Una investigación presentada recientemente en el
congreso del Colegio Estadounidense de Cardiología reveló que las personas que
sufren de insomnio tienen un 69% más de probabilidades de tener un ataque
cardíaco en comparación con las que dormían plácidamente. Entre el grupo
de insomnes, aquellos que dormían menos de 5 horas tenían el mayor riesgo de
sufrir este evento cardíaco. Y este peligro se volvía
exponencial si la persona tenía insomnio y diabetes.
“El insomnio es un trastorno del sueño
común, pero en muchos sentidos ya no es una enfermedad, es más una elección de
vida. Simplemente no priorizamos el sueño tanto como
deberíamos”, dijo Yomna Dean, autora del estudio, de la Universidad de Alexandria,
en Egipto. Dean y su equipo de
investigación tienen la esperanza de que el estudio actual ayude a llamar la
atención sobre el papel que los trastornos del sueño pueden desempeñar en la
salud del corazón. El insomnio puede incluir problemas para conciliar el sueño,
permanecer dormido o dormir bien.
Con una prevalencia cada vez mayor, se estima que el
insomnio afecta del 10% al 30% de los adultos
estadounidenses, y afecta más a las mujeres que a los hombres. Si bien los
estudios han relacionado el insomnio con enfermedades cardiovasculares y
metabólicas, este análisis es el más grande hasta la fecha. Las cifras
de Estados Unidos reflejan la proporción mundial sobre este
trastorno.
El insomnio se define como una dificultad persistente
con el comienzo, mantenimiento, consolidación y la calidad general del
sueño. Las personas con insomnio experimentan somnolencia diurna excesiva
y síntomas que alteran la vida a todo nivel.
Muchos problemas que afectan la salud mental, pueden
causar insomnio. Los eventos estresantes temporales pueden provocar insomnio en
un momento puntual. Sin embargo, si el estrés es persistente y se vuelve
crónico, el insomnio suele intensificarse.
Además de las afecciones cardíacas, algunas consecuencias de la pérdida de sueño son:
·
Sensación de fatiga constante
·
Sensación como ‘si se
estuviera enfermo’
·
Dificultad para prestar atención,
concentrarse o recordar
·
Empeoramiento de las
actividades, sociales, familiares, profesionales o académicas
·
Cambios de humor e
irritabilidad
·
Disminución de la energía
·
Falta de motivación
·
Aumento de riesgo de errores
en las tareas diarias, en el trabajo
·
Mayor predisposición a accidentes
Soluciones
para dormir mejor
Manejar el estrés es el primer paso para mejorar la
calidad del sueño. Y para un buen manejo de esta crisis seguramente necesites
‘retocar’ algunos aspectos de tu vida. Entre ellos:
Revisa tu dieta. Una
nutrición balanceada, con una buena cantidad de vegetales y frutas te aportará
las vitaminas y nutrientes que necesitas para que los sistemas fisiológicos de
tu cuerpo funcionen bien.
Comienza a
caminar. Si no tienes una rutina de ejercicios, que siempre te
ayudará a cansarte y, por ende, a conciliar el sueño más rápido, camina. Ponte
una meta posible, 10 minutos por día o media hora dos o tres veces a la semana.
Puedes comenzar con pocos minutos e ir agregando tiempo a tus caminatas.
Mantiene un
horario de sueño. Trata de acostarte y levantarte alrededor de la misma
hora cada día, los siete días de la semana. Esta rutina quizás no da frutos
inmediatamente, pero la consistencia en los horarios del sueño son muy
importantes para prevenir el insomnio.
Logra el medio
ambiente perfecto para dormir. Expertos aseguran que para dormir bien, la habitación
o el espacio en donde duermas no debe estar ni muy frío ni muy caliente.
También es importante reducir la cantidad de luz, y tratar de evitar el ruido
externo. La temperatura promedio ideal debe rondar los 16-20°C.
Aleja los
dispositivos electrónicos. El
más grande NO es a tener un televisor en la habitación. Pero, además, debes
tratar de no usar tabletas o celulares a la noche. Estos aparatos emiten una
luz azul que interfiere con el sueño.
Trata de no comer
ni tomar mucho a la noche. Si quieres enfrentar a tu insomnio, no lo hagas con
cafeína, porque solo lograrás estar más tiempo contando ovejitas. Tampoco bebas
alcohol porque contra lo que se cree, no ayuda a dormirse. Puede que luego de
beber sientas sueño, pero no es un sueño de calidad. Además, seguramente te
despierte el dolor de cabeza. Otro hábito que no se recomienda es tener
tentempiés nocturnos. Luego de haber cenado, de ser posible temprano, no
vuelvas a abrir la heladera.
Aprende a
reconocer y manejas las situaciones de estrés. Si
estás viviendo una tensión en tu vida, no la barras bajo la alfombra. Enfrenta
la crisis, busca soluciones, charla con familia y amigos, busca ayuda. El
silencio y la negación nunca son los mejores aliados de las soluciones
positivas.
Practica
relajación. Desde respirar profundo, inhalar y exhalar, hasta yoga,
pasando por un manejo consciente de las posturas corporales. Todo ayuda a
diluir el estrés y mejorar el sueño.
Acompaña el ritual
del sueño con hierbas. La lavanda, la manzanilla, y la valeriana son hierbas
que en forma de tés o cremas pueden ayudar a relajarte y a conciliar el sueño.
Proponte metas
posibles y positivas. Tanto el estrés como la falta de sueño, ya sea
separados o combinados, pueden generar sentimientos negativos. Recuerda que
tienes muchas cosas buenas a tu alrededor. Planea pequeños cambios, aleja lo
negativo, habla con tu doctor del estrés y el insomnio.
Tratamientos
Aunque se dice que ocho horas de sueño es la cantidad
de horas perfecta, cada persona tiene un ritmo biológico distinto. Para algunas
personas es suficiente seis horas de sueño en la noche, mientras que otras sólo
se sienten bien si duermen entre 10 y 11 horas.
Según explica la biblioteca médica ADAM, el
tratamiento con frecuencia se inicia con una revisión de los fármacos y de
cualquier afección que pueda estar causando o empeorando el insomnio, tales
como dolores causados por artritis, o en los adultos mayores hombres
agrandamiento de la próstata que genera que la persona deba despertarse muchas
veces para ir al baño a la noche.
Algunas personas pueden necesitar medicamentos para
ayudarlos con el sueño por un período corto de tiempo. Pero en el largo plazo,
hacer cambios en los hábitos de vida y del sueño es el mejor tratamiento para
mejorar la calidad del sueño.
La mayoría de las píldoras para el sueño de venta
libre contienen antihistamínicos. Estos medicamentos se usan generalmente para
tratar las alergias. El cuerpo se acostumbra rápidamente a ellos.
Tu médico puede recetarte medicamentos para el sueño
llamados hipnóticos para ayudar a reducir el tiempo que te lleva quedarte
dormido. La mayoría de ellos pueden generar hábito. HD
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