Ofrece
ventajas como la reducción de la inflamación y la promoción de la salud
cardiovascular, pero su consumo excesivo puede dañar la mucosa del tracto
gastrointestinal.
A
lo largo de la historia, el consumo de alimentos picantes ha sido una práctica
común en diversas culturas alrededor del mundo. Los alimentos picantes,
caracterizados por su capacidad para inducir una sensación de calor y ardor,
han sido utilizados no solo por su sabor audaz, sino también por sus
potenciales beneficios para la salud.
Entre
estos beneficios destacan la mejora del metabolismo, la reducción de la
inflamación y la promoción de la salud cardiovascular. Sin embargo, a pesar de
las muchas ventajas, el consumo de alimentos picantes no es adecuado para todos
y puede tener algunas contraindicaciones importantes. Problemas
gastrointestinales, exacerbación de condiciones preexistentes y reacciones
adversas en personas sensibles son algunas de las preocupaciones asociadas con
la ingesta de comidas picantes.
El
picante provoca una sensación de quemazón en la boca al activar los
nociceptores, que son terminaciones nerviosas que detectan dolor. Este proceso
desencadena la liberación de endorfinas, creando una sensación de bienestar.
Cuándo es malo comer picante y
por qué
En
personas sanas, el consumo excesivo de alimentos picantes puede dañar la mucosa
del tracto gastrointestinal. Esto puede resultar en síntomas como náuseas,
vómitos, dolor abdominal, úlceras y diarreas.
Las
personas con úlceras gastroduodenales, gastritis, síndrome de intestino
irritable, reflujo gastroesofágico, hemorroides, problemas hepáticos, mujeres
embarazadas o en lactancia, y niños menores de seis años, deben evitar el
consumo de picante.
Beneficios de comer comida
picante
En
primer lugar, estimula las secreciones gástricas, por lo que el consumo de
alimentos picantes en cantidad moderada puede ayudar a favorecer las
digestiones. Por ejemplo, el jengibre favorece la digestión y previene las
náuseas y vómitos derivados del embarazo o la quimioterapia.
Además,
es antibacteriano y antiséptico (wasabi o jengibre) por lo que su uso es útil
en la prevención de toxiinfecciones en la preparación de pescados crudos muy
comunes en la gastronomía japonesa.
También,
ejerce una acción antiinflamatoria a nivel arterial y activa la circulación.
Utilizar especias picantes puede ser un buen sustituto de la sal, hecho que
puede favorecer un mejor control de la hipertensión arterial.
En
cuarto lugar, es un analgésico natural. Su acción calmante del dolor se debe a
que, de alguna manera, ‘engaña’ al sistema nervioso central actuando sobre los
receptores del dolor, por lo que dicha sustancia también se emplea en fórmulas
farmacológicas en patologías como psoriasis, artritis reumatoide o neuralgias.
También se estudia para minimizar las llagas y aftas bucales derivadas de los
tratamientos oncológicos de radioterapia o quimioterapia.
Por
último, es un activador del metabolismo energético. Algunos condimentos como la
mostaza o la pimienta pueden activar una de las enzimas clave en la regulación
del metabolismo y el control energético. Por lo que puede ayudar en el
tratamiento del sobrepeso, la obesidad y otras enfermedades metabólicas como la
diabetes, ya que también modula los niveles de glucosa en sangre.
Variedad de alimentos picantes
Los
alimentos picantes son populares en muchas culturas y vienen en diversas
formas. A continuación te dejamos algunos ejemplos comunes: En cuanto a lo que
son los Chiles, Jalapeños o Habaneros: Los jalapeños son moderadamente picantes
y se usan en muchas comidas mexicanas, mientras que los habaneros son mucho más
picantes y se emplean en salsas y marinadas.
Con
respecto a los Pimientos de Cayena, son utilizados tanto en forma de polvo como
frescos, para agregar un intenso picante a los platos. Además, existen las
salsas picantes como el tabasco, que está hecha con chiles de tabasco, vinagre
y sal, y la Sriracha, que es una salsa tailandesa popular hecha con chiles,
vinagre, ajo, azúcar y sal.
También
en cuanto a lo que es el curry picante encontramos el famoso wasabi utilizado
en la cocina japonesa, especialmente con sushi y sashimi, y que proporciona un
picante muy característico.
¿Nos podemos adaptar al
picante?
Ante
una elevada exposición a alimentos picantes se puede experimentar una
resistencia de los receptores de la capsaicina, aumentando así la tolerancia a
la sensación de picor, como ocurre en países como México. Mientras que los
europeos empiezan a sufrir ardores en alimentos con grados de 5000 SHU (del
inglés, Scoville Heat Units es una medida del picor o pungencia en los chiles)
como los pimientos del padrón picantes, los mexicanos son capaces de tolerar
chiles de hasta 20.000 SHU.
Adaptarse
a la comida picante sí es posible, y este proceso puede ocurrir tanto a nivel
fisiológico como psicológico. Algunos puntos clave sobre cómo podemos
adaptarnos a la comida picante son los siguientes:
-Aumento
gradual de la tolerancia: La exposición continua a comidas picantes puede
aumentar nuestra tolerancia al picante. Comenzar con pequeñas cantidades y
aumentar gradualmente la cantidad de picante puede ayudarnos.
-Desensibilización
de los receptores del dolor: La capsaicina, el componente activo del picante,
actúa sobre los receptores del dolor en la boca. Con el tiempo y con la
exposición repetida, estos receptores pueden volverse menos sensibles, haciendo
que la comida picante nos parezca menos intensa.
-Acostumbramiento
psicológico: Además del aspecto físico, hay una adaptación psicológica. Las
personas pueden acostumbrarse a la sensación de ardor y aprender a disfrutar
del sabor y de la experiencia global de comer alimentos picantes.
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