sábado, 21 de junio de 2025

Novena al Sagrado Corazón de Jesús…

(Tomada de los textos de Santa Teresita)
“Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio”.
Celebrar al Sagrado Corazón de Jesús es apuntar a lo central de nuestra fe: “Su corazón abierto nos precede y nos espera sin condiciones, sin exigir un requisito previo para poder amarnos y proponernos su amistad: «nos amó primero» (1 Jn 4,10). Gracias a Jesús «nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído» en ese amor (1 Jn 4,16)”.
Por esto, ofrecemos estas oraciones y reflexiones para que nos ayuden a revivir nuestra vida cristiana, nuestro vínculo con ese Dios que amándonos nos impulsa a vivir del mismo modo. En este caso, tomamos con guía a una experta en el amor divino: Santa Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz.
Que nuestra Madre nos acompañe en el camino… 
Oración inicial para todos los días
“Oh Dios mío… ya que me has amado hasta darme a tu Hijo único para que fuese mi Salvador y mi Esposo, los tesoros infinitos de sus méritos son míos; te los ofrezco gustosa, y te suplico que no me mires sino a través de la Faz de Jesús y en su Corazón abrasado de amor”.
Jesús mío “quiero trabajar sólo por tu amor, con el único fin de agradarte, de consolar a tu Sagrado Corazón y de salvar almas que te amen eternamente”. 
Oración final para todos los días
“Acuérdate de que en la tierra quiero consolarte, Señor, del negro olvido al que los pecadores te condenan. ¡Amor único mío, escucha mi plegaria, para amarte, Jesús, dame mil corazones! Pero no basta aún, ¡oh Belleza suprema! ¡Para amarte dame tu propio corazón divino!” 
Meditaciones para cada día
1 El amor que necesito
Texto
“Necesito encontrar un corazón que arda en llamas de ternura, que me preste su apoyo sin reserva, que me ame como soy, pequeña y débil, que todo lo ame en mí, y que no me abandone de noche ni de día». No he podido encontrar ninguna criatura capaz de amarme siempre y de nunca morir. Yo necesito a un Dios que, como yo, se vista de mí misma y mi pobre naturaleza humana, que se haga hermano mío y que pueda sufrir”.
Puntos para la reflexión
                  El corazón humano tiene una sed infinita de amor, necesita saberse amado.
                  El amor de los demás es limitado. En ocasiones falla y traiciona.
                  Necesitamos un amor gratuito, que no sea ni por ningún interés.
                  Sólo Dios es capaz de amar infinitamente, siempre, sin jamás morir ni desaparecer.
                  Dios, al encarnarse, en Jesús, se ha hecho cercano a cada uno de nosotros por amor. La infinitud del amor divino está cerca, se puede recibir, nos puede transformar.
                  Jesús, al sufrir, nos demuestra que nos ama siempre, que nos acompaña en todo momento, incluso en los más difíciles.
                  ¿Hemos descubierto, en nuestra vida, los gestos de amor de Dios? ¿Confiamos en su amor? ¿Tratamos de corresponderle? 
2 Pruebas de amor
Texto
“Tú me escuchaste, amado Esposo mío. Por cautivar mi corazón, te hiciste igual que yo, mortal, derramaste tu sangre, ¡oh supremo misterio!, y, por si fuera poco, sigues viviendo en el altar por mí. Y si el brillo no puedo contemplar de tu rostro ni tu voz escuchar, toda dulzura, puedo, ¡feliz de mí!, de tu gracia vivir, y descansar yo puedo en tu sagrado corazón, Dios mío”.
Puntos para la reflexión
                  Jesús nos ha demostrado su desbordante amor por nosotros, especialmente, al dar la vida en la Cruz y al quedarse con nosotros en la Eucaristía.
                  La pasión de Cristo debe alimentar constantemente nuestra gratitud ante el amor divino.
                  La presencia de Jesús en la Eucarística es un gesto constante de que no estamos solos, de que Dios nos acompaña porque nos ama infinitamente.
