El vinagre
es uno de los condimentos más usados, no solo con fines gastronómicos, sino
también medicinales e incluso de limpieza. Hay diferentes tipos que se
distinguen por los alimentos que se utilizan durante su producción. Aquí te
contamos cuáles son los más populares y qué beneficios tienen para la salud.
El vinagre
se obtiene a partir de dos fermentaciones: en la primera se utilizan levaduras
para transformar el azúcar de los alimentos en alcohol. En la segunda se usan
bacterias para que produzcan, a partir de estas bebidas alcohólicas, ácido
acético, componente que otorga el sabor agrio y olor fuerte característico del
vinagre.
Cualquier
vinagre se puede condimentar con especias, frutas, hierbas aromáticas, azúcar o
miel. También existen diferentes alimentos con los que se pueden producir
vinagre, por este motivo las propiedades que puede ofrecernos el producto final
serán distintas. Los siguientes son los tipos más comunes que puedes conseguir
en cualquier mercado, con qué usarlos y qué puedes obtener de ellos:
Vinagre blanco
El vinagre
blanco es la variedad más común en los hogares estadounidenses y normalmente se
obtiene a partir de la fermentación del alcohol de maíz. Ensayos en humanos encontraron
que ayuda a controlar los niveles de azúcar en sangre y promueve una sensación
de saciedad, reduciendo el consumo de calorías. También se lo utiliza como
producto de limpieza, para mantener telas o en algunas lociones.
Vinagre de manzana
Su sabor
agrio y afrutado vuelve al vinagre de manzana el segundo tipo más común en EEUU.
Cómo su nombre lo indica, se obtiene de la sidra, por lo que es una excelente
opción para acompañar ensaladas y adobos. Los estudios sobre este vinagre son
variados, pero en su mayoría se concentran en sus propiedades antibacterianas.
Estudios en ratones también encontraron que puede reducir los niveles de
colesterol.
Vinagre de vino
El vinagre
de vino procede de distintos tipos de vinos (blancos o tintos), siendo el de
mayor consumo y producción en el mundo. Su sabor agridulce lo vuelve una gran
opción para acompañar toda clase de carnes y se encontró que el ácido acético
de este vinagre ayuda a controlar los niveles de presión arterial y colesterol.
Vinagre balsámico
El vinagre
balsámico es un subtipo del vinagre de vino. Es originario de Módena, Italia, y
combina sabores agridulces de diferentes tipos de uvas. Es ideal para consumir
con quesos, bayas o verduras oscuras como la espinaca. Aunque aún son
necesarias más investigaciones que prueben sus beneficios, la evidencia más
sólida señala que ayuda a reducir la hipertensión y mejora la digestión y
circulación sanguínea.
Vinagre de coco
El vinagre
de coco se caracteriza por ser un vinagre blanco de sabor fuerte y ácido, siendo
indispensable en la gastronomía india y tailandesa. Debido a que se fabrica con
la savia de la palma de coco posee vitaminas, minerales y los 9 aminoácidos
esenciales. Estudios en humanos y animales encontraron que consumir 2
cucharadas de este vinagre, ayuda a reducir los niveles de colesterol y la
grasa abdominal.
Vinagre de malta
El vinagre
de malta, que se produce con la germinación de los granos de cebada, es el
vinagre más común en Gran Bretaña, dónde se lo suele utiliza para acompañar
pescado o papas fritas. También es de ayuda para las personas con diabetes tipo
2 o prediabetes. Un estudio encontró que consumir una cucharada antes de las
comidas ‘pesadas’ en carbohidratos puede aumentar la sensibilidad de la
insulina.
Vinagre de arroz
El vinagre
de arroz es un miembro indispensable en las mesas del sudeste asiático. A
diferenciar de los otros tipos de vinagre, posee un bajo contenido de ácido
acético, que le proporciona un sabor ligero ideal para acompañar ensaladas o
sushi. Los aminoácidos que posee refuerzan nuestro sistema inmunitario y ayudan
a combatir a los radicales libres, moléculas inestables que afectan las
estructuras celulares y aumentan el riesgo de diferentes enfermedades, incluido
el cáncer.
Efectos secundarios
Muchos
nutricionistas recomiendan beber una cucharada de vinagre diluida en agua antes
de cada comida o en ayunas, para desintoxicar nuestro organismo y mejorar la
digestión. Aunque es raro, pueden ocurrir casos en los que el ácido del vinagre
cause problemas gastrointestinales, como vómitos, acidez o diarrea. Por ello,
se recomienda no consumir más de dos cucharadas diarias. HD
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