1.
Tomemos siempre tiempo para nosotros mismos, por lo menos 30 minutos diarios.
2.
Estemos al tanto de nuestro medidor de estrés, sepamos cuando dar un paso atrás
y tomarlo con calma.
3.
Concentrémonos en controlar nuestra propia situación, sin controlar a nadie
más.
4.
Ejercitarnos diariamente quemará los químicos del estrés.
5.
Comamos mucha fruta fresca, vegetales, pan y agua, démosle a nuestro cuerpo lo
mejor para que rinda al máximo.
6.
Perdonemos a los demás, no guardemos rencor, y seamos tolerantes—no todos son
tan capaces como nosotros.
7.
Ganemos perspectiva sobre las cosas, ¿cuán importante es un asunto?
8.
Abrazos, besos y risa… divirtámonos y no temamos compartir nuestros
sentimientos con otros.
9.
Identifiquemos los factores estresantes y planeemos mejorar la forma de
enfrentarlos la próxima vez.
10.
Juzguemos realísticamente nuestro rendimiento; evitemos metas más allá de
nuestro alcance.
11.
Mantengamos una actitud positiva… nuestra perspectiva puede influir en los
resultados y en la manera como los demás nos tratan.
12.
Limitemos el uso de estimulantes… afectan nuestra percepción y conducta.
13.
Manejemos bien nuestro dinero, busquemos asesoramiento y ahorremos al menos el
10% de lo que ganamos.
14.
“No” es una palabra que necesitamos aprender a usar sin sentirnos culpables.
15.
Las actividades al aire libre ya sean por nuestra cuenta o con amigos y
familiares, pueden ser una gran manera de relajarnos.
16.
Escuchemos nuestra música favorita en vez de ver televisión.
17.
Dejemos de fumar; estresa nuestros cuerpos diariamente sin mencionar que nos
mata.
18.
Nuestras relaciones: cultivémoslas y disfrutémoslas, aprendamos a escuchar más
y hablar menos.
19.
Durmamos bien, con un colchón firme y una almohada de apoyo; no nos
sobrecalentemos y permitamos mucha ventilación.
20.
Regalémonos una vez a la semana un masaje, una cena fuera, una película… la
moderación es la clave.
21.
Comprendamos las cosas desde la perspectiva de los demás.
22.
Verifiquemos la información de las fuentes antes de explotar.
23.
Preocupémonos menos, en realidad no hace que las cosas se completen mejor o más
rápido.
24.
Tomemos un retiro regular a nuestro lugar favorito, hagamos a los feriados
parte de nuestro plan y presupuesto anual.
25.
Fijémonos metas anuales… planeemos lo que queremos lograr basado en nuestras
prioridades en nuestra carrera, relaciones, etc.
26.
Entusiasmémonos la vida… cada día es un don, sonriamos y estemos agradecidos de
que somos parte del cuadro más grande.
No cabe duda que vivimos en una sociedad occidental
moderna caracterizada por el stress.
Tal pareciera ser el azote del siglo veinte… ¡que se pasó al veintiuno!
Por todos lados escuchamos y leemos de las consecuencias que una vida estresada
en extremo tiene sobre nuestra salud.
Por ese motivo—y aunque estoy convencido de que
aprender a descansar en Dios es la mejor alternativa a la vida estresada—les
comparto estos consejillos que, aunque de origen desconocido, no dejan de
potencialmente traer sabiduría en cuanto al tema a nuestras vidas. RI
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