                  Gracias a la fe podemos descubrir estos gestos de amor de Dios. La fe nos lleva a cambiar nuestra vida de cara a ese Dios que tanto nos ama.
                  Si Dios, por amor a nosotros, se nos ha acercado tanto, nuestro amor a Él debe impulsarnos para que vivamos cerca de Él.
                  ¿Agradecemos con nuestras palabras y con nuestras obras el inmenso amor de Dios?
                  ¿Tratamos de buscar tiempo para estar con Dios, en la oración, la lectura de la Biblia, la misa…? 
3 Comunión
Texto
“Tú bien sabes que yo no veo al Sagrado Corazón como todo el mundo. Yo pienso que el corazón de mi Esposo es sólo para mí, como el mío es sólo para él, y por eso le hablo en la soledad de este delicioso corazón a corazón, a la espera de llegar a contemplarlo un día cara a cara”.
Puntos para la reflexión
                  La vida cristiana surge del encuentro con Jesús, con el amor de su Santísimo Corazón.
                  La vida cristiana requiere de tiempos especiales de oración, para poder conocer y amar íntimamente a Jesús.
                  La vida cristiana consiste en unirnos al Señor, en vivir en unión con Él.
                  Es importante ofrecer a Dios toda nuestra vida, nuestras alegrías y nuestros sufrimientos, nuestras obras de amor al prójimo y nuestros sacrificios.
                  Nuestra vida adquiere su verdadero sentido en unión con la de Jesús.
                  ¿Trato de vivir todo según el pensamiento de Jesús, según su voluntad? ¿Le ofrezco mi vida al Señor? ¿La pongo en sus manos? 
4 Confianza
Texto
“Vivir de amor es disipar el miedo, aventar el recuerdo de pasadas caídas. De aquellos mis pecados no veo ya la huella, junto al fuego divino se han quemado... ¡Oh dulcísima hoguera, sacratísima llama, en tu centro yo fijo mi mansión. Y allí, Jesús, yo canto confiada y alegre: ¡vivo de amor!”
Puntos para la reflexión
                  La fe en el infinito amor de Dios nos llena de amor, gratitud y confianza.
                  Ante la inmensa misericordia divina, nuestro corazón no tiene miedo, sino seguridad. Sabemos que Él nos puede perdonar.
                  La fe en el perdón divino nos mueve al sincero arrepentimiento, a la conversión de vida, a la respuesta de amor.
                  Ninguna ofensa se compara el perdón de Dios. Lo más grave es desconfiar de su amor, no arrepentirse de corazón, alejarnos de Él.
                  ¿Se que Dios es rico en misericordia y que nunca se cansa de perdonarnos? ¿Busco continuamente su perdón, con humildad y gratitud? 
5 Sacrificio
Texto
“Vivir de amor no es en la cima del Tabor su tienda plantar el peregrino de la vida. Es subir al Calvario a zaga de las huellas de Jesús, y valorar la cruz como un tesoro... En el cielo, mi vida será el gozo, y el dolor será ido para siempre. Mas aquí desterrada, quiero, en el sufrimiento, ¡vivir de amor!”
“Para darles un precio, todos mis sacrificios echar quiero en tu inefable corazón de Dios”.
Puntos para la reflexión
                  La fidelidad al Señor implica vivir de la fe y de su amor en toda circunstancia, buena o adversa.
                  Poder ofrecer a Dios nuestros sufrimientos es una gracia.
                  Unidos a Jesús, el Dios que ha sufrido por nosotros, nos da fortaleza para sobrellevar nuestras adversidades.
                  ¿Cómo vivo los momentos de dolor? ¿Recurro a Dios, dejo que Él me consuele y sostenga? ¿Me fortalezco contemplando el amor infinito de Jesús en la cruz? 
6 Desinterés
Texto
“Vivir de amor es darse sin medida, sin reclamar salario aquí en la tierra. ¡Ah, yo me doy sin cuento, bien segura de que en amor el cálculo no entre! Lo he dado todo al corazón divino, que rebosa ternura. Nada me queda ya... Corro ligera. Ya mi única riqueza es, y será por siempre ¡vivir de amor!”
