Muchas
personas se levantan con la sensación de no haber descansado por la noche, aun
durmiendo las 7 u 8 horas recomendadas por los especialistas. Cómo afecta el
rendimiento y qué hacer para solucionarlo.
Muchas
personas experimentan por las mañanas un cansancio que no se condice con las
horas de sueño que tuvieron por la noche. Lo peor es que la sensación de
embotamiento la acompaña gran parte del día, aunque hayan dormido las siete u
ocho horas recomendadas por los especialistas, y termina afectando su
rendimiento. Esto se debe a un estado elevado de inercia del sueño, un proceso
circadiano que modula la memoria, el estado de ánimo, el tiempo de reacción y
el estado de alerta al despertar, según un estudio.
Algunas
personas experimentan un rendimiento reducido y aturdimiento después de apagar
la alarma por primera vez. Sin embargo, pese a que es esperable que los efectos
de la inercia del sueño desaparezcan después de 15 a 60 minutos, pueden durar
horas en algunos casos. Según los especialistas, la inercia del sueño afecta
las habilidades cognitivas más sofisticadas, como el pensamiento evaluativo, la
toma de decisiones, la creatividad y el uso de reglas.
Y
si bien aclararon que hay actividades que pueden verse más perjudicadas que
otras por este agotamiento -como las relacionadas con la conducción de un
vehículo o la medicina-, la inercia del sueño durante horas puede terminar
afectando la calidad de vida de quien la sufre.
El
doctor Raj Dasgupta es especialista pulmonar, experto en medicina del sueño y
profesor clínico asociado de medicina en la Facultad de Medicina Keck de la
Universidad del Sur de California, y enumeró qué factores fácilmente
modificables pueden interferir con los procesos de restauración y recuperación.
Ocho razones por las que las
personas se despiertan cansadas
1- Fatiga
La
Fundación Nacional del Sueño de los EEUU reconoció que es posible que algunos
adultos necesiten más de ocho horas de sueño para sentirse con energía. Un
primer paso podría ser intentar acostarse una hora antes o despertarse una hora
más tarde de lo habitual y ver si eso marca la diferencia, recomendó
Christopher Barnes, profesor de administración en la Universidad de Washington
que estudia la relación entre el sueño y el trabajo.
Para
la profesora de medicina en la Escuela de Medicina David Geffen de la UCLA y ex
presidente de la Academia Americana de Medicina del Sueño Jennifer Martin, si
una persona siente una fatiga inexplicable, “un primer paso importante podría
ser un examen físico de rutina con su médico de familia”.
2- Estilo de vida sedentario
El
cuerpo de las personas sedentarias puede acostumbrarse a tener que gastar bajos
niveles de energía, por lo que es posible que se sientan más cansadas de lo que
deberían al tratar de realizar las actividades diarias básicas. La OMS
recomienda que los adultos realicen al menos 150 minutos (dos horas y media) de
actividad física de moderada a vigorosa a la semana.
3- Ansiedad o depresión
Tener
ansiedad o depresión puede ser energéticamente agotador -reconoció Dasgupta-. “Estas
condiciones también pueden influir negativamente en el tiempo necesario para
conciliar el sueño, así como en si la persona se despierta durante la noche. Los
medicamentos que se usan para tratar la depresión o la ansiedad pueden tener
efectos secundarios, como insomnio o la interrupción de las etapas más
profundas del sueño”, agregó el experto.
4- Sueño inconsistente
Christopher
Barnes es profesor de administración en la Universidad de Washington que
estudia la relación entre el sueño y el trabajo, y destacó que “a veces, los
horarios difieren entre semana y los fines de semana, así como en personas con
trabajos basados en turnos rotativos”. Según explicó, el desfase de horas de
sueño que suele producirse los fines de semana, cuando las personas se acuestan
más tarde porque no madrugan, hace en el organismo ‘un efecto muy parecido al
jet lag’.
5- Deshidratación
Más
del 50% del cuerpo humano está hecho de agua, que se necesita para múltiples
funciones, incluida la digestión de alimentos, la creación de hormonas y
neurotransmisores, y el suministro de oxígeno por todo el cuerpo, según la
Clínica Cleveland. Por lo tanto, no estar bien hidratado se relaciona con una
disminución del estado de alerta y un aumento de la somnolencia y la fatiga. Los
expertos recomiendan que las mujeres consuman 2,7 litros de líquidos al día y
que los hombres tomen 3,7 litros al día. Esta recomendación incluye todos los
líquidos y alimentos ricos en agua como frutas, verduras y sopas.
6- Ambiente o rutina
deficiente para dormir
Tener
una buena higiene del sueño incluye mantener la habitación oscura, tranquila y
fría durante la noche, y usarla solo para dormir y tener relaciones sexuales. Se
debe evitar el consumo de bebidas con cafeína menos de seis horas antes de
acostarse y limitar el consumo de alcohol y comidas pesadas o picantes al menos
dos horas antes de acostarse. El alcohol puede prevenir etapas más profundas
del sueño y estos alimentos pueden causar problemas digestivos que interfieren
con el sueño reparador, según los especialistas.
7- Problemas con la pareja
para dormir
“La
persona (o mascota) con la que compartes la cama tiene un gran impacto en tu
sueño”, dijo Martin. Si el compañero de cama tiene un trastorno del sueño,
ronca o da vueltas, o simplemente tiene un horario diferente que interrumpe el
sueño del otro, esto puede interrumpir el horario de sueño.
8- Trastornos del sueño
Los
trastornos del sueño son otro factor que puede disminuir drásticamente la
calidad del sueño, señaló Barnes. Alguien con apnea del sueño podría
despertarse 50, 100 veces o incluso más durante la noche, añadió, por lo que
los especialistas recomiendan consultar a un especialista en caso de sufrir este
tipo de patologías.
¿Por qué muchas personas se
despiertan antes de que suene la alarma?
Todas
las personas tienen un reloj interno que marca su cronobiología, esto es,
cuándo estar despiertos y activos y cuándo es momento de ir a dormir. El reloj
interno se regula fundamentalmente por la luz. La información sobre si hay luz
natural y qué cantidad de esta entra los ojos le dice al cerebro si es hora de
dormir o es hora de estar activo.
Además
de la luz, hay otros estímulos, como los horarios de las comidas, los horarios
regulares, y el grado de actividad que se tiene a lo largo del día que resultan
muy relevantes para el reloj interno. Con toda esa información, el reloj se
sincroniza y llega un momento en el que, si además la persona tiene una rutina
regular de irse a la cama y levantarse todos los días a la misma hora, su
cuerpo sabrá cuándo se tiene que despertar, incluso antes de que suene la
alarma del despertador.
Todo
este proceso se regula, además, con una serie de hormonas como el cortisol o la
melatonina, que determinan que una persona esté despierta o activa o que tenga
sueño.
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