La pandemia del coronavirus está poniendo en jaque
a la humanidad. Con el paso de los días y tras el anuncio de la cuarentena
obligatoria en Argentina y en otros países como Italia o España, el
confinamiento lleva a un cambio de hábitos que pueden provocar un malestar
tanto físico como psicológico.
El mensaje fue claro: toda la población debe
permanecer en sus casas. Si bien hay excepciones, hay una porción de la
población a la que la cuarentena obligatoria puede afectar más que a otros: los ancianos.
“El hecho de estar en confinamiento es un cambio
importante para los individuos, ni hablar para los abuelos. La tercera edad es
una población más vulnerable, por eso es
vital que se tomen medidas prontas en cuanto a la estimulación de las
mismas para que no los afecte e impacte negativamente en sus vidas”, dijo a Infobae
Pablo Bagnati, médico psiquiatra del servicio de neurología del Fleni.
El especialista explicó que la generación que hoy transita la tercera edad suele tener una actitud
‘espartana’ para resistirse a ciertos cambios pero que también puede
desarrollar conductas de aislamiento que se amplifican demasiado por el
confinamiento obligatorio, lo que puede llegar a ser peligroso. “Por suerte hoy
contamos con tecnologías que permiten una mayor conexión social que se
encuentran al alcance de la mano y posibilitan un acercamiento a esa persona en
todo momento”, explicó Bagnati.
En este contexto, el profesional recomendó promover
conductas resilientes como retomar lecturas postergadas, terminar una serie o
simplemente reponer fuerzas en el sillón y así estimular lo conductual. “Es
importante ser cautelosos con la sobreinformación, ya que tantas noticias como
cantidad de muertos, infectados y demás cuestiones relacionadas que sobrepasan
los límites necesarios y ponen a la persona en un estado de alerta continuo
desgastando el bienestar psíquico”, apuntó el profesional.
El hecho del confinamiento es similar a vivir un
duelo, ya que aunque sea algo transitorio, de acuerdo al profesional, las
personas atraviesan un proceso similar: “En la primera etapa se enojan y hasta
pueden tener ira. En la segunda pueden pasar por un poco de depresión y
finalmente se supera cuando se empieza a valor más lo que tiene a su alrededor
de lo que el encierro le privó”.
En cuanto a los hábitos a los que ‘invita’ la
cuarentena, el especialista también apuntó a los hábitos sedentarios y que es
importante evitarlos a toda costa: “El encierro nos lleva a abandonar en muchos
casos los buenos hábitos alimenticios, el ejercicio físico y también mental por
eso es importante no perder el equilibrio y tener en cuenta que la cuarentena
es un factor sostenido en el tiempo y hay que volver de a poco a la rutina”.
“Es importante que el entorno de la persona mayor
tenga un mensaje positivo para darle a ese abuelo o abuela, no sobreinformarlos
ni tener una actitud alarmista sobre el tema. Por otro lado, siempre recomendar
que si la persona está con algún síntoma, la cuarentena no significa no
concurrir al médico, estar muy atentos”, enfatizó el profesional.
A pesar de que la tercera edad es una población más
estoica y acostumbrada a estar solos o a pasar más tiempo con menos estímulos,
es una población de riesgo a la que, según el especialista, debemos estar
atentos ya que el peligro está en que tienden a aislarse, a ser sedentarios por
eso es vital el rol del entorno para con esto. AD’A
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