Texto del Evangelio (Mc 7,31-37): En aquel tiempo, Jesús se marchó de la región de
Tiro y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la Decápolis.
Le presentan un sordo que, además, hablaba con dificultad, y le ruegan imponga
la mano sobre él. Él, apartándole de la gente, a solas, le metió sus dedos en
los oídos y con su saliva le tocó la lengua. Y, levantando los ojos al cielo,
dio un gemido, y le dijo: «Effatá», que quiere decir: ¡Ábrete!
Se abrieron
sus oídos y, al instante, se soltó la atadura de su lengua y hablaba correctamente.
Jesús les mandó que a nadie se lo contaran. Pero cuanto más se lo prohibía,
tanto más ellos lo publicaban. Y se maravillaban sobremanera y decían: «Todo lo
ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos».
«Todo lo ha hecho bien»
Comentario: Rev. D. Joan MARQUÉS i
Suriñach (Vilamarí, Girona, España)
Hoy, el Evangelio nos presenta
un milagro de Jesús: hizo volver la escucha y destrabó la lengua a un sordo. La
gente se quedó admirada y decía: «Todo lo ha hecho bien» (Mc 7,37).
Ésta es la biografía de Jesús
hecha por sus contemporáneos. Una biografía corta y completa. ¿Quién es Jesús?
Es aquel que todo lo ha hecho bien. En el doble sentido de la palabra: en el
qué y en el cómo, en la sustancia y en la manera. Es aquel que sólo ha hecho
obras buenas, y el que ha realizado bien las obras buenas, de una manera
perfecta, acabada. Jesús es una persona que todo lo hace bien, porque sólo hace
acciones buenas, y aquello que hace, lo deja acabado. No entrega nada a medias;
y no espera a acabarlo después.
Procura también tú dejar las
cosas totalmente listas ahora: la oración; el trato con los familiares y las
otras personas; el trabajo; el apostolado; la diligencia para formarte
espiritual y profesionalmente; etc. Sé exigente contigo mismo, y sé también
exigente, suavemente, con quienes dependen de ti. No toleres chapuzas. No
gustan a Dios y molestan al prójimo. No tomes esta actitud simplemente para
quedar bien, ni porque este procedimiento es el que más rinde, incluso
humanamente; sino porque a Dios no le agradan las obras malas ni las obras
‘buenas’ mal hechas. La Sagrada Escritura afirma: «Las obras de Dios son
perfectas» (Dt 32,4). Y el Señor, a
través de Moisés, manifiesta al Pueblo de Israel: «No ofrezcáis nada
defectuoso, pues no os sería aceptado» (Lev
22,20). Pide la ayuda maternal de la Virgen María. Ella, como Jesús,
también lo hizo todo bien.
San Josemaría nos ofrece el
secreto para conseguirlo: «Haz lo que debas y está en lo que haces». ¿Es ésta
tu manera de actuar?
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