El control coercitivo es un patrón deliberado y
continuo de comportamiento, mediante el cual una persona busca tener poder y
control sobre otra en una relación.
Para ello, se puede valer de diferentes estrategias,
como la manipulación psicológica y emocional, amenazas o agresiones, uso de
humillación e intimidación u otro tipo de abuso para causar daño emocional o
físico.
La violencia física, sexual y emocional es un problema
social e histórico en todo el mundo. Un estudio publicado en 2018 en The
Lancet, halló tras analizar más de 360 estudios con datos de 2 millones de
mujeres de 161 países, que 27% de las mujeres de 15 a 49 años que alguna vez
tuvieron pareja, sufrieron violencia física, sexual o ambas por parte de su
pareja íntima.
Este problema comienza temprano, 24% de las
adolescentes y mujeres de 15 a 19 años, y 26% de las mujeres de 19 a 24 años ya
han experimentado esa violencia.
Un tipo más sutil de comportamiento abusivo, pero no
por ello menos peligroso y dañino, es el control coercitivo. Consiste en una
forma estratégica de opresión continua que se utiliza para infundir miedo y
mantener poder sobre la pareja.
Es difícil conocer con exactitud la incidencia de este
problema en la sociedad, pero se estima que entre 60 y 80% de las mujeres que
buscan ayuda por abuso han experimentado control coercitivo.
Dada la naturaleza de este tipo de abuso, que le
permite pasar desapercibido, suele ser difícil de identificar. Los expertos
comparten una serie de puntos que pueden indicar la presencia de control
coercitivo:
Reducir
tu autonomía
Es común que al empezar una relación creas que tu
pareja solo desea estar juntos la mayor cantidad de tiempo. Esto es lógico,
siempre que se trate de una relación sana, sin embargo, los expertos advierten
que este no es el caso si se trata de control coercitivo.
Pero ¿cómo puedes diferenciarlo? Una pareja
controladora intentará separarte de tus amigos y familiares, o limitar el
contacto o tiempo que pasas con ellos para que no recibas el apoyo que
necesitas. Para ello, se pueden recurrir a diferentes estrategias:
·
Sugerir cuentas compartidas de
teléfono y redes sociales.
·
Elegir zonas para vivir
alejadas de la familia o amistades, para que sea difícil visitarlos.
·
Controlar todas tus llamadas
telefónicas con tu familia o amigos.
·
Convencerte de que tu familia
y amigos te odian y no quieren hablarte.
Rastrearte
Los abusadores pueden implementar el control
coercitivo intentando hacerse omnipresentes. Para ello, pueden utilizar
diferentes herramientas de control, como cámaras, dispositivos de grabación, e
incluso vigilancia bidireccional, para poder hablarte. Esto no solo permite
mantener el control, sino también recordar que están observándote.
Controlar
aspectos de tu salud
Otra forma por la cual se implementa el control
coercitivo es a través de la salud física. Un abusador puede buscar supervisar
cuánto y qué comes, cuánto tiempo duermes e incluso el tiempo que pasas en el
baño. También puede establecer regímenes dietarios o de ejercicios estrictos, y
decidir que medicamentos puedes tomar, o incluso si puedes recibir atención
médica.
Humillarte
Manipular, mentir, y convencerte de que siempre estás
equivocado son estrategias que un abusador utilizará para ejercer control. Esto
luego puede repercutir en tu autoestima y seguridad, haciendo que te cuestiones
a ti mismo. Otras formas de intimidación consisten en las humillaciones,
insultos y críticas, cuyo objetivo es hacerte sentir poco importante y
deficiente. También puede recurrir a acusaciones celosas, para hacerte sentir
culpable y eliminar o minimizar tu contacto con el resto de las personas.
Limitar
el acceso al dinero
Controlar las finanzas es una forma de restringir tu
libertad y capacidad para abandonar la relación. Para ello, el abusador puede:
·
Controlar estrictamente lo que
gastas.
·
Limitarte el acceso a cuentas
bancarias.
·
Impedir que uses una tarjeta
de crédito.
·
Ocultarte recursos
financieros.
·
Establecerte un presupuesto
estricto que apenas cubre lo esencial, como comida o ropa.
La
intimidad como medio de control
El abusador puede exigirte la cantidad de veces que
debes tener sexo cada semana, así como el tipo de actividades a realizar.
También pueden demandarte fotos o videos sexuales, o negarse a tomar ciertas
medidas de protección y cuidado para la salud durante el sexo, por ejemplo,
usar condón.
Usar
a tus hijos, amigos o mascotas
En ciertos casos las amenazas emocionales, físicas o
financieras no funcionan, por lo que el abusador puede recurrir a otras formas
de mantener el control coercitivo:
·
Hacer amenazas violentas hacia
tus hijos, amigos o mascotas.
·
Amenazar con llamar a los
servicios sociales, asegurando que estás descuidando o abusando de tus hijos,
cuando no es así.
·
Menospreciarte frente a tus hijos.
·
Hablar mal de ti con tus
hijos, para crear una grieta en la relación que tienes con ellos.
Qué
se puede hacer
El control coercitivo es un abuso sumamente peligroso,
que, por su naturaleza sutil, tiende a pasar desapercibido y perpetuarse por
más tiempo que otras formas de abuso. Por esta razón, abandonar una relación de
este tipo puede ser sumamente difícil, más aún cuando hay niños involucrados.
Las siguientes medidas pueden resultar de ayuda:
·
Consulta a un psicólogo,
preferentemente capacitado en relaciones abusivas.
·
Mantén la comunicación,
incluso ante el disgusto del abusador, con tus sistemas de apoyo. Es importante
que amigos y familiares tengan toda la información necesaria para contactarse
contigo y se hagan presentes regularmente.
·
Llama a una línea directa de
violencia doméstica.
·
Practica cómo salir de la casa
de manera segura. Si tienes hijos, enséñales a identificar un lugar seguro,
como la casa de un amigo o escuela, donde pueden acudir en busca de ayuda.
También deben aprender a cómo llamar a la policía.
·
Ten un plan de seguridad, si
decides irte debes tener un lugar donde ir y con quien quedarte. El período
inicial de separación puede ser el más peligroso, ya que el abusador puede
buscar formas de reconciliarse.
El control coercitivo es una forma de abuso en el que
las víctimas se encuentran en situaciones similares a las de un rehén. Sin
importar cuál sea la historia con tu abusador, no debes ni mereces soportar ese
trato. HD
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