Ofrecemos estos
breves puntos con la intención de que puedan servir para la meditación
individual o comunitaria. Son tomados de las lecturas y de las oraciones de la
misa del domingo 29 de junio de 2025.
Se dividen en tres
partes: lo que Dios nos dice (con un comentario que nos puede ayudar a
comprender el Evangelio); lo que nosotros podemos decirle a Él como respuesta;
y de qué modo podemos llevarlo a la vida cotidiana. Dios quiera que ayuden a
muchos a dedicarle, cada domingo, un tiempo especial a Dios, nuestro Señor.
Dios nos habla
•
“Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a
sus discípulos: «¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que
es?» Ellos le respondieron: «Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías;
y otros, Jeremías o alguno de los profetas». «Y ustedes, les preguntó, ¿quién
dicen que soy?» Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: «Tú eres el Mesías,
el Hijo de Dios vivo». Y Jesús le dijo: «Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás,
porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que
está en el cielo. Y Yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi
Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las
llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en
el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo»” (Mt 16,13-19).
•
“Mientras Pedro estaba bajo custodia en la prisión, la
Iglesia no cesaba de orar a Dios por él” (Hch
12,5).
“Querido hijo: Ya
estoy a punto de ser derramado como una libación, y el momento de mi partida se
aproxima: he peleado hasta el fin el buen combate, concluí mi carrera, conservé
la fe. Y ya está preparada para mí la corona de justicia, que el Señor, como
justo Juez, me dará en ese Día, y no solamente a mí, sino a todos los que hayan
aguardado con amor su manifestación. Pero el Señor estuvo a mi lado, dándome
fuerzas, para que el mensaje fuera proclamado por mi intermedio y llegara a
oídos de todos los paganos. Así fui librado de la boca del león. El Señor me
librará de todo mal y me preservará hasta que entre en su Reino celestial. ¡A
Él sea la gloria por los siglos de los siglos! Amén” (2Tim 4, 6-8.17-18).
Reflexión
“La vocación de Roma
estriba de los apóstoles; el ministerio que nos toca ejercer desde aquí es un
servicio a favor de la Iglesia universal e incluso de toda la humanidad. Es un
servicio irremplazable, ya que, según el beneplácito de su sabiduría, Dios
colocó Roma, la ciudad de Pedro y de Pablo en el itinerario que conduce a la
Ciudad Eterna, porque confió a Pedro las llaves del Reino de los cielos. Pedro
unifica en su persona el colegio de todos los obispos. Lo que queda aquí en
Roma, no por la voluntad del hombre, sino por una providencia libre y
misericordiosa del Padre, del Hijo y del Espíritu, es la ‘solidez de Pedro’,
como la define San León Magno: Pedro no cesa de ocupar su sede; conserva una
participación plena en el ministerio de Cristo, Soberano Pontífice. La estabilidad
propia de la piedra que él ha recibido de la piedra angular que es Cristo (1Cor 3,11), una vez establecido como
Pedro-Piedra, (Mt 16,16) la transmite
a todos sus sucesores” (San Pablo VI,
Exhortación sobre la alegría cristiana).
Nosotros le hablamos
•
“Bendeciré al Señor en todo tiempo, su alabanza estará
siempre en mis labios. Mi alma se gloría en el Señor: que lo oigan los humildes
y se alegren. Glorifiquen conmigo al Señor, alabemos su Nombre todos juntos.
Busqué al Señor: Él me respondió y me libró de todos mis temores” (salmo 33).
•
“San Pedro apóstol y San Pablo, maestro de los gentiles, nos
enseñaron tu ley, Señor” (Antífona de
entrada).
•
“Concédenos, Señor Dios nuestro, que nos ayude la intercesión
de los apóstoles san Pedro y san Pablo, por quienes diste a tu Iglesia las
primicias de la obra salvadora y, por ellos, otórganos el auxilio para alcanzar
la salvación eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los
siglos” (Oración Colecta).
Nuestra vida cambia
•
¿Qué importancia tiene la fe en mi vida?
•
¿Estoy dispuesto a conocerla cada vez mejor, vivirla y
testimoniarla, como lo hicieron los Apóstoles?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario