Pablo Uchibori y 15 compañeros, Beatos
Mártires, 28 de Febrero
En el monte Unzen,
en Nagasaki, beatos mártires Pablo Uchibori Sakuemon, quien junto a sus
compañeros ofrecieron con alegría su vida por mantener su fe. (1627)
Nombres de los
mártires: Pablo
Uchibori Sakuemon, Samurai, Gaspar Kisayemon, María Màe, Gaspar Nagai, Luis
Shàzaburo, Dionisio Saiki Zenka, Luis Saiki Kizo, Damiin Lchiyata, Leo Nakayama
Sokan, Pablo Nakayama, Juan Kisaki Kyuhachi, Juan Heisaku, Tomás Shàgo-ro,
Alexio Shohachi, Tomás Kando Heie-mon, y Juan Araki Kenshichi.
Fecha de
beatificación: 24 de
noviembre de 2008 en el pontificado del Papa Benedicto XVI, junto a otros 172
mártires de Japón.
Son un grupo de
veintinueve, todos ellos indicados con sus nombres y datos concretos. Destacan
el samurái Pablo Uchibori, con sus tres hijos, y el anciano señor (“tono”) de
la aldea Hachirao, Pablo Onizuka, padre del mártir beato Pedro Onizuka, s.j.,
quemado vivo en 1622. Pero los veintinueve mártires se distribuyen en tres
grupos, según la fecha del martirio: 21 de febrero, 28 de febrero y 17 de mayo
de 1627.
Casi todos habían
sufrido anteriormente cárcel y torturas. Algunos son descendientes o familiares
de mártires. Otros mueren con su esposa e hijos. Algunos eran catequistas o
jefes de aldeas, o habían hospedado a los misioneros ocultos, arriesgando su
propia vida.
A los tres hijos de
Pablo Uchibori, antes de matarlos y arrojarlos al mar (21 de febrero de 1627),
les cortaron los dedos de las manos, ante su padre y ante un gran grupo de
condenados al martirio, para presionarlos a apostatar. El niño Ignacio
Uchibori, de cinco años, sufrió la mutilación con gran serenidad, levantando
sus dedos y mano mutilada y sangrienta, con la admiración de todos los
presentes. Con ellos murió del mismo modo, con los dedos mutilados y arrojada
al mar, Gracia, esposa de Tomás Soxin, porque no quiso renegar de la fe;
también mataron allí mismo, arrojándolos al mar, a otros doce.
Cinco de los veintiséis mártires de la presente lista, martirizados en los sulfatos del monte Unzen en dos grupos y fecha distinta: 28 de febrero y 17 de mayo son firmantes, entre otros doce, de la carta dirigida anteriormente a Pablo V (18 de octubre de 1620), expresando su disponibilidad de “ofrecer nuestras vidas en testimonio de Cristo y de la santa Iglesia romana... Nada tenemos tan grabado en el corazón como el padecer el martirio, cuando la ocasión se ofrezca, con la gracia de Dios”.
Cinco de los veintiséis mártires de la presente lista, martirizados en los sulfatos del monte Unzen en dos grupos y fecha distinta: 28 de febrero y 17 de mayo son firmantes, entre otros doce, de la carta dirigida anteriormente a Pablo V (18 de octubre de 1620), expresando su disponibilidad de “ofrecer nuestras vidas en testimonio de Cristo y de la santa Iglesia romana... Nada tenemos tan grabado en el corazón como el padecer el martirio, cuando la ocasión se ofrezca, con la gracia de Dios”.
El samurái Pablo
Uchibori, ya desde las torturas en la cárcel y durante los tormentos de los sulfatos,
animaba a todos sus compañeros a perseverar en la fe, mientras él y otros eran
torturados y mutilados en rostro y manos. Murió diciendo: “Alabado sea el
Santísimo Sacramento”. De él se conserva una carta escrita desde la cárcel, en
la que explica el martirio de otros mártires anteriores y su propia
disponibilidad martirial por amor a Cristo: “Deseo padecer por su amor”.
Todos murieron
orando, fuertes en la fe y con alegría, a veces dejando escritas, durante el
trayecto hacia el martirio, expresiones poéticas de despedida, como hicieron
los mártires Joaquín Mine y Bartolomé Baba con esta afirmación: “Hasta ahora
creía que el cielo estaba muy lejos; ahora, viéndolo tan cerca, me llena de
alegría”. El samurái Juan Marsutake murió orando: “¡Señor Jesús, no me dejéis
de vuestra mano!”. Los testigos han dejado constancia de la actitud martirial
de todos.
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