Las
luchas, las rivalidades. Las contiendas y las envidias. El afán de aparentar y
de conseguirlo todo, son en el fondo, muestra de una gran asignatura pendiente:
nuestra falta de comunión con Dios. Nos queda mucho por llegar a la perfección
en nuestro seguimiento a Jesús.
Quien
está en paz, y en perfecta sintonía con el Señor, sabe que aquello que prima en
el mundo (ser el primero) no ha de ser la motivación de su existencia. Por el
contrario; el cristiano que intenta vivir acorde con la Palabra del Señor e
iluminado por el Espíritu, intuye que ser el último significa servir con
generosidad, guardar silencio aunque a veces se tengan ganas de hablar, dar
como perdida una batalla aunque poseamos mil armas escondidas o resortes para
ganarla.
Es
un gran misterio la presencia del mal en el mundo. ¿Por qué esto a mí? ¿Cómo
puede permitir Dios que ocurra todo esto? ¿Por qué a mí esta injusticia? La
respuesta, como siempre, Jesús. Su cruz, su muerte, su pasión….su ‘ser el
último’ lo clarifica todo. No podemos dejar sobre los hombros de Dios todo lo
que acontece de negativo en el mundo. Siempre recuerdo aquel famoso predicador
que, ante una desgracia ocurrida en su parroquia, preguntaba a sus feligreses:
¿Por qué cuando las cosas van bien decimos que obedece a la casualidad o al
progreso humano y, cuando van mal, es culpa de Dios?
Nuestra
debilidad, seamos cristianos o no, siempre nos acompañará. Lo importante no es
que seamos débiles. No es malo que erremos en muchas situaciones. Que nos
equivoquemos a la hora de tomar decisiones. Lo pernicioso, para la fe y para
nosotros mismos, es creer que nuestros pecados son mayores que la gran
misericordia de Dios. Esa misericordia que se manifiesta en el ‘pagó uno por
todos’. ¿Puede hacer algo más Dios por el bienestar y el futuro de la
humanidad? ¡Por supuesto que sí! A través de nuestras manos, inteligencia,
ciencia y creatividad. Otra cosa es que, como siempre, nos empecinemos en
elegir el camino de la destrucción.
La
vida cristiana, el bautismo, no es un cheque en blanco. No nos garantiza una
vida muy distinta a la de los demás. NO nos evita desgracias. Pero, eso sí, la
vida cristiana –nuestro vivir cristiano- ha de impregnar con los colores de la
esperanza, la ilusión y el amor a Dios todas las situaciones que nos salgan a
nuestro encuentro.
Dios
no nos va a proteger, una y otra vez, de los problemas que sacuden a la
humanidad. Pero siempre nos dará su aliento para saber cómo y de qué manera
enfrentarnos a ellos.
Cuesta
mucho, ¡pero qué mucho!, ser el último. No entender a veces los designios de
Dios.
Ver
la mano del Señor en aquello que nos sacude diariamente la felicidad, la
conciencia o la paz. Pero, es bueno recordar, que el Señor también fue el
último en muchas cosas y el primero en resucitar gloriosamente en beneficio de
todos nosotros.
Y,
por El, hasta merece la pena…..ser de vez en cuando, el último ante los ojos de
algunos o ante los ojos del mundo. ¿O no?
POR
TI, SEÑOR
Defenderé
la justicia, frente aquella otra que con muchos intereses se pone de parte del
poderoso y olvida al pobre.
POR
TI, SEÑOR
Seré
incomprendido pero sin echarme atrás, sabiendo que, Tú, Señor, me acompañas y
me guías con la fuerza de tu Espíritu por los caminos en los que yo avanzo y me
desgasto.
POR
TI, SEÑOR
Huiré
de la palabrería, huérfana y sin obras, para dejar –en tu nombre y por tu
nombre-semillas de tu verdad y de tu presencia. ¿Me ayudarás, Señor? Mira que,
grande es la aventura, y débiles mis fuerzas Mira, Señor, que la envidia y el
orgullo, las pruebas y la tentación de abandono salen a mi paso como el sol
saluda cada mañana.
POR
TI, SEÑOR
Llenaré
de misericordia el cántaro del mundo como la fuente lo hace con una vasija
Inundaré de paz y de concordia cada rincón como lo hace la brisa del mar en su
orilla Miraré hacia arriba, como el girasol lo hace buscando su fuerza en el
sol que nace.
POR
TI, SEÑOR
Seré
el último ante el mundo Sabiendo que ante Ti, puede que sea el primero Seré el
primero sirviendo Aún a riesgo de no ser recompensado humanamente Seré niño en
tus brazos Para sentirme siempre protegido por tu mano.
POR
TI, SEÑOR. JAP
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