La Biblia menciona que hay mínimo 21 casos donde el
Señor no responde la Oración:
1) Si en nuestra oración pedimos mal o tiene
motivos personales y egoístas: “Si piden algo, no lo consiguen porque piden
mal; y no lo consiguen porque lo derrocharían para divertirse”. (Santiago 4,3) Muchos pedimos cosas
malas: la amante o el amante “la muerte del esposo(a), el violador encontrar
una víctima, el delincuente que no sea descubierto” Dios NUNCA responderá eso,
porque Él da lo mejor. “Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus
hijos, ¡cuánto más el Padre del Cielo dará espíritu santo a los que se lo
pidan” (Lucas 11, 13).
2) Porque no es el tiempo oportuno. Abraham tuvo
que esperar 40 años, para recibir la promesa que Dios le había dado. Génesis 18; 14; “Pues hay para cada cosa
un tiempo y un criterio” (Ecle 8,6).
3) Cuando oramos sin fe. “Pero hay que pedir con
fe, sin vacilar, porque el que vacila se parece a las olas del mar que están a
merced del viento. Esa gente no puede esperar nada del Señor, son personas
divididas y toda su existencia será inestable” (Santiago 1, 6-8).
4) Si al pedir oramos guardando maldad en nuestros
corazones: “Si hubiere visto maldad en mi corazón, el Señor no me habría
escuchado” (Salmo 66, 18).
5) Porque oramos, pero permaneciendo en el pecado:
“Sino que los pecados de ustedes han cavado un abismo entre ustedes y su Dios.
Sus pecados han hecho que Él vuelva su cara para no atenderlos” (Isaías 59,2); Jn 9, 31 dice: “Es sabido que Dios no escucha a los pecadores, pero
al que honra a Dios y cumple su voluntad, Dios lo escucha”.
6) La oración de los que NO obedecen o niegan la
Ley de Dios: “El que se niega a escuchar la Ley, hasta su oración indispone a
Dios” (Pro 28,9) “Pero ellos no
quisieron que les hablara, me volvieron la espalda y se tapaban los oídos para
no escucharme”; endurecieron el corazón como el diamante. Rechazaron la Ley y
los mensajes que Yahvé de los Ejércitos les mandaba por medio de los antiguos
profetas, a los cuales inspiraba. Yahvé se enojó mucho con esto, y se les dijo:
Si ustedes no le hacen caso cuando él los llama, también ustedes gritarán sin
que Él los atienda” (Zacarías 7, 11-13).
7) Si cuando oramos, servimos indignamente a Dios:
“Miren, ustedes presentan sobre mi altar alimentos impuros. Ustedes seguramente
replicarán: “¿En qué te hemos profanado?” Lo han hecho cuando han pensado que
la mesa de Yahvé no merece respeto. Cuando ustedes traen para sacrificarla una
bestia ciega, o cuando presentan una coja o enferma, ¿creen que actúan bien?
Llévasela al gobernador a ver si queda contento o si te recibe bien, dice Yahvé
de los ejércitos. Así es como ustedes piden a Dios sus favores. Pero, ¿creen
ustedes que los atenderá?” (Malaquías 1,
7-9)
8) La Oración de los que se han apartado de Dios:
“Esto dice Yahvé respecto de este pueblo: ¡Cómo les gusta correr de acá para
allá, si no paran un momento! Yahvé no los quiere, pues se acuerda ahora de sus
crímenes y del castigo que merecen. Y añadió Yahvé: No ruegues por la felicidad
de este pueblo. Aunque ayunen, no escucharé su súplica; aunque me presenten
holocaustos y ofrendas, no los aceptaré. Al contrario, me preparo para acabar
con ellos por la espada, el hambre y la peste” (Jeremías 14, 10-12). También el Señor en el Libro de los Proverbios nos dice: “¿Se van a rehusar
cuando los llamo, no van a poner atención cuando les tiendo la mano?, ¿No
quieren hacer caso de mis consejos y rechazan mis advertencias? Yo también me
reiré de su miseria, me burlaré cuando el miedo los domine, cuando les llegue
el huracán del terror y se los lleve el torbellino de las desdichas, cuando
queden bajo el peso de la miseria y de la angustia. Entonces me llamarán pero
no responderé, me buscarán pero no me hallarán” (Proverbios 1,24-25.28).
9) La oración de los que hacen sus oídos sordos al
clamor del pobre o del que sufre: “El que pone oídos sordos al grito del
afligido, cuando llame no le responderán” (Proverbios
21, 13).
10) La oración de los que son violentos, asesinos,
mentirosos y calumniadores: “Cuando rezan con las manos extendidas, aparto mis
ojos para no verlos; aunque multipliquen sus plegarias, no las escucharé,
porque veo la sangre en sus manos”. (Isaías
1,15) o porque “Los pecados de ustedes han cavado un abismo entre ustedes y
su Dios. Sus pecados han hecho que él vuelva su cara para no atenderlos. Pues
las manos de ustedes están manchadas de sangre, y sus dedos, de crímenes, sus
labios pronuncian la mentira y su lengua murmura la falsedad” (Isaías
59, 2-3).
11) Porque la persona que ora, está bajo juicio.
Las personas que están bajo juicio, van de problema en problema, de dificultad
en dificultad hasta que Dios les levanta el juicio, cuando tienen un
arrepentimiento sincero delante de Dios; todo esto no fue castigo de Dios, sino
consecuencias de su pecado. “No se engañen, nadie se burla de Dios: al final
cada uno cosechará lo que ha sembrado” (Gálatas
6,7a). Las consecuencias del pecado de David, la sufrieron sus hijos, lo
que les trajo muerte y violencia, por más que digamos: “Señor, escucha mi oración,
atiende a mis plegarias, respóndeme, tú que eres fiel y justo. No llames a
juicio a tu siervo pues no hay quien sea justo en tu presencia” (Salmo 143, 1-3) pero el Señor no la
responderá.
