Siro de Pavía, Santo
Obispo, 09 de Diciembre
Una leyenda que
apareció en Italia identifica al obispo de Pavía, san Siro, con el niñito
galileo que presentó a Jesús los panes y los peces para el milagro de la
multiplicación. Una segunda leyenda, de origen francés, ve en ese jovencito a
san Marcial. La primera leyenda la refiere el autor del De laudibus Papiae, un
escrito del 1330, en el que se dice también que san Siro, primer obispo de
Pavía, fue enterrado en la iglesia de los santos Gervasio y Protasio que
fue la primera iglesia ticinesa.
El autor del De
laudibus sacaba, a su vez, las noticias de la Vida de san Siro, escrita por un
anónimo en el siglo VIII con la clara intención de hacer ver que la Iglesia de
Pavía era más antigua que la de Milán, de la que dependía:
sus obispos eran consagrados por el metropolita de Milán, y esto no les gustaba
a los ciudadanos de Pavía, la ciudad elegida como capital del reino longobardo
y rival en prestigio de la ciudad de san Ambrosio (que en época más reciente le
dedicó a san Siro su más famoso estadio de fútbol).
Según esta Vida los
orígenes del obispo de Pavía están unidos con Aquileia, cuyo primer obispo
Ermagora fue consagrado por el evangelista san Marcos. Siro habría ido de
Palestina a Italia siguiendo a san Pedro y a san Marcos, y se habría detenido
en Aquileia con el obispo Ermagora, en compañía de Evencio.
Enviados ambos a la
ciudad a orillas del Ticino colaboraron ambos en la difusión del Evangelio en
toda esa región y alrededores. Aunque verosímil, la biografía de san Siro
contrasta con los datos cronológicos, porque se sabe que el tercer obispo de
Pavía, Evencio, vivió entre el 381 y el 397.
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