Un
análisis de sangre desarrollado recientemente es muy preciso para diagnosticar
el síndrome de fatiga crónica. Ofrece el primer método objetivo para
identificar esta enfermedad, que se estima que afecta entre 17-24 millones de
personas en todo el mundo.
En un
estudio dirigido por la Universidad de Oxford, los investigadores examinaron
los resultados de las pruebas de 61 personas diagnosticadas con síndrome de
fatiga crónica, 21 con esclerosis múltiple y 16 sin problemas de salud
conocidos. Los resultados, publicados en la revista Advanced Science, indican
que la nueva prueba cuenta con una tasa de precisión del 91%. Además, puede
discriminar entre síntomas leves, moderados y graves de la enfermedad en el 84%
de los casos.
El
diagnóstico del síndrome de fatiga crónica es actualmente difícil, y se estima
que 9 de cada 10 pacientes que padecen la dolencia desconocen su afección. La
autoevaluación de los síntomas, la realización de cuestionarios y la dependencia
de otras valoraciones subjetivas forman parte de la estrategia de diagnóstico
actual. Los autores escribieron que la última prueba emplea inteligencia
artificial para examinar vibraciones inducidas por láser en una sola célula
sanguínea, utilizando espectroscopia Raman, una tecnología capaz de sondear
células individuales.
El
síndrome de fatiga crónica, o encefalomielitis miálgica (EM), es una afección
médica compleja y debilitante caracterizada por una fatiga profunda y
persistente que no responde al descanso ni al sueño. Esta fatiga suele ir
acompañada de una variedad de otros síntomas, que incluyen:
·
Los problemas cognitivos, también conocidos
como ‘niebla mental’, pueden afectar la memoria y la concentración.
·
Sueño poco reparador, a pesar de periodos
prolongados de descanso.
·
Dolores musculares y articulares.
·
Dolores de cabeza.
·
Dolor de garganta.
·
Ganglios linfáticos sensibles.
El
esfuerzo físico o mental puede agravar los síntomas y provocar un período de
recuperación más prolongado en el malestar post-esfuerzo (MPE). Aún se
desconoce el origen exacto del síndrome de fatiga crónica y puede ser difícil
de diagnosticar debido a la falta de pruebas de laboratorio específicas o de
signos físicos. La presencia de ciertos síntomas y la exclusión de otros
trastornos médicos que podrían explicar estos síntomas a menudo se utilizan
para hacer un diagnóstico.
El
síndrome de fatiga crónica puede tener un impacto significativo en la calidad
de vida de una persona y, actualmente, no existe una cura reconocida para ello.
El tratamiento se centra en el control de los síntomas y el bienestar general
mediante la combinación de cambios en el estilo de vida, fármacos específicos
para los síntomas y terapias como la terapia cognitivo-conductual (TCC) y la
terapia de ejercicio gradual (TEG). La experiencia de cada paciente con
síndrome de fatiga crónica es única y las estrategias de tratamiento con
frecuencia se ajustan a sus necesidades específicas.
Las
personas que padecen esta afección pueden quedar postradas en cama durante
períodos variables, lo que puede afectar su capacidad para trabajar, asistir a
la escuela o participar en actividades familiares. Cabe mencionar que alrededor
del 70% de las personas con síndrome de fatiga crónica son mujeres y alrededor
del 75% de los casos están precedidos por algún tipo de infección.
En su
informe, los científicos mencionaron que la prueba recientemente diseñada
podría ser valiosa para distinguir entre afecciones con síntomas superpuestos,
como la fibromialgia, la enfermedad de Lyme y el COVID prolongado. JQR
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