12) Porque la persona que ora, está bajo prueba.
“Busqué al Señor en el momento de la prueba, de noche sin descanso hacia él
tendí mi mano y mi alma se negó a ser consolada” (Salmo 77, 2) ¿Por qué Dios nos prueba? “Se prueba la plata en el
fuego, se coloca el oro en el crisol: cada uno debe probar a los que lo aman” (Proverbios 27, 21).
13) La oración de los que le rinden culto a los
ídolos o a Satanás (Brujerías): “Por eso, así habla Yahvé: Les voy a mandar una
catástrofe de la cual nadie podrá escapar. Y aunque me pidan auxilio, no los
ayudaré. ¡Que vayan, entonces, las ciudades de Judá y los habitantes de
Jerusalén a clamar a los dioses a los que quemaban incienso! Estos dioses no
les darán ningún socorro cuando les pase la desgracia. ¡Porque tan numerosos
como tus ciudades son tus dioses, Judá! E igual al número de las calles de
Jerusalén es la cantidad de altares que ustedes han levantado para ofrecer
incienso a Baal. En cuanto a ti, no ruegues por este pueblo, ni eleves por él
súplicas ni oraciones; porque no los voy a oír cuando me llamen en el momento
de la desgracia” (Jeremías 11, 11-14)
“Me dijo: «¿Has visto, hijo de hombre? Todavía verás abominaciones mayores que
éstas». Me condujo luego al atrio interior de la Casa de Yahveh. Y he aquí que
a la entrada del santuario de Yahveh, entre el vestíbulo y el altar, había unos
veinticinco hombres que, vuelta la espalda al santuario de Yahveh y la cara a
oriente, se postraban en dirección a oriente hacia el sol. Y me dijo: «¿Has
visto, hijo de hombre? ¿Aún no le bastan a la casa de Judá las abominaciones
que cometen aquí, para que llenen también la tierra de violencia y vuelvan a
irritarme? Mira cómo se llevan el ramo a la nariz. Pues yo también he de obrar
con furor; no tendré una mirada de piedad, no perdonaré. Con voz fuerte
gritarán a mis oídos, pero yo no les escucharé” (Ezequiel 8,15-18).
14) Las oraciones con hipocresía o sólo por
cumplimiento: “Entre tanto se habían reunido miles y miles de personas, hasta
el punto de que se aplastaban unos a otros. Entonces Jesús se puso a decir,
especialmente para sus discípulos: “Cuídense de la levadura de los fariseos,
que es la hipocresía” Lucas 12,1.
15) Las oraciones de los Soberbios u Orgullosos:
“Pero Dios tiene mejores cosas que dar. Y la Escritura añade: Dios resiste a
los orgullosos, pero hace favores a los humildes” (Santiago 4,6).
16) Las oraciones donde falta perdonar. “Y cuando
se pongan de pie para orar, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que
su Padre del Cielo les perdone también a ustedes sus faltas” (Marcos 11, 25-26).
17) Las oraciones de los que no se sujetan a los
presbíteros (sacerdotes): “También ustedes, los más jóvenes, sean sumisos a la
autoridad de los Presbíteros. Traten de rivalizar en sencillez y humildad unos
con otros, porque Dios resiste a los orgullosos, pero da su gracia a los
humildes” (1 Pedro 5, 5).
18) Las oraciones de los que maldicen a sus padres:
“¿Ha maldecido a su padre y a su madre? Su lámpara se apagará en el lugar más
oscuro” (Proverbios 20,20) y “El que
deja sin nada a su padre y echa a su madre es un hijo infame y desnaturalizado”
(Proverbios 19, 26). ¡Y vea Marcos 7,10!
19) Cuando el marido no da honor a la mujer: “Y
ustedes, maridos, sean a su vez comprensivos en la vida en común. Sabiendo que
sus compañeras son seres más delicados, y que ambos comparten la gracia que
lleva a la vida, eviten las amenazas. Este será un buen medio para que Dios
escuche lo que ustedes le pidan” (1 Pedro
3,7).
20) Los que oran auto justificándose: “El fariseo,
puesto de pie, oraba en su interior de esta manera: “Oh Dios, te doy gracias
porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos, adúlteros, o
como ese publicano, Ayuno dos veces por semana y doy la décima parte de todas
mis entradas. Mientras tanto el publicano se quedaba atrás y no se atrevía a
levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: “Dios mío,
ten piedad de mí, que soy un pecador”. Yo les digo que este último estaba en
gracia de Dios cuando volvió a su casa, pero el fariseo no. Porque el que se
hace grande será humillado y el que se humilla será enaltecido” (Lucas 18, 11-14).
21) La oración de los que maltratan el Pueblo de
Dios: “Haces que mis enemigos den la espalda, y a cuantos me odiaban aniquilo.
Aunque griten, nadie los salvará, claman al Señor, pero no les responde” (Salmo 18, 40-41) “Ustedes descueran
vivos a los de mi pueblo y les arrancan la carne de sus huesos. Ustedes pueden
comerse la carne de mi pueblo, partir sus huesos y echarlos a la olla, pero
cuando me llamen no les haré caso, sino que les ocultaré mi cara por sus malas acciones”
(Miqueas 3, 2-4). MML
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