Mantener la presión arterial
bajo control es importante para algo más que la salud del corazón, sino que
también puede mantener el cerebro agudo a medida que envejece.
Un nuevo estudio, publicado el
11 de diciembre en la revista ‘Neurology’, muestra que las personas mayores
cuya presión arterial sube y baja con el tiempo podrían ser más propensas a
sufrir un deterioro en sus habilidades de pensamiento y memoria.
“Estos resultados sugieren que
la fluctuación en la presión arterial es un factor de riesgo de problemas
cognitivos más allá de los efectos negativos de la hipertensión en sí”, señaló
la investigadora, la Dra. Anisa Dhana, investigadora postdoctoral de la
Universidad de Rush, en Chicago (EE.UU).
Para el estudio, los
investigadores reclutaron a casi 4.800 personas con una edad promedio de 71
años. Los participantes se midieron la presión arterial con regularidad durante
3 años, y completaron pruebas de habilidades de pensamiento y memoria al
principio y al final del estudio de 10 años.
En general, los participantes
tenían una presión arterial promedio de 138/78. La presión arterial alta se
define como 130/80 o más. Pero es importante anotar que este estudio fue
observacional y no pudo establecer un vínculo causal directo entre la presión
arterial y la salud cerebral, escribió la Dra. Dhana.
Los resultados mostraron que
las personas cuya presión arterial fluctuó más experimentaron casi 3 años
adicionales de envejecimiento cerebral, según las pruebas cognitivas. Por otro
lado, las personas que tomaban medicamentos para la presión arterial no
mostraron diferencias en las evaluaciones en las pruebas de pensamiento al
final del estudio, apuntaron los investigadores.
“Se debe monitorizar de forma
rutinaria a los adultos mayores para determinar su presión arterial y cualquier
cambio a lo largo del tiempo, de modo que podamos identificar a las personas
que podrían tener este problema y trabajar para aliviarlo, lo que potencialmente
podría ayudar a prevenir o retrasar los problemas cognitivos”, escribió la Dra.
Dhana en un comunicado de prensa de la revista.
Los participantes negros
tendían a tener más variación en su presión arterial que los blancos,
encontraron los investigadores, y eso también condujo a unas evaluaciones más
bajas en las pruebas cognitivas.
“Con el envejecimiento de
nuestra sociedad y la prevalencia de la enfermedad de Alzheimer, identificar
estrategias de prevención para ralentizar el declive de las habilidades cognitivas
en los adultos mayores se ha convertido en una prioridad de salud pública”,
afirmó la investigadora. Y agregó que “el manejo de la presión arterial y sus
fluctuaciones se está convirtiendo en un factor de riesgo esencial que se puede
modificar”. HD N
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