Ofrecemos estos
breves puntos con la intención de que puedan servir para la meditación
individual o comunitaria. Son tomados de las lecturas y de las oraciones de la
misa del domingo 19 de octubre de 2025.
Se dividen en tres
partes: lo que Dios nos dice (con un comentario que nos puede ayudar a
comprender el Evangelio); lo que nosotros podemos decirle a Él como respuesta;
y de qué modo podemos llevarlo a la vida cotidiana. Dios quiera que ayuden a
muchos a dedicarle, cada domingo, un tiempo especial a Dios, nuestro Señor.
Dios nos habla
•
“Jesús enseñó con una parábola que era necesario orar siempre
sin desanimarse: «En una ciudad había un juez que no temía a Dios ni le
importaban los hombres; y en la misma ciudad vivía una viuda que recurría a él,
diciéndole: “Te ruego que me hagas justicia contra mi adversario”. Durante
mucho tiempo el juez se negó, pero después dijo: “Yo no temo a Dios ni me
importan los hombres, pero como esta viuda me molesta, le haré justicia para
que no venga continuamente a fastidiarme”». Y el Señor dijo: «Oigan lo que dijo
este juez injusto. Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que claman a Él
día y noche, aunque los haga esperar? Les aseguro que en un abrir y cerrar de
ojos les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe
sobre la tierra?»” (Lc 18,1-8).
•
“Los amalecitas atacaron a Israel en Refidim. Moisés dijo a
Josué: «Elige a algunos de nuestros hombres y ve mañana a combatir contra
Amalec. Yo estaré de pie sobre la cima del monte, teniendo en mi mano el bastón
de Dios». Josué hizo lo que le había dicho Moisés, y fue a combatir contra los
amalecitas. Entretanto, Moisés, Aarón y Jur habían subido a la cima del monte.
Y mientras Moisés tenía los brazos levantados, vencía Israel; pero cuando los
dejaba caer, prevalecía Amalec. Como Moisés tenía los brazos muy cansados,
ellos tomaron una piedra y la pusieron donde él estaba. Moisés se sentó sobre
la piedra, mientras Aarón y Jur le sostenían los brazos, uno a cada lado. Así
sus brazos se mantuvieron firmes hasta la puesta del sol. De esa manera, Josué
derrotó a Amalec y a sus tropas al filo de la espada” (Ex 17,8-13).
Reflexión
“La palabra de Dios
nos ha legado una metodología de la oración, mediante la cual expone a sus
dignos discípulos que con ahínco y seriedad buscan la ciencia de la oración la
forma de conciliarse la atención de Dios a través de las palabras de la
oración.
Se aparta de Dios
quien no se une a él en la oración. Por tanto, lo primero que debéis aprender
sobre la oración es esto: que hay que orar siempre sin desanimarse. Pues
mediante la oración logramos estar con Dios. Y el que con Dios está, lejos del
enemigo está. La oración es el sostén y el escudo de la honestidad, el freno de
la ira, el sedante y el control de la soberbia. La oración es el sello de la
virginidad, garantía de la fidelidad conyugal, esperanza de los que velan,
fertilidad de los agricultores, salvación de los navegantes. Y pienso que
aunque nos pasásemos toda la vida conversando con Dios, orando y dándole
gracias, estaríamos tan lejos de recompensarlo como se merece, como si en
ningún momento hubiéramos abrigado el propósito de remunerar a nuestro
bienhechor” (San Gregorio de Nisa, Sobre el Padrenuestro).
Nosotros le hablamos
•
“Yo te invoco, Dios mío, porque tú me respondes; inclina tu
oído hacia mí y escucha mis palabras. Protégeme como a la pupila de tus ojos,
escóndeme a la sombra de tus alas” (Antífona
de entrada).
•
“Dios todopoderoso y eterno, concédenos permanecer fieles a
tu santa voluntad y servirte con un corazón sincero. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios por los siglos de los siglos” (Oración
Colecta).
Nuestra vida cambia
•
¿Mi oración es un verdadero encuentro de amor con Dios?
•
¿Soy perseverante en la oración aunque me parezca que no soy
escuchado?
•
¿Rezo por los demás, como lo hizo Moisés por su pueblo?
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