Cuando
una persona padece una lumbalgia aguda que no cede de manera espontánea
consulta al médico. Suele indicarse estudios de imágenes, donde puede
observarse el estado de los discos intervertebrales lumbares.
Los
discos están formados por un núcleo central y un anillo periférico fibroso.
Ambos contienen un gran porcentaje de agua, en especial el núcleo, que asume el
rol de amortiguar y equilibrar las presiones que recibe la columna
lumbar.
Si
bien hay discos intervertebrales a lo largo de la columna vertebral, su
comportamiento varía en cada región.
Los
estudios pueden revelar la presencia de una o varias hernias o protusiones. La
diferencia entre ambas es que en las hernias el anillo fibroso sufre una rotura
y en las protusiones solo hay un abombamiento del mismo.
Los
pacientes suelen referir que hicieron un movimiento y se “herniaron”. Es
importante explicar entonces que la hernia es probable que ya se hubiera
producido, en un lento deterioro del disco, de acuerdo con la actividad y el
biotipo del paciente.
La
aparición del dolor puede deberse a la inflamación de los tejidos discales y
circundantes.
Cuando
el paciente conoce el diagnóstico, asociado a que está atravesando un dolor,
piensa que algo ha cambiado a partir de ese momento y suele atravesar un cuadro
de angustia que no ayuda a su recuperación.
Por
eso lo primero que explico es que mi tratamiento no va a hacer desaparecer la
hernia o protusión. Mi objetivo es ayudarlo a recuperar y mejorar las
condiciones en que estaban esas estructuras, hoy inflamadas, antes de que
comenzara el dolor, aunque el deterioro discal ya se había producido.
Los
niveles vertebrales en donde suelen producirse las hernias son en general sitio
sobre exigidos por antecedentes traumáticos, posturales o laborales.
Mi
abordaje terapéutico radica en reconocer y restaurar la movilidad en
estructuras que han perdido movilidad y contribuyen a que estos discos
lesionados deban absorber mayores presiones y torsiones.
Esto
permitirá que la región se desinflame poco a poco aliviando el dolor. A largo
plazo el tratamiento pretende evitar los cuadros agudos que dejan a su paso más
deterioro de los tejidos.
Alcanzado
este objetivo comienza el control postural y muscular mediante ejercicios de
rehabilitación, luego elegir junto al paciente una actividad física que permita
mantener los logros obtenidos. Lic. Olga Garay
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