Un reciente estudio científico
comprobó que los lazos sociales son fundamentales para gestionar las
situaciones de tensión, lo que implica un mejor funcionamiento fisiológico de
los distintos sistemas del organismo.
Las relaciones sociales
influyen en la salud física, pero quedan dudas sobre la naturaleza de esta
conexión. Por ejemplo, la investigación previa solo ha comenzado a dilucidar
cómo las relaciones contribuyen a los procesos psicológicos y fisiológicos
relevantes para la salud en la vida cotidiana. Además, aunque diversas
investigaciones han hecho hincapié en la importancia de los aspectos positivos
y negativos de las relaciones y su aporte a la salud física, poca investigación
ha examinado simultáneamente cómo cada uno de estos aspectos contribuye de
manera única a los procesos relevantes en la vida cotidiana
Nuestra investigación, que
acaba de publicarse en Psicología Social y Ciencias de la Personalidad, sugiere
que la forma en cómo las personas se sienten acerca de sus relaciones cercanas
puede estar afectando la forma en que funciona su cuerpo.
Estudios previos a menor
escala han examinado la conexión entre el conflicto o la satisfacción de las
relaciones con los niveles de estrés y la presión arterial. Esta nueva
investigación examina los efectos de las experiencias de vínculos positivos y
negativos en el cuerpo, así como también cómo estas experiencias y los
resultados de salud cambian día a día.
Tanto las experiencias
positivas como las negativas en nuestros lazos sociales contribuyen al estrés
diario y a la forma en la que lo gestionamos y en sus manifestaciones físicas,
expresadas en la presión arterial y el ritmo cardíaco. Además, no es solo cómo
nos sentimos acerca de nuestras relaciones en general lo que importa; los
altibajos también son importantes.
El seguimiento de las conexiones
Por el transcurso de tres
semanas, 4005 participantes completaron registros diarios a través de su
teléfono o reloj inteligente, brindando evaluaciones de su presión arterial,
frecuencia cardíaca, estrés y afrontamiento.
Cada tres días, las mismas
personas también compartieron reflexiones sobre su relación más cercana,
detallando sus experiencias positivas y negativas.
Del análisis de los datos, los
investigadores encontraron que, en promedio, las personas con más experiencias
positivas y menos experiencias negativas informaron menor estrés, mejor
afrontamiento y reactividad de la presión arterial sistólica, lo que conduce a
un funcionamiento fisiológico superior en la vida diaria.
Por el contrario, la variabilidad,
o los altibajos cotidianos surgidos de las experiencias negativas en los
vínculos, como los conflictos, fueron especialmente predictivos de resultados
negativos en los mismos índices.
Una implicación más amplia de
este estudio redunda en la importancia de considerar cómo los factores
estresantes externos, como la pandemia, pueden afectar las relaciones de las
personas y, por lo tanto, su salud física. Desde la aparición del COVID-19, los
lazos se han enfrentado a desafíos, turbulencias y cambios sin precedentes. Lo
que puede tener implicaciones para la salud no solo por el virus en sí, sino
también indirectamente como resultado del impacto que tiene en las relaciones
de las personas.
Es decir, la pandemia ha
creado una tensión considerable, turbulencia y variabilidad en los vínculos de
las personas, lo que puede alterar indirectamente el estrés, el afrontamiento y
la fisiología en la vida diaria, todo lo cual afecta el bienestar físico.
Este estudio no debe
interpretarse como prueba de que las experiencias de relación tienen efectos
fisiológicos. En cambio, los hallazgos contienen asociaciones de la vida diaria
que ilustran cómo las relaciones y la salud física a menudo se entrelazan.
Las conclusiones causales
deben reservarse para estudios experimentales. En el futuro, debe investigarse
más en profundidad nuestros resultados sobre como la presión arterial y la
reactividad del ritmo cardíaco para obtener una comprensión más completa de
cómo los vínculos pueden afectar la salud.
Sería útil examinar otros estados
fisiológicos, como las respuestas neuroendocrinas o del sistema nervioso
simpático, como resultado de las experiencias diarias de lazos positivos y
negativos, que pueden revelar diferentes patrones de asociaciones.
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