Las cejas y las pestañas
juegan un papel estético muy importante, pero lo cierto es que como estructuras
corporales que son, tienen también un rol a nivel funcional y evolutivo.
Más allá de los órganos vestigiales,
todas y cada una de las estructuras de nuestro cuerpo desempeñan alguna función
biológica. En lo que a evolución se refiere y en medio de una naturaleza cruda,
llena de peligros, aprovechar cada región del organismo es vital.
La evolución y la selección
natural no dejan nada al azar. Todo tiene un propósito, aunque hay órganos en
los que esta función está más que clara. El cerebro es el centro del sistema
nervioso central. Los pulmones permiten que introduzcamos oxígeno en el cuerpo
y expulsemos dióxido de carbono. Los riñones filtran y depuran la sangre. La
piel nos protege del exterior. El corazón bombea la sangre. Etcétera.
En estos casos, es muy
sencillo entender la importancia de estos órganos y sus tejidos. Pero hay veces
que, determinadas estructuras, pese a ser muy importantes, tienen funciones que
pasan desapercibidas o simplemente son infravaloradas. Y un claro ejemplo de
ello son tanto las cejas como las pestañas.
Estas dos estructuras
localizadas en la región próxima a los ojos sabemos que tienen un papel
importante en lo que a estética se refiere, pero lo cierto es que, si vamos más
allá y nos adentramos en la explicación evolutiva de su presencia, nos daremos
cuenta de que biológicamente son más relevantes de lo que a simple vista puede
parecer. Y en al artículo de hoy las analizaremos ambas individualmente.
¿Qué son las cejas?
Empezaremos nuestro viaje con
las cejas. Estas cejas son, a grandes rasgos, un área pilosa ubicada por encima
de la cavidad ocular, aproximadamente unos 2 centímetros por encima del ojo. En
este sentido, es una región de la piel con un vello poco largo pero frondoso. Concretamente,
este vello crece en lo que se conoce como arcos superciliares, que son las
crestas óseas del hueso frontal del cráneo, que marcan la frontera con los
receptáculos de la cavidad ocular. Las cejas, pues, se sitúan en su margen más
inferior.
La presencia de cejas es una
característica común en los primates y algunos otros grupos de animales, aunque
es especialmente en la especie humana que, debido a la desnudez generalizada de
la piel, resaltan, siendo un componente estético muy importante que requiere de
cuidados.
Pero si los humanos, después
de perder gran parte del vello corporal, hemos mantenido esta delgada línea de
pelos es porque, sin duda, cumple con funciones. De no ser así, ese vello lo
hubiéramos perdido como hemos perdido el de prácticamente todo el rostro.
¿Qué funciones tienen las cejas?
Como ya hemos comentado, las
cejas son una delgada línea de vello situada por encima de las cuencas
oculares, en el margen inferior de los arcos superciliares. Haber mantenido
esta capa de pelos a lo largo de la evolución tiene todo el sentido del mundo.
Y es que las cejas cumplen con importantes funciones. Veámoslas.
1. Desvían los líquidos
Cuando sudamos, el sudor que
cae por nuestra frente podría llegar sin problemas a los ojos. El problema
sería que, debido ya no solo a la presencia de sal, sino a la posibilidad de
que arrastre otras sustancias, podría irritar los ojos. En este sentido, las cejas
constituyen una protección mecánica para impedir que el sudor e incluso el agua
de la lluvia entre en los ojos. La presencia de vello es un escudo para impedir
su paso y, además, gracias a su forma, consiguen que estos líquidos retenidos
en los pelos se desvíen hacia los laterales, cayendo por la cara, pero sin
entrar en los ojos. Por lo tanto, las cejas previenen que nuestros ojos se
irriten por el propio sudor.
2. Protegen de la radiación solar
Del mismo
modo, las cejas sirven como protector solar natural. Y es que gracias a la
presencia de vello en esta región, conseguimos evitar que los rayos solares
incidan de forma directa sobre los ojos, los cuales son muy sensibles a la luz
solar intensa. Por lo tanto, los pelos de las cejas, por su localización,
evitan el exceso de radiación solar sobre los ojos y, además, reducen los
reflejos o brillos que pueden incidir sobre ellos. De momento, las cejas
protegen tanto del sudor como de la radiación solar.
3. Filtran partículas del medio
Pero esta protección
no termina aquí. Las cejas, gracias a su frondosidad, sirven como filtro para
retener todo tipo de partículas del medio. Desde moléculas de polvo hasta
partículas de arena, muchas sustancias potencialmente dañinas quedan atrapadas
en las cejas. Y las que podían llegar siendo arrastradas por el sudor, también.
