miércoles, 6 de diciembre de 2017

Hay que cuidar los antibióticos

La resistencia a los antibióticos está aumentando en todo el mundo a niveles peligrosos. Día tras día aparecen y se propagan con impensada rapidez nuevos mecanismos de resistencia que ponen en peligro nuestra capacidad para tratar enfermedades comunes ocasionadas por bacterias. 
Un creciente número de infecciones, como la neumonía, la tuberculosis, la septicemia o la gonorrea, son cada vez más difíciles de tratar, a medida que los antibióticos van perdiendo su eficacia. 
Por otra parte, el fenómeno de la resistencia a los antibióticos hace que se incrementen los costos médicos, que se prolongue la duración de las estadías hospitalarias y que aumente la mortalidad. 
Se calcula que si esta tendencia no se revierte, para el año 2050 se producirán en el mundo 10,5 millones de muertes anuales como consecuencia de la resistencia antibiótica, muy por encima del número de muertes por cáncer (8 millones) o por los accidentes de tránsito (1,2 millones). 
Son muchas las causas de esta situación. Por un lado, es inevitable que los medicamentos vayan perdiendo con el tiempo su capacidad para matar bacterias patógenas, debido a que las bacterias, por motivos de selección natural y adaptación genética, tienden a volverse más resistentes a los antibióticos. 
Sin embargo, ese proceso se está acelerando de forma exponencial debido a que los antibióticos se utilizan en exceso y a menudo de manera equivocada, como, por ejemplo, en el tratamiento de infecciones virales, como el resfrío o la gripe: se estima que los antibióticos no se prescriben adecuadamente hasta en un 50% de los casos. 
En cuanto a las soluciones, el trabajo es arduo, pero el éxito es posible. En la Asamblea General de las Naciones Unidas de septiembre de 2016 se incluyó por primera vez en la historia de la organización el problema de la resistencia. 
Los países miembros, entre ellos, la Argentina, se comprometieron a abordar en forma amplia y coordinada las causas profundas de la resistencia antibiótica no sólo en la salud humana, sino también en la salud animal y en la agricultura. 
En línea con este programa, la Organización Mundial de la Salud ha instituido la Semana Mundial de Concientización sobre el Uso Responsable de los Antibióticos, que se celebró este año entre el 13 y el 19 de noviembre, en un intento por comprometer en esta lucha a todos los involucrados: las autoridades, los médicos y otros profesionales de la salud, las sociedades científicas, la industria farmacéutica y todos y cada uno de nosotros. 
Las autoridades en salud deben asumir su responsabilidad y ser líderes en el desarrollo de planes de acción para hacer frente al problema, convocando a todos los sectores involucrados. 
Los médicos y otros profesionales de la salud debemos procurar no recetar antibióticos a menos que sean realmente necesarios y una vez adoptadas todas las medidas posibles para averiguar y confirmar qué antibiótico debe recibir cada paciente. 
El sector veterinario tiene también una importante responsabilidad, dado que más de la mitad del consumo de antibióticos a nivel mundial se realiza en el campo de la medicina veterinaria. Por lo tanto, este sector debe asegurarse de que los antibióticos administrados a los animales se utilicen únicamente para el control o el tratamiento de enfermedades infecciosas y bajo supervisión veterinaria. 
La industria farmacéutica debe acelerar e intensificar sus esfuerzos para investigar y desarrollar nuevos antibióticos que ayuden en el manejo de las infecciones difíciles de tratar. Tienen también una responsabilidad en la comunicación ética y objetiva de las ventajas de sus productos. 
Por último, la población general es un actor clave en la lucha contra la resistencia antibiótica. Es importante que sólo se tomen antibióticos cuando son prescriptos por un profesional, evitando la automedicación, y siguiendo estrictamente las instrucciones recibidas en cuanto a dosis y duración del tratamiento. 
Los resfríos, la gripe, la bronquitis y la mayoría de los dolores de garganta no se curan con antibióticos. También pueden prevenirse las infecciones lavándose las manos, preparando los alimentos en condiciones higiénicas, velando por la seguridad de las relaciones sexuales y manteniendo los esquemas de vacunación al día. 
En resumen, la lucha contra las enfermedades infecciosas cuenta con los antibióticos como un aliado fundamental. De todos nosotros depende que esto siga siendo así.  Dr. Lautaro de Vedia

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