Una clave para vivir hasta los 100 años se podría
encontrar en los virus que viven en los intestinos de los centenarios.
“Esta instantánea de cómo el viroma interactúa con los
microbiomas intestinales podría decirnos cómo evoluciona la ecología microbiana
y viral a lo largo de la vida de una persona” planteó Ramnik Xavier,
director de inmunología y codirector del programa de enfermedades infecciosas y
microbioma del Instituto Broad del MIT (Instituto de Tecnología de
Massachusetts), en Cambridge, Massachusetts.
“Esto ofrece un punto inicial importante para
descubrir los mecanismos subyacentes de cómo el ecosistema intestinal mantiene
la salud”, señaló Xavier en un comunicado de prensa de la revista Nature Microbiology.
El viroma es el conjunto de virus en el intestino,
mientras que el microbioma es la comunidad de microorganismos.
Los investigadores estudiaron a casi 200 personas en
Japón y Cerdeña, y encontraron que los centenarios tenían una mayor diversidad
de bacterias y virus en los intestinos, que podrían ayudar a protegerlos de las
enfermedades infecciosas. Sus virus intestinales aumentaban la capacidad de las
bacterias intestinales saludables de descomponer el sulfato, lo que podría
ayudar a combatir las infecciones bacterianas.
Esto amplía las evidencias existentes de que a medida
que las bacterias, los virus y los hongos intestinales interactúan, también
desempeñan un importante rol en la prevención de las afecciones relacionadas con
la edad, explicaron los autores del estudio.
Anteriormente, un equipo dirigido por Xavier encontró
que las bacterias intestinales de los centenarios producían unos ácidos
biliares inusuales que podrían ayudar a prevenir las infecciones.
Otros investigadores han encontrado que los virus que
infectan a las bacterias tienen un efecto en la cognición (el pensamiento) y en
la memoria de los ratones. Pero todavía se desconoce qué rol tienen los virus
en los intestinos y el envejecimiento de los humanos, en parte porque el ADN
viral puede ser difícil de extraer a partir de muestras complejas.
En este estudio, los investigadores aplicaron un marco
basado en el aprendizaje profundo, para analizar la información viral del ADN
presente en muestras complejas, como las heces.
Los investigadores compararon los viromas de adultos
jóvenes de a partir de 18 años, adultos mayores de más de 60 años, y
centenarios de a partir de 100 años, de conjuntos de datos ya publicados en
Japón y Cerdeña. Ambos lugares tienen unas cantidades inusualmente altas de
centenarios. HD
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