Por lo tanto, las cejas nos protegen de partículas sólidas que no solo nos
pueden provocar dolor e irritación si entran en el ojo, sino que son la puerta
de entrada de todo tipo de moléculas. Con esto, cerramos el papel protector de
las cejas. Sudor, luz solar y partículas sólidas. De todo esto nos protegen las
cejas.
4. Participan en la comunicación
Las funciones
importantes de las cejas no tienen por qué ver solo con su papel protector. De hecho,
la función comunicativa de estas es esencial en las relaciones humanas.
Constituyen una estructura con un poder de transmisión emocional muy grande,
jugando un rol vital en la parte no verbal de la comunicación. Podemos expresar
mucho con las cejas. Desde tristeza hasta sorpresa, pasando por miedo, enfado,
furia, duda… Son parte fundamental de la mirada. De hecho, las cejas pueden
aportar más información que las palabras. Y que la comunicación humana personal
sea tan compleja es en parte, sin duda, gracias a las cejas.
5. ¿Protección contra depredadores?
Como
curiosidad, es muy interesante el rol evolutivo que, recientemente, se le ha
dado a las cejas. ¿Verdad que hay insectos que intentan simular formas de
animales peligrosos para evitar la depredación? Pues la presencia de cejas
podría ir por este camino. Existe una hipótesis que defiende la idea de que las
cejas son un carácter que mantuvimos los seres humanos, ya que podían
protegernos de la depredación en las cuevas mientras dormíamos. Pero, ¿cómo?
Bueno, según esta teoría, habríamos mantenido esta línea de vello porque, al
ser parecida a unos ojos, los depredadores podían pensar que estábamos
despiertos incluso con los ojos cerrados. Sea o no cierto, es una teoría
asombrosa.
¿Qué son las pestañas?
Dejamos las
cejas y pasamos a hablar de pestañas. Las pestañas son unos vellos de
abundancia menor, pero de mayor longitud que las cejas que forman una línea de
pelos en los párpados tanto superior como inferior, los pliegues de la piel que
cubren a los ojos y que se cierran y abren constantemente para mantener la
salud ocular estable.
El número de
pestañas en el párpado superior es mayor que en el inferior. De 150-200 y 80,
respectivamente. Se trata de pelos de muy lento crecimiento que juegan un papel
estético muy importante y que, de nuevo, más allá de este rol en la belleza,
cumplen con funciones muy importantes en el cuerpo.
¿Qué funciones tienen las pestañas?
Las pestañas
son un componente estético muy importante que, pese a que varían mucho entre personas
en lo que a características y morfología se refiere, cumplen también con
funciones biológicas muy importantes. Veámoslas.
1. Evitan la entrada de partículas a los ojos
Del mismo modo
que las cejas, las pestañas impiden la entrada de partículas sólidas en el ojo.
En este caso, la función protectora es incluso más relevante, pues constituyen
un escudo que recubre el ojo tanto por la parte superior como por la inferior.
De este modo, las pestañas consiguen servir de filtro y retener las partículas
de polvo, arena y cualquier otra sustancia potencialmente dañina.
2. Desencadenan movimientos reflejos
Las cejas
están asociadas, en su parte basal, con unas neuronas mecanorreceptoras
altamente sensibles. Estas terminaciones nerviosas presentes en los párpados
son las que envían mensajes al cerebro para que este estimule un cierre rápido
de los ojos. En este sentido, las pestañas hacen que, en caso de que algo esté
cerca de nuestros ojos y a punto de tocarlo, las neuronas del sentido del tacto
envíen impulsos al cerebro para alertar de la situación. Son como unas antenas
que, cuando es necesario, desencadenan los movimientos reflejos de cierre de
los párpados.
3. Filtran la luz solar
Del mismo modo
que las cejas, las pestañas son importantes filtradores de la luz solar. Los
pelos de las pestañas constituyen una especie de escudo alrededor de los
párpados que impide que la radiación solar incida de forma muy directa sobre
los ojos. De esta manera, conseguimos que la luz que llega a nuestros ojos no
sea tan intensa como para dañar las estructuras internas. Junto a los párpados,
juegan un papel muy importante para protegernos de la radiación lumínica fuerte.
4. Protegen contra infecciones
Al servir como
escudo frente a la llegada de partículas sólidas externas, no solo impedimos
sufrir dolor y molestias por la entrada de estas, sino que también evitamos la
entrada de todas las bacterias, virus y gérmenes que puede haber en estas. De
este modo, las pestañas también son útiles para prevenir infecciones oculares
que podrían estar causadas por la entrada de objetos extraños del medio.
Como vemos,
tanto las pestañas como las cejas cumplen con funciones biológicas muy
importantes que van mucho más allá de lo meramente estético. Nada en la
evolución es fruto del azar. Todo tiene sentido a nivel evolutivo. Y estas dos
estructuras pilosas no iban a ser una excepción.
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