Más allá de ser una virtud, la gratitud puede
funcionar como una herramienta para mejorar tanto la salud física como mental. Al
menos así lo demuestran diferentes estudios que exploraron la relación entre la
gratitud y el bienestar, y cuyos resultados sugieren que expresar
agradecimiento puede tener impactos significativos en la salud cardíaca,
calidad del sueño o respuesta del sistema inmunitario.
Expresar agradecimiento puede ser una de las formas
más simples de sentirse mejor. La gratitud ayuda a las personas a alcanzar
emociones positivas, disfrutar de buenas experiencias, enfrentar la adversidad
y construir relaciones sólidas.
En los últimos años se han realizado estudios clínicos
que han concluido que ser agradecidos también puede tener un impacto sobre la
salud física. Un trabajo que se llevó a cabo en la Escuela de
Medicina de la Universidad de California reveló que las personas con mayores
niveles de gratitud mostraban mejoras en la salud cardíaca, un estado de ánimo
más positivo, un sueño de mejor calidad, menos fatiga y niveles más bajos de
biomarcadores inflamatorios.
Otro trabajo, publicado en Journal of American
College Health, halló que aquellos estudiantes esperanzados, optimistas y
agradecidos experimentaron emociones positivas, participaban más en sus
actividades diarias, tuvieron más relaciones de apoyo, un mejor sentido de
dirección en la vida y eran capaces de lograr sus objetivos con mayor
frecuencia.
También se han realizado estudios que destacan cómo la
práctica regular de la gratitud puede conducir a una vida más optimista y
activa. En uno de ellos se halló que, al escribir regularmente sobre
las cosas por las que estaban agradecidos, los participantes experimentaron una
mejora significativa en su bienestar general y una reducción en las visitas al
médico.
La gratitud no se limita solo a mejorar la salud
individual, también tiene un impacto positivo en las relaciones
interpersonales. Investigaciones demuestran que expresar gratitud hacia la
pareja no solo fortalece la conexión emocional, sino que también facilita la
comunicación sobre preocupaciones en la relación.
Cómo
desarrollar la gratitud
La gratitud va más allá de buenos modales, es un
reconocimiento de lo que recibimos, ya sea tangible o intangible. Se practica
al recordar momentos positivos del pasado, apreciar el presente y mantener una
actitud esperanzada hacia el futuro. Cultivar la gratitud implica aceptar que
la bondad en nuestras vidas proviene en parte de fuentes externas, reconociendo
los regalos que otros nos han brindado.
En la crianza de los hijos, inculcar la gratitud va
más allá de enseñar buenos modales. La psicóloga Andrea
Hussong destaca la importancia de ser modelos para seguir para los niños,
ayudándolos a conectar el acto de agradecer con emociones genuinas. La
gratitud, según Hussong, es una experiencia interna que se desarrolla con
práctica, reflexión y tiempo.
Tras la temporada festiva, y en conjunto con las
reflexiones sobre el nuevo año, es valioso considerar los regalos no materiales
que hemos recibido y cómo las personas que nos rodean han contribuido a nuestro
camino.
Este tipo de reflexiones no solo fortalecerán los
lazos interpersonales, sino que también funcionarán como un efectivo mecanismo
contra el estrés.
Recuerda, la gratitud no solo puede enriquecer tu vida
emocional, sino también actuar como una fuente inesperada de bienestar físico. HD
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