Presbítero, 04 de Mayo
Martirologio Romano: En
Varsovia, en Polonia, beato Ladislao de Gielniow, presbítero de la Orden de los
Hermanos Menores, que predicaba con fervor extraordinario la Pasión del Señor y
la celebraba con piadosos himnos. (1505)
Fecha de
beatificación: Culto
Confirmado por el Papa Benedicto XIV el 11 de febrero de 1750.
Ladislao nació en
Gielniow, en Polonia y fue bautizado con el nombre de Juan. Realizó los
estudios de filosofía y teología en Cracovia y tuvo dos ilustres condiscípulos:
San Juan Cancio y el Beato Simón de Lipnica. Sintiéndose llamado a la vida
religiosa, abandonó todo y entró en la Orden de los Hermanos Menores en el
convento de Cracovia. El 1 de agosto de 1457, después del año de noviciado,
tuvo la dicha de emitir su profesión religiosa, y después de algunos años de
intensa preparación fue consagrado sacerdote. Se dedicó a la predicación con
tanto celo, que emuló a sus santos y gloriosos cohermanos de su tiempo.
Recorrió ciudades y pueblos anunciando por doquier el reino de Dios. Su
elocuencia viva y atrayente era glorificada por la santidad y los prodigios.
Las turbas se apretujaban en torno a su púlpito y volvían a tomar el camino de
la virtud.
Elegido varias veces
Ministro provincial, visitó a pie los 24 conventos que le estaban sometidos;
estuvo dos veces en Italia, donde tomó parte en el Capítulo general de la
Orden. Al volver a su patria predicó asiduamente por ocho años y escribió obras
religiosas, poesías y cantos. Compuso las «Ordenaciones» de su Provincia, que
fueron aprobadas el 28 de mayo de 1498 por el Capítulo general de Urbino.
Durante su gobierno envió misioneros a Lituania y Rusia, para convertir a los
herejes y cismáticos. Fueron numerosas las conversiones.
La seráfica pobreza
de Ladislao era grande: se contentaba con lo necesario, quería conventos,
hábitos y dotación que no desdijeran de la vida franciscana. Predicaba con
tanto fervor las verdades de la fe, que parecía un San Antonio de Padua
redivivo. Después de sus predicaciones se ejecutaban cantos religiosos
compuestos y musicalizados por él mismo.
Polonia, católica
por excelencia, siempre ha tenido que sufrir en su historia. También entonces
por guerras promovidas por las naciones limítrofes vivía horas de
desgarramiento. El Beato Ladislao, para atraer la protección divina sobre su
patria, predicaba al pueblo la penitencia y organizaba procesiones
penitenciales.
Devotísimo de la
Santísima Virgen, inculcaba la recitación diaria de la corona franciscana. El
pueblo acudía devoto a esta práctica. La Virgen Santa demostró su gratitud
apareciéndosele varias veces y dándole en brazos al Niño Jesús. El viernes
santo de 1505, mientras predicaba la pasión de Cristo, al llegar a la
descripción de la flagelación, entró en éxtasis. El pueblo admiraba
entusiasmado al santo religioso que, apenas vuelto en sí, sintió que se le
acababan las fuerzas. Era este el anuncio de la muerte cercana. Después de un
mes de sufrimientos soportados con resignación, expiró serenamente el 4 de
mayo. Por su intercesión se obtuvieron gracias y curaciones. Se cuenta entre
los patronos de Polonia y Lituania.
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