Uno de los momentos que más disfrutamos cada día es la hora de la comida.
En cada comida podemos hacer memoria
del amor de Dios que se ocupa de nosotros: “Mirad las aves del cielo,
que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial
las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?” (Mt 6,26) y que hizo criaturas tan bellas, tan variadas y tan
sabrosas para que nosotros las disfrutáramos. La comida puede ser un momento de alabanza o de pecado, de
egoísmo y presunción o de generosidad,
gratitud y de testimonio de la propia fe.
Hacer memoria del amor de Dios en
las comidas y bendecirlo
Es muy bello ver matrimonios, familias, grupos de amigos o personas solas
rezar en un lugar público antes de comer. Para muchas familias o grupos de
amigos es la única oportunidad de rezar juntos. Es un modo de hacer presente a Dios en medio de la jornada,
de avivar la conciencia de que todos somos hermanos hijos del Padre eterno, de
reconocer públicamente su bondad y de proclamar nuestra fe con alegría.
Jesucristo nos enseñó a pedir al Padre que nos dé nuestro pan de cada día.
A Dios le pertenece el mundo y todo cuanto contiene (cf Sal 24,1) y como
buen Padre provee a sus hijos de lo necesario para su sustento.
Nosotros, al sentarnos a la mesa, reconocemos su bondad, le damos gracias, lo
bendecimos y le pedimos nos bendiga y bendiga los alimentos que vamos a tomar.
Ojalá que se mantenga viva esta costumbre que ayuda a fundir de manera
sencilla el amor humano y el amor divino, lo temporal y lo eterno, las
criaturas y el Creador, los deleites de esta vida y el gran banquete que nos espera en la vida eterna.
Jesucristo
nos enseña a bendecir al Padre al tomar los alimentos
Para el pueblo judío la bendición antes de la
comida es una expresión fundamental de su religiosidad. Jesús mismo nos enseñó
a rezar al inicio de la comida; Él oró y dio gracias antes de la
multiplicación de los panes: “Tomó Jesús los cinco panes y los dos peces,
levantó los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los
iba dando a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Asimismo repartió
los dos peces entre todos” (Mc 6,41).
Y también lo hizo en la última cena: “Jesús tomó el pan, pronunció la
bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos” (Mc 26,26).
La
bendición va dirigida a Dios
La bendición, antes que a los alimentos, va
dirigida sobre todo a Dios. Podemos estar seguros de que Jesús lo haría a
diario con José y María, también cuando visitaba a sus amigos en Betania, de
camino en las posadas y en el campo con los apóstoles.
La gratitud nos
sensibiliza ante los dones recibidos, aún aquellos que han sido resultado de nuestro esfuerzo. Podemos estar
sanamente satisfechos de lo que hemos conseguido, pero reconociendo siempre que
todo nos viene de Dios, que ha sido Él quien hizo prosperar las obras de
nuestras manos. (cf Sal 89)
Oraciones de bendición antes de
tomar los alimentos
Ofrezco estas cuatro oraciones de bendición de Dios y de los alimentos:
1. Señor Dios, te damos gracias porque nos haces partícipes de tus maravillas;
te alabamos por los dones de tu amor y te bendecimos por la amistad que nos
concedes vivir en torno a esta mesa. Que esta comida en sencillez de corazón y
en alegría sea profecía del banquete del reino. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
2. Bendícenos Señor y bendice estos alimentos que dados por tu bondad vamos a
recibir, por Cristo Nuestro Señor.
3. Señor, bendice estos alimentos que recibimos de tu generosidad. Da pan a
los que tienen hambre y hambre de Dios a los que tienen pan.
4. Bendícenos Señor, bendice los alimentos que vamos a recibir y a quienes los
han preparado, da pan a quienes no lo tienen y concédenos sentarnos contigo en
el banquete celestial.
Puede usarse siempre la misa fórmula o decir una oración espontánea. La
oración espontánea ayuda a avivar la frescura y la autenticidad del encuentro
con Dios y a no caer en la rutina. O primero puede hacerse la oración
espontánea y en seguida la bendición ordinaria.
¿Cómo se hace la bendición al
tomar los alimentos?
Cualquiera de los comensales puede pronunciar la oración de
bendición. Ojalá que muchas veces
la haga el papá, transparencia
de nuestro Padre del cielo, protector y proveedor, sabiendo que la
fuerza del testimonio ante sus hijos es de las lecciones más poderosas que
puede dejarles para toda la vida.
En muchos hogares se tiene la costumbre de leer después de la bendición un
versículo de la Sagrada Escritura. Para ello, hay mamás que se han dado a la
tarea de imprimir 365 tarjetas con frases bíblicas y tenerlas al centro de la
mesa, otros tienen una Biblia a la mano y la van leyendo progresivamente,
teniendo en cuenta los tiempos litúrgicos para leer pasajes adecuados en
Adviento, Cuaresma y Semana Santa, Pascua y Pentecostés.
Al terminar de comer normalmente tenemos un momento de calma, a veces una
larga sobremesa… Es buen momento para celebrar la convivencia tenida y el gusto
de los alimentos recibidos y bendecir a Dios por ello. Antes de ponerse de pié
puede hacerse una breve oración de
acción de gracias o simplemente la señal de la cruz. ES
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