Vicente Romano, Beato
Sacerdote, 20 de Diciembre
Martirologio Romano: En
Tor Ottava, de Nápoles, en la Campania, Italia, beato Vicente Romano,
presbítero, que, siendo párroco, se dedicó con todas sus fuerzas a la educación
de los niños y a las necesidades de los obreros y pescadores († 1831).
Fecha de beatificación: 17 de noviembre de 1963 por S.S. Pablo VI.
Nació en Torre de Greco (Nápoles), en el seno de una modesta y piadosa familia. Quiso ingresar en el seminario de Nápoles, pero al haber muchos seminaristas, no le dejaron entrar. Después intentó hacer el noviciado en la Compañía de Jesús, pero por fin fue acogido en el seminario diocesano de Nápoles, donde tuvo como director espiritual al venerable Mariano Arciero. En Nápoles escuchó en diversas ocasiones los sermones de san Alfonso María de Ligorio. Ordenado sacerdote en 1775 volvió a su pueblo natal, donde pasó el resto de su vida. Fue un padre para los huérfanos, un consolador para los afligidos y un protector para los oprimidos. Durante la erupción del Vesubio de 1794, se prodigó en la asistencia de la población y reconstruyó la parroquia de su pueblo que había sido destruida.
Fecha de beatificación: 17 de noviembre de 1963 por S.S. Pablo VI.
Nació en Torre de Greco (Nápoles), en el seno de una modesta y piadosa familia. Quiso ingresar en el seminario de Nápoles, pero al haber muchos seminaristas, no le dejaron entrar. Después intentó hacer el noviciado en la Compañía de Jesús, pero por fin fue acogido en el seminario diocesano de Nápoles, donde tuvo como director espiritual al venerable Mariano Arciero. En Nápoles escuchó en diversas ocasiones los sermones de san Alfonso María de Ligorio. Ordenado sacerdote en 1775 volvió a su pueblo natal, donde pasó el resto de su vida. Fue un padre para los huérfanos, un consolador para los afligidos y un protector para los oprimidos. Durante la erupción del Vesubio de 1794, se prodigó en la asistencia de la población y reconstruyó la parroquia de su pueblo que había sido destruida.
En 1796 fue nombrado
ecónomo de la parroquia de la Santa Cruz, y en 1799 fue nombrado párroco, y
desde 1796 fue canónigo de la colegiata. Adelantándose a su tiempo instituyó la
“misa práctica”, o sea una misa en la que desde el púlpito un sacerdote iba
explicando a los fieles las ceremonias y sugiriéndoles los sentimientos y
pensamientos más apropiados para una mejor participación en la eucaristía. Se
ocupó de los pescadores, de su situación social y de su vida espiritual; y de
la espiritualidad del clero rural. Fue un gran devoto del Sagrado Corazón.
Fue perseguido primero,
por los invasores franceses y después, por algunas sociedades políticas
italianas. Murió de una neumonía y su tumba, en su parroquia, se convirtió en
lugar de peregrinación. Es el primer sacerdote diocesano italiano elevado al
honor de los altares.
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