Santo del NT, 25 de Marzo
Elogio:
Conmemoración
del santo ladrón, que en la cruz reconoció a Cristo, y de Él mereció oír: «Hoy
estarás conmigo en el Paraíso».
Patronazgos: patrono de los camioneros; protector de los condenados a muerte; para
pedir una buena muerte.
En la
suposición de que Nuestro Señor fue crucificado el 25 de marzo, el Martirologio
Romano, en este día, contiene la siguiente relación: “En Jerusalén, la conmemoración
del santo ladrón que confesó a Cristo en la cruz y mereció oír de Él las
palabras: “Este día estarás conmigo en el paraíso”. No sabemos más de su
historia que lo contenido en los pocos versículos dedicados a él por el
evangelista San Lucas; pero, como en el caso de la mayoría de los otros
personajes nombrados en los Evangelios, tales como Pilato, José de Arimatea,
Lázaro, Marta, pronto se compuso un relato que situó al ‘buen ladrón’ en lugar
eminente en la literatura apócrifa de los siglos primitivos. En el ‘Evangelio
de la Infancia’ de los árabes, se nos relata cómo, en la ruta de la huida a
Egipto, la Sagrada Familia fue asaltada por ladrones. De los dos jefes llamados
Tito y Dumaco, el primero, movido a compasión, pidió a su compañero que dejara
pasar a aquellas gentes sin molestia y, al rehusarse Dumaco, Tito lo sobornó
con cuarenta dracmas para que los dejara en paz. Entonces, la Santísima Virgen
le dijo a su benefactor: “El Señor Dios te sostendrá con su diestra y te concederá
la remisión de tus pecados”. Y el Niño Jesús también intervino y dijo: “Dentro
de treinta años, madre, los judíos me crucificarán en Jerusalén y estos dos
ladrones serán crucificados conmigo, Tito a mi derecha y Dumaco a mi izquierda
y, a partir de ese día, Tito me precederá en el paraíso”. Este relato, junto
con otros, encontró popular aceptación entre la cristiandad occidental. Aunque
los nombres más comúnmente dados a los ladrones fueron los de Dimas y Gestas,
también encontramos los de Zoatan y Camata y aún otros diversos. Ese
sentimiento genuino de devoción fue algunas veces evocado, ya que el instante
del perdón del buen ladrón en la cruz parece figurar en la visión de San
Porfirio (c. 400).
Encontramos a
los dos ladrones representados en cuadros de la crucifixión, desde tiempos muy
remotos, como por ejemplo, en el manuscrito de Ciríaco, ilustrado por Rábulas,
en 586, conservado en la Biblioteca Lorenciana en Florencia. Las palabras del
buen ladrón: “Señor, acuérdate de mí cuando estés en tu reino”, se han adaptado
a un uso muy solemne en la misa bizantina, al ‘gran principio’ de ella y a la
comunión de los ministros y el pueblo.
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