Puntos para la reflexión
                  Muchas veces amamos pero con la necesidad de ser correspondidos, agradecidos, valorados.
                  Sin embargo, en el caso de Dios, Él nos amó primero, nosotros somos los que correspondemos.
                  Es importante aprender a amar a Dios por Él mismo y no por sus dones.
                  Crecer en el amor divino es la mejor recompensa del amor.
                  ¿Doy a Dios todo lo que puedo? ¿Colaboro con la obra de Dios con mis bienes, con mi tiempo, con mis talentos?
                  ¿Amó a Dios por Sí mismo o por sus dones? 
7 Caridad fraterna
Texto
“En los comienzos de mi vida religiosa Jesús quiso hacerme sentir qué dulce es verle a él en el alma de sus esposas. Así, cuando llevaba a la hermana sor San Pedro, lo hacía con tanto amor, que no hubiera podido hacerlo mejor si hubiese tenido que llevar al mismo Jesús”.
Puntos para la reflexión
                  El amor a Jesús se traduce en amor al prójimo. El mismo Señor nos ha enseñado que Él mismo recibe las obras que hacemos a los demás.
                  En la fe, podemos ver al Señor y amarlo, en nuestros hermanos, especialmente los más necesitamos.
                  Prestar un servicio a alguien por amor al Señor es un acto de caridad verdaderamente valioso para Dios, de hecho, “la fe actúa por la caridad”.
                  Esta caridad, que apunta a Dios y al prójimo, eleva nuestra capacidad de amar. Nos hace más pacientes, serviciales, humildes, desinteresados, mansos, honrados…
                  ¿Nuestro amor a Dios nos lleva a amar a los demás, incluso los que no nos son simpáticos? ¿Somos serviciales? ¿Pensamos en lo demás? ¿Nos ocupamos de los más necesitados? 
8 Misión
Texto
“Vivir de amor es navegar sin tregua en las almas sembrando paz y gozo. ¡Oh mi Piloto amado!, la caridad me urge, Pues te veo en las almas, mis hermanos. La caridad me guía, ella es mi estrella, bogo siempre a su luz, en mi vela yo llevo grabada mi divisa: ¡Vivir de amor!”
Puntos para la reflexión
                  Una expresión muy especial de la caridad fraterna es el deseo de que los demás se encuentren con Dios, fuente de gozo y paz.
                  La misión es el amor que busca dar a Dios a los demás.
                  La mayor necesidad del corazón humano es el amor divino. Y la misión, la evangelización busca hacer de puente para que el hombre descubra el amor de Dios.
                  La misión es no conformarse con amar a Dios sino querer que otros también lo amen.
                  ¿Qué hago para que los que me rodean se encuentren con Dios? 
9 Perseverancia
Texto
“¡Corazón de Jesús, tesoro de ternura, tú eres mi dicha, mi única esperanza! Tú que supiste hechizar mi tierna juventud, quédate junto a mí hasta que llegue la última tarde de mi día aquí. Te entrego, mi Señor, mi vida entera, y tú ya conoces todos mis deseos. En tu tierna bondad, siempre infinita, quiero perderme toda, Corazón de Jesús… Mi desterrada alma, al dejar esta vida, quisiera hacer un acto de purísimo amor, y luego, dirigiendo su vuelo hacia la patria, ¡entrar ya para siempre en tu corazón…!”
Puntos para la reflexión
                  El amor de Dios es infinito, nos colma aquí en la tierra y será nuestra casa en el Cielo.
                  La esperanza del amor eterno, de la vida eterna, da luces y fuerzas especiales para vivir coherentemente nuestra fe en la tierra.
                  La vida cristiana es un encuentro con Jesús tan profundo que no se rompe, que no se acaba, sino que permanece para siempre.
                  El amor verdadero es para siempre.
                  ¿Deseo amar a Dios, crecer en su amor y serle fiel por siempre?

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