Los dos
causantes de enfermedades infecciosas más comunes son los virus y las
bacterias. Ambos son patógenos invisibles a la vista, permitiendo su contagio
de persona a persona de forma sigilosa. Aunque muchas veces se los utiliza como
sinónimos, los especialistas explican que no deben confundirse.
Virus
Los virus no
son organismos vivos, ya que solo crecen y se reproducen dentro de la célula
huésped que infectan. Cuando se encuentran fuera de estas, los virus están
inactivos, por lo tanto, su ‘vida’ requiere el secuestro de las actividades
bioquímicas de otra célula viva.
200 tipos de
virus infectan a las personas y unos cientos de miles lo hacen en otros
mamíferos, según estima la profesora de fitopatología y microbiología ambiental
y biología, Marylin Roossinck. Si además se tiene en cuenta aquellos que
infectan plantas, bacterias y otros organismos, los virus se convierten en los
grandes protagonistas de la biósfera.
A pesar de
su connotación negativa, no todos los virus son ‘malos’. Como ejemplo,
Roossinck señaló que existen virus que infectan plantas y a su siguiente
generación, a través de las semillas, otorgando una mayor facilidad para la
absorción de nitrógeno o extendiendo la longevidad de las semillas infectadas.
Otros virus logran brindar a las plantas una mayor tolerancia a la sequía o al
frío.
Bacterias
Las
bacterias, por otro lado, son organismos vivos que consisten en una sola célula
que puede generar energía, producir su propio alimento, moverse y reproducirse
(generalmente por fisión binaria). Esto permite que vivan en muchos lugares
(desde tierra, agua, y plantas hasta el cuerpo humano), sirviendo para muchos
propósitos.
Las
bacterias cumplen muchos roles vitales en la naturaleza, además de ser
infecciosas. Por ejemplo, descomponer la materia orgánica en productos químicos
utilizables por las plantas o mantener el buen funcionamiento intestinal. Las
bacterias incluso saben cómo ‘trabajar en equipo’, mediante un proceso llamado detección
de quórum.
Las
bacterias son gigantes en comparación con los virus. Las más pequeñas tienen
aproximadamente 0,4 micras (una millonésima parte de un metro) de diámetro,
mientras que los virus varían en tamaño (entre 0,02 y 0,25 micras). Esto hace que
la mayoría de los virus sean submicroscópicos, incapaces de verse en un
microscopio óptico ordinario, por lo que debe recurrirse a uno electrónico.
Infección viral
Los virus
infectan una célula huésped y luego se multiplican por miles, dejándola e infectando
otras células del cuerpo. Por lo tanto, una infección viral será sistémica y se
extenderá por todo el cuerpo. Las enfermedades sistémicas causadas por una
infección viral incluyen dengue, influenza, polio, sarampión, VIH o el nuevo
coronavirus (COVID-19), entre otras.
Infección bacteriana
La infección
causada por bacterias patógenas o por las toxinas (endotoxinas) que estas
producen suele limitarse a una parte del cuerpo, descrita como una ‘infección
localizada’. Los ejemplos más comunes de infección bacteriana son amigdalitis,
cólera, intoxicación alimentaria, neumonía, tétanos o tuberculosis.
Cómo interactúan
De la misma
forma que lo hace con células de nuestro cuerpo, ciertos virus, llamados
bacteriófagos, puede infectar bacterias.
Prevención
Para evitar
infecciones, tanto bacterianas como virales, es necesario contar con todas las
vacunas esenciales y mantener buenas condiciones de higiene en el hogar,
escuela o trabajo. Los expertos advierten que un error muy común es intentar
combatir los virus con antibióticos (que sirven para las bacterias, pero no son
eficaces para los virus). Para estos últimos se puede optar por antivirales
(siempre bajo recomendación y supervisión de un profesional). HD
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