Hasta la edad de 30 años en que Cristo inició su
actividad pública, permaneció en el seno de su familia, en el ejercicio de su
modesta profesión de carpintero, heredada de José, su padre.
Los evangelistas, biógrafos de Jesús, no narran más
de sus primeros 30 años porque no había más que relatar.
La redención del género humano lograda por Cristo,
culmina con su muerte y resurrección pero, toda la vida de Cristo es redentora,
todos sus actos nos han redimido. Los 30 años de vida ordinaria de Jesucristo
son redentores y son ejemplo, modelo, para los cristianos.
Aunque se suele llamar a ese período de su vida,
‘vida oculta’ no es porque la ocultara sino, simplemente porque no
aparece nada destacable, todo es ordinario: familia, trabajo, relación con
parientes amigos, vecinos, clientes,…
El Catecismo en el n. 531 nos dice: Jesús compartió, durante la mayor parte de su vida, la
condición de la inmensa mayoría de los hombres: una vida cotidiana sin aparente
importancia, vida de trabajo manual, vida religiosa judía sometida a la ley de
Dios (cf. Ga 4, 4), vida en la comunidad. De todo este período se nos dice que
Jesús estaba ‘sometido’ a sus padres y que ‘progresaba en sabiduría, en
estatura y en gracia ante Dios y los hombres’ (Lc 2, 51-52).
Y en 533: La vida oculta de Nazaret
permite a todos entrar en comunión con Jesús a través de los caminos más
ordinarios de la vida humana: «Nazaret es la escuela donde empieza a entenderse la vida de Jesús, es
la escuela donde se inicia el conocimiento de su Evangelio. [...] Finalmente,
aquí aprendemos también la lección del trabajo.
Nazaret, la casa del ‘hijo del Artesano’: cómo deseamos comprender más en este
lugar la austera pero redentora ley del trabajo humano y
exaltarla debidamente. [...] Queremos finalmente saludar desde aquí a todos los
trabajadores del mundo y señalarles al gran modelo, al hermano divino (Pablo VI, Homilía en el templo de la Anunciación de la Virgen María
en Nazaret (5 de enero de 1964).
Es lógico que fijemos nuestra atención en los
sorprendentes acontecimientos de la vida pública de Cristo y en lo llamativo de
la vida ejemplar de muchos cristianos declarados como modelos de santidad pero,
a lo largo de la historia, hay muchos cristianos no declarados santos, pero
que lo son por haber vivido cristianamente una vida
corriente.
La familia, el trabajo, la calle,… son ‘los
templos’ donde el cristiano busca y encuentra a Dios, es la vida real lo que se
cristianiza, no hay otra vida.
El cristiano no vive en la parroquia, sino en la vida
real. Esa es la actitud de ‘salir’ de la que nos habla el Papa Francisco. Se
podría decir que no tenemos que ‘salir’ porque ya estábamos fuera, intentando
ser ‘sal y luz’.
Los resultados, la eficacia de la Iglesia y de una
parroquia, no están el número de asistentas a actividades parroquiales, sino en
el número de fieles que están cristianizando la sociedad: en el cumplimiento de
los muchos deberes familiares, sociales y profesionales. Los cristianos van al
templo para fortalecerse en la doctrina y recibir la gracia de Dios a través de
los sacramentos, lo que les da fortaleza para cristianizar su propio
entorno.
Desde que se levanta hasta que se acuesta, un
cristiano tiene un panorama enorme para enriquecer su persona y embellecer su
entorno. Casi sin darse cuenta tiene la oportunidad de desplegar el arsenal de
valores a aplicar en cada uno de las pequeñas acciones y decisiones que se
toman cada día.
Cumplir cristianamente con los deberes familiares,
profesionales, sociales, de amistad,… es el único camino de santidad completa
para los cristianos. Esa vida es heroica, es santa.
Y,… la guinda final: el acabado de la sencillez.
Cuando el Papa Francisco dice que no hay que ser héroes, sino hacer actos
humildes, seguramente se refiere a eso. La vida de cada día está llena de esos
actos humildes, realizados con sencillez, que no destacan, no llaman la
atención pero, son un verdadero despliegue de valores humanos.
Así es como se
cristianiza la sociedad entera, desde dentro. Y ese es el único espacio del
cristiano, no hay otro. JO
No hay comentarios.:
Publicar un comentario