Generalmente,
el consumo del líquido se asocia al verano. Sin embargo, es clave para el buen
funcionamiento del organismo, también con temperaturas bajas. Los detalles.
El
calor del verano suele hacer que la gente piense más en la hidratación y en
beber agua. Pero a medida que bajan las temperaturas durante los meses de
invierno, se tiende a reducir el consumo del líquido.
Sin
el calor del verano, que afecta a la cantidad de sudor y a la frecuente
sensación de sed, es fácil no tener en cuenta la necesidad de beber líquidos
durante los meses más fríos.
Sin
embargo, mantenerse hidratado durante los meses de invierno es tan importante,
si no más, que mantenerse hidratado durante los meses de verano. Ante la ola de
aire frío que está predominando en la Argentina, el Servicio Meteorológico
Nacional recomienda “tomar mucho líquido y evitar el consumo de bebidas
alcohólicas”.
“La
hidratación es necesaria para vivir, independientemente de la estación del
año”, dijo el doctor Andrés Espejo, del Hospital Universitario Austral.
¿Por qué es importante la
hidratación?
A
pesar de la temperatura exterior, el cuerpo humano depende del agua para
funcionar correctamente. Como el peso corporal de cada persona es
aproximadamente dos tercios agua, su cuerpo necesita agua para regular la
temperatura corporal, suministrar nutrientes, filtrar residuos, lubricar las
articulaciones, hidratar la piel, facilitar la digestión y proteger el cerebro
y la columna vertebral. Es decir, casi todas las funciones y fluidos corporales
dependen del agua.
¿Qué tiene de especial el
invierno con respecto a la hidratación?
El
invierno implica generalmente un clima más seco y bajas temperaturas. Son
factores que pueden llevar a la deshidratación sin que las personas la
registren.
Aunque
el calor del verano haya pasado, el cuerpo sigue necesitando la misma cantidad
de agua para funcionar óptimamente.
Según
Joseph Watso, investigador del Instituto de Ejercicio y Medicina Ambiental de
Dallas, Estados Unidos, en los ambientes fríos los riñones excretan más orina.
La deshidratación aparece cuando el cuerpo pierde más agua de la que ingiere.
Incluso una deshidratación leve -el nivel en el que la gente empieza a sentir
sed- está relacionada con la dificultad para concentrarse, la mala memoria y el
mal humor.
¿Cuánto hay que hidratarse en
invierno?
Se
aconseja consumir entre 2 y 3 litros diarios de líquidos. Aunque las
necesidades varían entre personas en función de la edad, el sexo, y la
actividad física.
Según
expresó el doctor Alberto Cormillot, médico argentino especialista en obesidad
y director de la Clínica de Nutrición y Salud que lleva su nombre, Dieta Club,
el consumo de agua debería ser tenido en cuenta también en invierno.
“Cuando
se levanta a la mañana y va a lavarse los dientes, tómese un vaso grande de
agua, y antes de acostarse, tómese otro vaso grande de agua. Y ahí ya tiene con
eso cubierto medio litro antes de salir de su casa. Si se mueve durante el día,
tome otro vaso de agua”, aconsejó Cormillot.
En
el caso del adulto mayor puede llegar a tener temor a la incontinencia y
entonces pueden tener a tomar menos líquido. De hecho, se ha encontrado que los
adultos mayores que viven en hogares, entre el 30-50%, ingiere menos líquidos
de lo que se podía tomar.
¿Por qué siempre hay que estar
hidratado?
Mantener
el cuerpo hidratado es esencial para la salud y el bienestar general. No solo
es vital para el funcionamiento de los órganos, sino también para la correcta
recuperación muscular, la salud intestinal, la función cerebral y mucho más.
Los
signos y síntomas de la deshidratación pueden ser:
-Orina
amarilla oscura u olorosa
-Calambres
musculares
-Boca
seca
-Sensación
de mareo o aturdimiento
-Dolores
de cabeza
-Fatiga
-Ansia
de azúcar
-Mal
aliento
Cómo hay que protegerse del
frío extremo
Ante
un evento de frío extremo, según el Servicio Meteorológico Nacional, se debe
evitar la exposición por tiempo prolongado al aire libre. Hay que generar más
calor corporal: se debería caminar, levantarse y sentarse, mover las
extremidades, y tomar mucho líquido.
Es
importante destacar que si una persona sufre el impacto del frío, no debe
automedicarse, sino que tiene que consultar a un profesional de la salud o
dirigirse al centro de salud más cercano. En caso de tener medicación recetada
se deberá mantener el plan de acción actualizado.
Además,
según la información de expertos recabada por el SMN, es recomendable evitar
los cambios bruscos de temperatura, ya que pueden provocar enfermedades del
sistema respiratorio y se sugiere no fumar productos del tabaco en ambientes
cerrados.
Durante
un evento de frío extremo se recomienda mantener una alimentación saludable,
con todos los nutrientes y energía necesaria para llevar adelante las actividades
diarias. También se debe priorizar el consumo de alimentos frescos y
mínimamente procesados; además de realizar cuatro comidas diarias.
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