Texto
del Evangelio (Lc 15,3-7): En
aquel tiempo, Jesús dijo esta parábola a los fariseos y maestros de la Ley:
«¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa
y nueve en el desierto, y va a buscar la que se perdió hasta que la encuentra?
Y cuando la encuentra, contento, la pone sobre sus hombros; y llegando a casa,
convoca a los amigos y vecinos, y les dice: ‘Alegraos conmigo, porque he
hallado la oveja que se me había perdido’. Os digo que, de igual modo, habrá
más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y
nueve justos que no tengan necesidad de conversión».
Comentario del Evangelio
Hoy nos imaginamos el Corazón de Jesús: había un
pequeño cordero revoltoso, llamado Bel. Frecuentemente se escondía para
escuchar la voz del pastor, que lo llamaba por su nombre: ¡Bel, Bel! Un día Bel
se perdió de verdad. El pastor lo buscó con ansia. Hasta última hora no lo
encontró, al borde de un precipicio lleno de espinos.
—Bel, ¿qué haces aquí? ¡Ven! Lleno rasguños, el pastor
silbaba contentísimo y regresó con Bel a casa. —Jesús, tú eres mi pastor. Nunca
permitas que me aparte de ti.
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