Compartir, ayudar y motivar son las prioridades de este blog, tratando de iluminar el camino de nuestros semejantes con nuestra pequeña luz interior, basados en tres pilares fundamentales: "Respeto, Humildad y Honestidad"
viernes, 30 de junio de 2023
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30 de Junio...
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jueves, 29 de junio de 2023
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Alimentos fáciles de digerir…
¿Hay un secreto para la felicidad?…
La vida no es fácil: reprobaste, te cortaron, el amor de tu vida no te hace caso. Sin una actitud positiva te lleva el tren. El optimismo ayuda a enfrentar todas las dificultades de la vida y podemos decir “al mal tiempo buena cara.” ¿Hay algún secreto para la felicidad? Bueno, tal vez nunca se pueda ser totalmente feliz, pero si eres optimista habrás dado un gran paso.
También de seguro tienes al clásico amigo pesimista que le ve la mosca en la sopa a todo y, claro, te acaba contagiando. Pero de seguro también conoces a alguien que no se deja caer y que en todo ve oportunidades.
El optimismo no borra los problemas, a veces las cosas simplemente no te salen. De hecho si todo saliera siempre bien no harían falta optimistas.
Cuando te das un frentazo, la frustración puede paralizarte. ¿Has pensado que muchos tropiezos se dan por hacer las cosas demasiado rápido o sin pensar? La experiencia sirve para aprender y rectificar. El optimista sabe que puede equivocarse, pero está dispuesto a corregir.
Una actitud sencilla y optimista no desmerita el esfuerzo o la iniciativa. ¡No eres Superman! No lo puedes todo, pero el optimista sale adelante siempre.
Pero mucho ojo: el optimista no es ingenuo ni se deja llevar por ideas prometedoras, procura pensar y considerar detenidamente todas las posibilidades antes de tomar decisiones. Si una persona desea iniciar un negocio propio sin el capital suficiente, sin conocer a fondo el ramo o con una vaga idea de la administración requerida, por muy optimista que sea seguramente fracasará en su empeño, ya que carece de las herramientas y fundamentos esenciales para lograrlo.
También a veces inventamos una realidad falsa para hacernos la vida más fácil y cómoda. Tú mismo lo has vivido en carne propia cuando no estudias para los exámenes, esperando obtener la calificación mínima indispensable para el aprobar (más de 6 es vanidad); se trata de un falso optimismo que no funciona. (Luego andas limosneando décimas para alcanzar el ansiado 6).
Podría pensarse que el optimismo nada tiene que ver con el resto de las personas, sin embargo, este valor nos hace tener una mejor disposición hacia los demás: cuando conocemos a alguien esperamos una actitud positiva y abierta. Si nuestras expectativas no se cumplen, lo mejor es pensar que las personas pueden cambiar, aprender y adaptarse con nuestra ayuda. El optimista reconoce el momento adecuado para dar aliento, para motivar, para servir.
El paso hacia el verdadero optimismo requiere una disposición más entusiasta y positiva, es tanto como darle la vuelta a una moneda y ver todo con una apariencia distinta:
• Analiza las cosas a partir de los puntos buenos y positivos, seguramente con esto se solucionarán muchos de los inconvenientes. Curiosamente, no siempre funciona igual a la inversa.
• Haz el esfuerzo por dar sugerencias y soluciones, en vez de hacer críticas o pronunciar quejas.
• Procura descubrir las cualidades y capacidades de los demás, reconociendo el esfuerzo, el interés y la dedicación. Esto es lo más justo y honesto.
• Aprende a ser sencillo y pide ayuda, generalmente otras personas encuentran la solución más rápido.
• No hagas alarde de seguridad en ti mismo tomando decisiones a la ligera, considera todo antes de actuar pues las cosas no se solucionan por sí mismas. De lo contrario es imprudencia, no optimismo.
