No dudamos que el ‘día de esto y el día del otro’ sea un buen invento comercial, pero si hay Día de la madre pues lógicamente debe haber Día del padre.
Vemos con gusto que en los medios de comunicación para este día del padre hay unos mensajes estupendos y educativos y algunos, aunque suene cursi, tienen ciertos matices que nos ponen un nudo en la garganta.
¿Y quién es ese hombre al que le decimos padre? Ese hombre es el que un día nos miró con asombro en sus ojos, aún muy jóvenes, y no se atrevió a levantarnos en sus brazos porque le pareció que sus manos eran demasiado grandes y rudas para una ‘cosa tan chiquitina y frágil’ pero su corazón latió de prisa y supo que desde ese momento su vida ya no sería igual.
Ese hombre es el que se pasaba grandes ratos mirando y velando el sueño apacible de ‘su niña o su niño’ y cuando crecimos un poco nos apretó contra su pecho y nos hizo ‘caballito’ sobre sus rodillas para oír nuestro reír.
Ese hombre, un día, con el corazón inexplicablemente angustiado nos llevo de la mano por primera vez al colegio y más tarde nos llevó de vacaciones y nos enseñó mil cosas que él sabía y aprendimos a amar a Dios porque nos dio su testimonio de hombre cristiano y practicante, siendo esa la mejor herencia que nos pudo dejar, y nos quiso proteger de todos los males de la vida, hasta del viento, pero entendió que sus brazos, después de habernos estrechado fuertemente... tenían que abrirse para dejarnos ir...
Ese hombre para el que siempre fuimos ‘su chiquita o su chiquito’, aunque ya nos hayamos hecho, con el paso de los años, hombres y mujeres.
Ese hombre que en el taller, en su puesto de obrero, de vendedor, en la oficina, en el consultorio, en el puesto de alta empresa... pasa muchas horas de trabajo fuerte y responsable, de tensión y esfuerzo, sabe en su interior que hay algo que lo empuja y lo sostiene a la vez y es el saber que al llegar al hogar, hay voces queridas que lo llamarán: - ‘papá’.
Ese hombre tan duro y a la vez tan tierno, ese hombre que toda su vida fue de trabajo honrado, honesto y fiel, ese hombre que supo ser el timón de la nave de su hogar y que solo su presencia nos llenaba de seguridad, amor, tranquilidad y paz por ser un hombre de bien, un hombre bueno, ese hombre es mi padre… o fue mi padre.
Ojalá muchos hijos puedan decir llenos de orgullo y amor en este día del padre: - Si, ¡ese hombre es mi padre!
Felicidades a todos los padres, y a todos los que todavía les dicen “Papá”, en este día. MEdeA
No hay comentarios.:
Publicar un comentario