemplo, los eosinófilos -otro tipo de glóbulos blancos- parecen desempeñar un papel protector en la ECV, pero contribuyen al asma alérgica. Comprender mejor las funciones de los distintos tipos de células y los efectos de su intervención podría ayudar a perfeccionar el tratamiento, la gestión de la enfermedad y la evaluación del riesgo. 
«A partir de estos estudios previos, ahora podemos preguntarnos: ¿Cuál es la siguiente dirección que debemos seguir? ¿Cuáles son los puntos más débiles en los que podemos centrarnos? Al conectar el trabajo de la investigación básica y los estudios clínicos, podemos empezar a ver el panorama general y pensar en las implicaciones para el cuidado de los pacientes», dijo Shi. BP

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