Recuerda siempre que no es más optimista el que menos ha fracasado, sino quien ha sabido encontrar un estímulo para superarse en lo adverso. Todo requiere esfuerzo y el optimismo es su manifestación más clara, de esta forma, las dificultades y contrariedades dejan de ser una carga. R
Día litúrgico: Viernes XII (A) del tiempo ordinario
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miércoles, 28 de junio de 2023
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José Gregorio Hernández Cisneros, Beato
Se inscribió
en la Tercera Orden Regular de San Francisco y se comprometió a ayudar a los
más necesitados, por lo que fue llamado ‘el médico de los pobres’. Sintiendo la
vocación a la vida consagrada contemplativa, en 1908 ingresó en la Cartuja de
Farneta (en Lucca, Italia) pero, por motivos de salud, tuvo que abandonarla a
los nueve meses, regresando a Caracas. En 1913 comenzó a prepararse para el
sacerdocio pero, mientras estaba en el Colegio Pío Latinoamericano de Roma, le
sobrevino una pleuresía y un ataque de tuberculosis. De regreso a su tierra
natal, se dedicó definitivamente a la profesión médica.
Murió en
Caracas (Venezuela), el 29 de junio de 1919, víctima de un accidente
automovilístico, cuando se dirigía a visitar a un enfermo.
Su figura es
extraordinariamente popular en Venezuela, y es normal que muchos niños reciban
el nombre de José Gregorio en honor a él. Paradójicamente, algunas de las
formas que adoptó la devoción popular hacia él retrasaron su proceso de
beatificación, iniciado en 1949. El doctor Leopoldo Briceño-Iragorry, de la
Academia Nacional de Medicina de Venezuela, explica que “en parte del pueblo
hay una visión distorsionada de su figura, que se ha asociado con rituales de
santería y ha sido aprovechada por algunos charlatanes, lo que hizo demorarse
la beatificación”.
El milagro para la beatificación
El decreto sobre
la heroicidad de las virtudes fue promulgado el 16 de enero de 1986, pero aun
no estaba constatado el milagro necesario para el fin del proceso. Para la
beatificación de José Gregorio Hernández Cisneros, la Postulación de la Causa
presentó al examen de la Congregación la supuesta curación milagrosa, atribuida
a su intercesión, de una niña que padecía ‘muy grave traumatismo
craneoencefálico con herida craneoencefálica por arma de fuego’. El hecho tuvo
lugar el 15 de marzo de 2017 en Venezuela. La pequeña, nacida en 2006, la tarde
del 10 de marzo de 2017, mientras viajaba con su padre en una scooter, fue
víctima de un robo a mano armada. La pequeña fue alcanzada en la cabeza por
unos disparos de un rifle de caza, desde una distancia de 2 metros, provocándole
una herida craneoencefálica. Rescatada por su madre, fue transportada en un
pequeño bote a motor al hospital, donde llegó unas cuatro horas después de su
lesión. Le diagnosticaron una fractura parietal derecha con múltiples
fragmentos óseos y metálicos dentro del tejido cerebral. Posteriormente, se
notó un evidente empeoramiento de las condiciones neurológicas. Por diversas
dificultades, el neurocirujano pudo visitarla solo 48 horas después del
traumatismo, constatando “fuga de material cerebral a través de las heridas
craneales provocadas por múltiples armas de fuego”. Ese mismo día se decidió
trasladarla a una clínica privada, donde la pequeña fue sometida a una delicada
neurocirugía. Los médicos informaron a la madre que, si la niña pasaba la operación,
quedaría con trastornos neurológicos y discapacidades. Sin embargo, el 15 de
marzo de 2017 hubo una mejora repentina e inesperada. El 30 de marzo fue dada
de alta en buen estado de salud y sin déficits neurológicos y cognitivos. La
artífice de la advocación al Venerable Siervo de Dios José Gregorio Hernández
Cisneros fue la madre de la niña. Después de enterarse del gravísimo estado de
su hija, comenzó a invocarlo para que intercediera por la curación. Su familia
y otras personas se sumaron a sus invocaciones.
