Se inscribió
en la Tercera Orden Regular de San Francisco y se comprometió a ayudar a los
más necesitados, por lo que fue llamado ‘el médico de los pobres’. Sintiendo la
vocación a la vida consagrada contemplativa, en 1908 ingresó en la Cartuja de
Farneta (en Lucca, Italia) pero, por motivos de salud, tuvo que abandonarla a
los nueve meses, regresando a Caracas. En 1913 comenzó a prepararse para el
sacerdocio pero, mientras estaba en el Colegio Pío Latinoamericano de Roma, le
sobrevino una pleuresía y un ataque de tuberculosis. De regreso a su tierra
natal, se dedicó definitivamente a la profesión médica.
Murió en
Caracas (Venezuela), el 29 de junio de 1919, víctima de un accidente
automovilístico, cuando se dirigía a visitar a un enfermo.
Su figura es
extraordinariamente popular en Venezuela, y es normal que muchos niños reciban
el nombre de José Gregorio en honor a él. Paradójicamente, algunas de las
formas que adoptó la devoción popular hacia él retrasaron su proceso de
beatificación, iniciado en 1949. El doctor Leopoldo Briceño-Iragorry, de la
Academia Nacional de Medicina de Venezuela, explica que “en parte del pueblo
hay una visión distorsionada de su figura, que se ha asociado con rituales de
santería y ha sido aprovechada por algunos charlatanes, lo que hizo demorarse
la beatificación”.
El milagro para la beatificación
El decreto sobre
la heroicidad de las virtudes fue promulgado el 16 de enero de 1986, pero aun
no estaba constatado el milagro necesario para el fin del proceso. Para la
beatificación de José Gregorio Hernández Cisneros, la Postulación de la Causa
presentó al examen de la Congregación la supuesta curación milagrosa, atribuida
a su intercesión, de una niña que padecía ‘muy grave traumatismo
craneoencefálico con herida craneoencefálica por arma de fuego’. El hecho tuvo
lugar el 15 de marzo de 2017 en Venezuela. La pequeña, nacida en 2006, la tarde
del 10 de marzo de 2017, mientras viajaba con su padre en una scooter, fue
víctima de un robo a mano armada. La pequeña fue alcanzada en la cabeza por
unos disparos de un rifle de caza, desde una distancia de 2 metros, provocándole
una herida craneoencefálica. Rescatada por su madre, fue transportada en un
pequeño bote a motor al hospital, donde llegó unas cuatro horas después de su
lesión. Le diagnosticaron una fractura parietal derecha con múltiples
fragmentos óseos y metálicos dentro del tejido cerebral. Posteriormente, se
notó un evidente empeoramiento de las condiciones neurológicas. Por diversas
dificultades, el neurocirujano pudo visitarla solo 48 horas después del
traumatismo, constatando “fuga de material cerebral a través de las heridas
craneales provocadas por múltiples armas de fuego”. Ese mismo día se decidió
trasladarla a una clínica privada, donde la pequeña fue sometida a una delicada
neurocirugía. Los médicos informaron a la madre que, si la niña pasaba la operación,
quedaría con trastornos neurológicos y discapacidades. Sin embargo, el 15 de
marzo de 2017 hubo una mejora repentina e inesperada. El 30 de marzo fue dada
de alta en buen estado de salud y sin déficits neurológicos y cognitivos. La
artífice de la advocación al Venerable Siervo de Dios José Gregorio Hernández
Cisneros fue la madre de la niña. Después de enterarse del gravísimo estado de
su hija, comenzó a invocarlo para que intercediera por la curación. Su familia
y otras personas se sumaron a sus invocaciones.
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