Ofrecemos estos
breves puntos con la intención de que puedan servir para la meditación
individual o comunitaria. Son tomados de las lecturas y de las oraciones de la
misa del domingo 15 de junio de 2025.
Se dividen en tres
partes: lo que Dios nos dice (con un comentario que nos puede ayudar a
comprender el Evangelio); lo que nosotros podemos decirle a Él como respuesta;
y de qué modo podemos llevarlo a la vida cotidiana. Dios quiera que ayuden a
muchos a dedicarle, cada domingo, un tiempo especial a Dios, nuestro Señor.
Dios nos habla
•
“Cuando Él afianzaba el cielo, yo estaba allí; cuando trazaba
el horizonte sobre el océano, cuando condensaba las nubes en lo alto, cuando
infundía poder a las fuentes del océano, cuando fijaba su límite al mar para
que las aguas no transgredieran sus bordes, cuando afirmaba los cimientos de la
tierra, yo estaba a su lado como un hijo querido y lo deleitaba día tras día,
recreándome delante de Él en todo tiempo, recreándome sobre la faz de la
tierra, y mi delicia era estar con los hijos de los hombres” (Prov 8,27-31).
•
“Durante la Última Cena, Jesús dijo a sus discípulos:
«Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las pueden comprender
ahora. Cuando venga el Espíritu de la Verdad, Él los introducirá en toda la
verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les
anunciará lo que irá sucediendo. Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y
se lo anunciará a ustedes. Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo:
Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes»” (Jn 16,12-15).
“Justificados por la
fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por Él
hemos alcanzado, mediante la fe, la gracia en la que estamos afianzados, y por
Él nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Más aún, nos gloriamos
hasta de las mismas tribulaciones, porque sabemos que la tribulación produce la
constancia; la constancia, la virtud probada; la virtud probada, la esperanza.
Y la esperanza no quedará defraudada, porque el amor de Dios ha sido derramado
en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado” (Rm 5,1-5).
Reflexión
“Según mi criterio,
no es suficiente afirmar, en la confesión de mi fe, que el Señor Jesucristo, mi
Dios y tu Unigénito, no es una mera criatura; ni soporto que se emplee una tal
expresión al referirse a tu santo Espíritu, que procede de ti y es enviado por
medio de él. Yo siento una gran veneración por las cosas que a ti te
conciernen. Sabiendo que sólo tú eres el Ingénito y que el Unigénito ha nacido
de ti, no se me ocurrirá no obstante decir que el Espíritu Santo ha sido
engendrado, ni jamás afirmaré que ha sido creado… Conserva, te lo ruego, esta
incontaminada norma de mi fe y, hasta mi postrer aliento, concede esta voz a mi
conciencia, para que me mantenga siempre fiel a lo que he profesado en el
Símbolo de mi nuevo nacimiento, cuando fui bautizado en el nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo: a saber, que pueda siempre adorarte a ti, Padre
nuestro, junto con tu Hijo, y merezca a tu Espíritu Santo, que procede de ti a
través de tu Unigénito. Porque para mí, mi Señor Jesucristo es idóneo testigo
para creer, él que dijo: Padre, todo lo mío es tuyo y lo tuyo mío; él
que permanece siempre Dios en ti, de ti y junto a ti. ¡Bendito él por los
siglos de los siglos! Amén” (San Hilario
de Poitiers, Tratado sobre la Trinidad).
Nosotros le hablamos
•
“Señor, nuestro Dios, que admirable es tu Nombre en toda
la tierra” (Antífona del Salmo).
•
“Bendita sea la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu
Santo, porque ha tenido misericordia con nosotros” (Antífona de entrada).
•
“Dios Padre, que
revelaste a los hombres tu misterio admirable al enviar al mundo la Palabra de
verdad y el Espíritu santificador; te pedimos que, en la profesión de la fe
verdadera, podamos conocer la gloria de la eterna Trinidad y adorar al único
Dios todopoderoso. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los
siglos” (Oración Colecta).
Nuestra vida cambia
•
¿Qué lugar ocupa Dios Padre en mi oración y en mi vida?
•
¿Qué lugar ocupa Jesucristo en mi oración y en mi vida?
•
¿Qué lugar ocupa el Espíritu Santo en mi oración y en mi
vida?
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