Cómo lidiar con la fatiga diaria…
¿Cuál es el poder de la oración ante la Eucaristía?…
En la órbita del Sol Eucarístico
En momentos de fuerte sufrimiento moral, de soledad, duda o
confusión, la mayoría de nosotros, si no todos, sentimos una atracción especial
hacia Cristo Eucaristía. Y es que Cristo está allí realmente presente en el
Sagrario y como Dios que es, nos conoce y nos llama.
Para eso se quedó con nosotros, para ser compañero de camino,
consuelo, alimento, luz y guía. La experiencia nos demuestra cómo después de
esas visitas al Santísimo salimos de la capilla en paz. Tantas veces llegamos
con el espíritu descompuesto y rebelde y después de quince minutos frente a Él
recobramos la paz. No hicimos nada, simplemente estuvimos en su presencia,
‘expuestos al Sol’. Y Él hizo su labor. Sólo necesitaba tenernos delante,
rendidos con fe en su presencia, como la hemorroísa: “Con que toque la orla de tu manto quedaré sana…” (cf Mt 9,21). No
es magia, es la fuerza transformante del amor de Dios.
En muchos libros y predicaciones, al hablar de la unión con
Dios y de la búsqueda de la perfección, se insiste en los medios que el hombre
debe poner para lograr progreso espiritual: los actos de piedad, los ejercicios
espirituales, los métodos de oración, etc. y da la impresión de que la acción
de Dios se deja en segundo lugar. Pero el progreso en la oración es gracia, don
de Dios. La acción principal es la que pone Dios. El “espíritu que da vida” (1 Cor 15,49) es Él, y a Él lo recibimos
por los sacramentos que son la fuente de la vida espiritual.
Alimento espiritual
Al comer, el sistema digestivo transforma el alimento en
nuestro mismo cuerpo. En el caso de la Eucaristía, al recibirla como alimento
es Cristo quien nos transforma en sí mismo. Nos va haciendo como Él.
Para hablarnos de la unión con Él, Cristo nos propone la
parábola de la vid y los sarmientos (cf
Jn 15, 1-8). Para visualizar la imagen, ayudan los iconos que representan
esta parábola. Se ve cómo la cepa, que es Cristo, alimenta los sarmientos con
su savia. Esa savia, energía o vida que nos transmite la hostia consagrada lo
hace en virtud de la presencia real de Cristo en ella, en cuerpo, alma y
divinidad. Allí está Cristo entero escondido con todo su poder de Dios (cf. Catecismo 1374).
Cuando comemos su cuerpo y bebemos su sangre, crece su
presencia espiritual en nosotros, el amor va creciendo, nos va transformando y
modelando, haciéndonos más y más semejantes a Él, manteniéndonos en vida
espiritual.
La Eucaristía es vida, es “el
pan vivo bajado del cielo” (Jn 6, 51) “Si no comiereis la carne del Hijo del
hombre y no bebiereis su sangre no tendréis vida en vosotros” (Jn 6,54). “Mi
carne verdaderamente es comida, y mi sangre verdaderamente es bebida. Quien
come mi carne y bebe mi sangre mora en mí y yo en él (Jn 6,56-57).
Cuanto más nos expongamos al
calor del Sol, mejor
El maestro de oración es Cristo, aquel a quien buscamos en la
oración es a Cristo. Por eso, si queremos mejorar nuestra comunicación con Dios
lo mejor que podemos hacer es frecuentar a Cristo Eucaristía, visitarle y
recibir la comunión. Hacer la meditación diaria en su presencia es excelente
opción. Y así, poco a poco, será más grande nuestra unión con Él, toda nuestra
persona se irá modelando conforme a Su imagen. Este es el poder de la oración
ante Cristo Eucaristía.
“Podría decirse que la vida eucarística conduce a una transformación
de toda la sensibilidad, permitiendo la aparición de los sentidos espirituales:
la vista se transforma por la contemplación, el gusto se hace capaz de percibir
las realidades espirituales y la dulzura de Dios, el olfato siente el aroma de la
divinidad” (cfr. Teología espiritual, Charles André Bernard). ES